Una famosa legión de carros, los Áspides Voladores, se había ganado la reputación de ser letales con el arco incluso cuando los carros iban a gran velocidad. Tanta era su destreza que eran capaces de disparar a los campeones de las unidades enemigas antes de emprender el ataque de cabeza contra el enemigo.
Según la leyenda, los Áspides Voladores mataron a una horda demoníaca contando únicamente con la fe en los dioses de Nehekhara y la velocidad de sus carros. Poco después la traición de Nagash, se les encomendó una misión desconocida y fueron vistos por última vez adentrándose en el desierto. Los Áspides Voladores nunca regresaron, pero persiste el rumor de que están malditos y condenados a vagar por las arenas matando a todos los que encuentran.