Wiki La Biblioteca del Viejo Mundo
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Templete

"Los mismísimos Dioses Oscuros me han elegido para la grandeza, Tú, mortal insignificante, has sido elegido para morir"

Eglizus, El Verdugo de Trechagard.

Los Templetes del Caos atraen la atención de los Dioses del Caos, así como la de sus sirvientes mortales más poderosos, pues el poder llama al poder.

Descripción[]

Los hombres del norte son conscientes de que sus acciones pueden ser vistas por sus diabólicos maestros y hacen todo lo que está en su mano para atraer su atención. Por esta razón, muchas tribus llevan iconos y reliquias impías a la batalla, con la esperanza de captar la mirada de los dioses. Los más poderosos van aún más allá, y llevan grandes templetes y altares a la batalla para que la masacre que causen en nombre de sus dioses sea una ofrenda directa para los Poderes Ruinosos.

La forma de los Templetes del Caos puede variar enormemente en diseño. Algunos solo son carruajes pesados con altas pilas de cráneos, armas y otras ofrendas que satisfagan a su dios arrastrados a la batalla por corceles del Caos. Otros son grandes altares montados sobre plataformas de hierro y portadas en alto por bestias mutantes de las que merodean por los Desiertos del Caos, criaturas cuyos cuerpos deformados, excesivamente musculosos, son una prueba del favor de los Dioses Oscuros. Independientemente de quién o qué porte un Templete del Caos a la batalla, estas bestias de carga luchan con un fervor impío, usando su fuerza prodigiosa para atacar con los puños, dientes y garras a cualquiera que ose acercarse.

Los portadores del Templete son espoleados por el Guardián, que condena las almas de los caídos a las existencias ultraterrenas del Reino del Caos. Estos Guardianes no solo defienden el Templete de los ataques, sino que cogen a los que han muerto y realizan sacrificios sobre su altar, y dirigen a los portadores en la dirección en la que está el enemigo. Puesto que las almas mortales se ofrecen a los dioses, el conductor del templete implora ayuda a los dioses, que conceden oscuras bendiciones hacia los que luchan al lado del templete. Las plegarias y sacrificios ofrecidos a estos altares son como el dulce néctar para los Dioses del Caos y otros seres ultramundanos del Reino del Caos, y el aire chisporrotea de poder blasfemo que envuelve cada Templete cuando la mirada de los Dioses se posa sobre ellos. La presencia de un Templete del Caos potencia a los Guerreros del Caos que luchan ante él y las bendiciones de los Dioses del Caos resuenan en un aura perceptible que se manifiestan en los fieles cercanos.

Los templetes deber ser fieles a todos los panteones de los dioses del Caos o dedicarse a un dios protector en particular. La apariencia exterior de un Templete del Caos suele reflejar la personalidad de la deidad a la que está dedicado. Los altares de Khorne son enormes construcciones de bronce llenas de espadas de las que continuamente fluye la sangre, y cada púa está adornada con la calavera de algún guerrero enemigo poderoso y gravado con runas. Aquellos dedicados a Slaanesh son carruajes dorados, con sedas perfumadas, cera y carne humana, y tapizados con los tejidos aún vivos de quienes han sido ofrecidos al Príncipe Oscuro. Los Templetes de Nurgle son aún más desagradables, con pilas de despojos y desperdicios pestilentes con un montón de moscas a su alrededor y que albergan todo tipo de plagas y parásitos inimaginables. Los Templetes consagrados al Que Cambia las Cosas son los más extravagantes de todos. Sus irregulares ruedas provocan ruidos metálicos, sus amplias estructuras están adornadas con campanillas de plata, libélulas enjauladas, y huesos cristalinos que tintinean y repican con la música de las estrellas mientras las psicotrópicas serpientes se enfurecen en su alrededor.

Miniatura[]

Imágenes[]

Fuentes[]

  • Ejércitos Warhammer: Guerreros del Caos (7ª edición).
  • Ejércitos Warhammer: Guerreros del Caos (8ª edición).
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