Alcadizaar el Conquistador es considerado por algunos como el mejor líder de la historia de Nehekhara, quizás solo superado por el gran Rey Settra en cuanto a conquistas, pero a diferencia de este, es considerado redentor del mundo al matar a Nagash y salvar así al mundo de la dominación de los No Muertos. Fue el último rey vivo de Khemri y Nehekhara.
Historia[]
Alcadizaar reinó alrededor del año -1200 CI. Su reinado fue glorioso ya que gobernó Nehekhara bajo un férreo control. Los reyes de Zandri, Numas, Mahrak, Lybaras y Rasetra agacharon la cabeza y le ofrecieron tributos. También fue un gobernante sabio y con él toda Khemri vivió una época de gran prosperidad como nunca antes se había visto desde los tiempo de Settra. Sin embargo, entre -1163 y -1152 CI tuvo lugar una serie de acontecimientos que acabarían con el reino y al gobierno de Alcadizaar.
Una de las primeras amenazas a las que se enfrentó Alcadizaar fue a los vampiros de Lahmia. Tras la caída de Nagash, la Reina Neferata de Lahmia salvó varios de los corruptos Nueve Libros de Nagash y gracias a ellos consiguió destilar el Elixir de la Vida y convertirse en la primera vampiresa. Poco después, fue corrompiendo a otros nobles de la ciudad convirtiéndolos en vampiros.
Temiendo la ira de los Dioses de Nehekhara, el Rey logró movilizar a los dispares ejércitos y declarar la guerra contra Lahmia invocando los nombres de los antiguos dioses de Nehekhara. Cerco la ciudad al frente de un ejército compuesto por guerreros de todas la ciudades, así como por Arabia y las Tierras del Sur. Cuando llegaron a al ciudad, quedaron espantado al comprobar que no sólo se enfrentaban al ejército de Lahmia, sino también a una hueste de muertos vivientes reanimados por W'soran. Las tropas de Alcadizaar se sobrepusieron al terror y plantaron cara a los no muertos.
Pese a su inferioridad numérica, el ejército de Lahmia recibía refuerzos constamente, ya que los muertos volvían a levantarse tan pronto caían. Pero sus seguidores mortales resultaron menos fiables, y varios de ellos traicionaros a sus amos y permitieron a los nehekharanos que invadieran la ciudad. Las cuadrigas de las Escuadras del Chacal de Marahk regaron las calles con sangre y los vampiros que no huyeron se vieron obligados a prestar batalla en la escalinata del templo. Abhorash lideró la defensa durante toda una semana, resistiendo los hechizos de los sumos sacerdotes de Zandri y el fuego alquímico de sus máquinas de guerra. Finalmente el templo ardió hasta los cimientos, y el reino fue destruido y obligando a los vampiros supervivientes a huir hacia el norte. La mayoría de ellos se unieron a Nagash, que estaba escondido en las montañas al norte, en su fortaleza de Nagashizzar. Nagash aceptó de buen grado a los desterrados de Lahmia, los nombró capitanes de sus legiones de No Muertos, y los envió al sur a conquistar Khemri y toda Nehekhara. Nagash lanzó así un ataque por sorpresa contra los Reyes Sacerdotes, pero estos, unificados bajo el Rey Alcadizaar, derrotaron a Nagash en su primera ofensiva gracias a su formidable capacidad de mando.
Nagash había subestimado este gran general, y los vampiros se echaban la culpa unos a otros por la derrota, por lo que, temerosos de sufrir las iras de su señor, la mayoría de ellos le abandonaron. Maldiciendo a los vampiros y no dispuesto a cometer el mismo error, Nagash liberó una plaga sobre el país. Nagash envenenó, con ayuda de Skavens pagados con piedra bruja, las aguas del gran río Vitae, que se tiñeron de color rojo sangre por el veneno, pasando a ser conocido entonces como Gran Río Mortis. Con sus aguas envenenadas, las tierras fértiles, que tanto dependían de sus aguas, también se vieron corrompidas. La peste se extendió rápidamente por todo el reino.
Los ejércitos No Muertos eran inmunes a la enfermedad, pero los habitantes del país murieron en grandes cantidades y pronto los muertos superaron a los vivos. Los Sacerdotes Funerarios fueron los únicos que no se vieron afectados, ya que estaban más allá de la muerte. Por su parte Alcadizaar no podía hacer nada, salvo sentarse en el trono y llorar, porque no podía luchar contra este enemigo con las armas.
Nagash formó un nuevo ejército de No Muertos e invadió las tierras de los Reyes Sacerdotes, superando con gran facilidad sus debilitadas defensas. Alcadizaar fue encadenado y enviado a Nagashizzar para ser atormentado por Nagash.
En el año -1151 CI, mientras Alcadizaar languidecía en los calabozos de Nagashizzar, Nagash llevó a cabo el Gran Ritual, con el que acabó con toda la vida de Nehekhara, y tras esto inició el Ritual del Despertar, con el que resucitó a todos los muertos del reino y los puso bajo su control.
Descubriendo el peligro que esto representaba, los Skavens liberaron al Rey Alcadizaar, entregándole la Espada Cruel, especialmente forjada a partir de piedra bruja pura para acabar con la vida del Gran Nigromante, aunque con terribles repercusiones para su portador. Alcadizzar corrió a la sala del trono donde Nagash se estaba recuperando de su hechizo, y tras un intenso combate derrotó y mató a Nagash, poniendo fin a la amenaza de eterna servidumbre para los resucitados Reyes Funerarios de Nehekhara.
Ya fuera por la influencia corruptora de la Espada Cruel, por descubrir a su que su reino se había convertido en un lugar de muerte y desolación, o por ambas cosas a la vez, Alcadizzar enloqueció, arrojó la espada a una grieta y huyó de Nagashizzar con la Corona de la Hechicería.
Alcadizaar vagó por su reino destruido sumido en la desesperación hasta que el cansancio, las heridas sufridas y los efectos tóxicos de la Espada Cruel finalmente pasaron factura y murió en el río Mortis. Su cuerpo fue arrastrado por la corriente hasta el Gran Océano y, finalmente, acabó varado en las costas de las Tierras Yermas, donde fue encontrado por un joven chamán humano llamado Kadon, quien ordenó a su pueblo construir una tumba magnífica para Alcadizaar en Mourkain, aunque poco después fue corrompido por la corona de Nagash y se entregó a su adoración.
Fuentes[]
- Ejércitos Warhammer: Reyes Funerarios (6ª Edición).
- Ejércitos Warhammer: Reyes Funerarios (8ª Edición).
- Ejércitos Warhammer: Skavens (7ª Edición).
- Warhammer Fantasy JdR: Amos de la Noche (2ª Ed. Rol), págs. 29 y 30.