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Alto Elfo príncipe dragón

Aethis el Portador del Fuego es un altivo Príncipe Dragón de Ulthuan, un valiente e implacable guerrero y un experto general en el campo de batalla. Se ha ganado el respeto como comandante entre los restantes nobles de Ulthuan, y fue una opción obvia cuando decidimos por unanimidad que los ejércitos de Ulthuan viajarían a Albión. Los Elfos irían en ayuda de la causa de los Arúspices tras comprobar que también era su propia causa.

Aethis es originario del montañoso reino de Caledor, al suroeste de Ulthuan. Es una tierra conocida por su ancestral poder y el lugar donde reposan las monturas de los poderosos Príncipes Dragón desde épocas remotas. Aethis se dispuso para emprender el viaje en cuanto tuvo noticias de la isla perdida. Además de sus hazañas perpetradas en la guerra que van más allá de toda comparación, su linaje Élfico percibe a Aethis como exaltado e impetuoso. Y mientras otros nobles Altos Elfos le admiran por su temperamento, los humanos (de cortas vidas comparada con la longevidad de los Altos Elfos), le consideran arrogante y calculador, frío y carente de emociones. Aethis reunió a sus tropas con rapidez, deseoso de llegar a Albión antes que las fuerzas de la Oscuridad acabasen por hacer converger allí su fuerza.

Los hermanos y primos de Aethis siempre han permanecido a su lado, y por ello se han unido a Aethis formando un potente regimiento de caballería pesada. Su armadura ancestral y decorada con dragones le convierte en un enemigo poderoso a la par que intimidatorio. Daramas, su inteligente hermano más joven, regresó a Caledor al finalizar sus estudios en el interior de la misteriosa Torre Blanca ( lugar donde se congrega el saber de la magia de los Altos Elfos) y decidió permanecer junto a su hermano. A Daramas le acompaña un regimiento de los Maestros de la Espada de Hoeth que habían jurado proteger al joven Daramas en sus combates junto a Aethis.

El poderoso Príncipe Dragón se internó al frente de sus tropas en las montañas el día anterior al previsto para hacerse a la mar. Tras atravesar túneles laberínticos y volcanes extinguidos bajo las montañas de Caledor, Aethis consiguó despertar al dragón azul Karnasyllae que había estado durmiendo desde épocas inmemoriales. El dragón escuchó sus palabras y para ayudar al Alto Elfo, decidió acompañarle a la tierra de Albión.

Las majestuosas naves de los Altos Elfos desplegaron sus velas y partieron desde el puerto de Lothern en Ulthuan con Aethis cabalgando sobre los vientos a lomos del poderoso dragón azul por encima de las nubes que se cernían . De pie sobre la cubierta de la nave que iba al frente de la flota se encontraba el Arúspice Cul que guió a la flota a través de la espesa niebla que rodeaba la isla de Albión. Mientras el sol se ponía sobre el horizonte, la flota se aproximaba hacia los escarpados arrecifes blancos de la misteriosa isla. Los penetrantes ojos de los Elfos presintieron la inconfundible amenaza de la Magia Oscura y sobre el rojizo cielo la silueta de una fortaleza de los Elfos Oscuros.

Los Altos Elfos de Aethis poseían un menor número de tropas de hostigadores que los Elfos Oscuros y las pesadillescas fuerzas del Caos, y tras las primeras escaramuzas, seguramente irían en aumento hasta convertirse en auténticas batallas campales. Por este motivo, Aethis había evitado enfrentarse en una batalla en campo abierto, prefiriendo asestar golpes rápidos para volver a replegarse antes de que el enemigo tuviese tiempo de reaccionar.

En un golpe contra los Elfos Oscuros se escuchó el estremecedor grito de un sinuoso dragón negro que apareció en medio de la tormenta por encima de las nubes, y que con unos colmillos afilados como agujas, clavó sus garras sobre el cuello de Karnasyllae. En el último momento, el dragón azul logró zafarse aunque el dragón negro había desgarrado uno de los lados del ancestral dragón. Mientras la poderosas criaturas se enfrentaban, Aethis invocó a los vientos contra el noble Elfo Oscuro que iba a lomos del dragón negro. Tras recibir un corte profundo en su mejilla, Aethis terminó con el frenético duelo hundiendo el delicado acero de su espada en la malla de la armadura del guerrero druchii.

El encolerizado dragón negro combatió con una furia desesperada mientras su jinete yacía sin vida colgando de la silla de montar. La criatura de naturaleza diabólica se vio ampliamente superada y, en poco tiempo, innumerables heridas recorrían todo su cuerpo. Se precipitó hacia las aguas del mar mientras su cola en forma de serpentina se contorsionaba por la agonía en un último intento de mantener su cabeza por encima de las olas. Sufrió mientras desaparecía sumergiéndose bajo las olas en las oscuras aguas y acabó estrellándose contra los traicioneros acantilados.

La férrea determinación de Aethis se había visto robustecida gracias a los golpes de sus hermanos. Con sus poderosos acompañantes y a los poderes mágicos de su hermano Daramas que habían aumentado a una velocidad increíble, el Príncipe Dragón está siendo un aliado de gran valor para los Arúspices de Albión. Los poderes oscuros moviéndose contra la defensa de la isla le han identificado como una espina particularmente dolorosa para sus ejércitos, y llegan rumores de que un grupo de asesinos desconocidos se acercan al altivo Príncipe Dragón a la espera del momento adecuado para atacarle.

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