"¡La condenación eterna espera a todo aquel que turbe su sueño! Pues aquí se encofran las almas de los perdidos..."
- —Inscrito en el arca de las almas del Rey Setep
En el corazón de las tumbas de los más poderosos reyes reposa un arca sellada con brea en la que hay inscritos jeroglíficos con maldiciones y de aviso. En su interior residen las atormentadas almas de aquellos que han provocado la ira de ese Rey Funerario. No importa si han sido devorados por los enjambres funerarios o ajusticiados por los guardianes del sepulcro, las almas de estos desdichados son atraídas por la espantosa magia del arca y enclaustradas en ella. Una serie de poderosas inscripciones de protección garantizan que dichas almas no podrán abandonar su prisión hasta que el arca sea abierta.
Un Arca de las Almas no se transporta físicamente a la batalla, sino que sus poderes se invocan utilizando los encantamientos de un Guardián del Arca: un sacerdote del Culto Mortuorio cuya única responsabilidad es la custodia de este reverenciado objeto. Una vez que el Guardián del Arca ha entonado los cánticos adecuados, una fuente de cráneos y una tarima de huesos empezarán a brotar desde el suelo ante él. Los cráneos irán formando un montículo, del que finalmente surgirá el Arca de las Almas dispuesta sobre un pilar de huesos, y con un imponente guardia No Muerto a cada lado. La infernal forma del Arca aparecerá cubierta por una crepitante aura de energía, tan potente que a los Sacerdotes Funerarios que se encuentran cerca les bastará con canalizar una porción de dicha energía para alimentar todos sus hechizos, aunque su verdadero poder sólo se revelará cuando la tapa se abra y salga su contenido.
Cuando un Arca de las Almas es abierta, una luz cegadora se extiende por todo el campo de batalla, mientras incontables centenares de almas surgen de su interior chillando y vuelan hacia el aire en el que recuperarán su libertad, buscando escapar del tormento que supone su confinamiento. Esta huida nunca podrá darse mientras el Arca esté intacta; tal es la fuerza que el Arca ejerce sobre las almas. Una vez han escapado, estos enloquecidos y desesperados espíritus son dirigidos para atravesar los cuerpos de los enemigos de los Reyes Funerarios.
Al atravesar a sus víctimas, estas sienten un dolor intenso en su interior, como drenan su energía vital y sus cuerpos se secan al envejecer una eternidad en un momento. En pocos segundos no son más que una cáscara seca y vacía y caen al suelo. Pero lo peor es que estos desgraciados no solo mueren. Perecer de ese modo es mucho peor que hacerlo físicamente, pues las almas de aquellos que mueran así quedarán prisioneros del poder del Arca. En cuanto su espíritu empieza a desprenderse de su cuerpo, el Arca comienza a ejercer su poder de atracción sobre el alma y esta se convierte en otra de las innumerables almas atrapadas por toda la eternidad.
Un Arca de las Almas es un arma devastadora, ya que todos los vivos que contemplan su funcionamiento se arriesgan a la condenación y la esclavitud eternas. Los espíritus pueden afectar incluso a las criaturas que no envejecen o a aquellas que no tienen alma, puesto que absorben la energía mágica que las mantiene con vida.
Sólo el Guardián que oficia la ceremonia conoce los encantamientos necesarios para abrir ese Arca de las Almas en concreto; si su ritual resulta interrumpido, los espíritus condenados por el Arca serán inmediatamente absorbidos de vuelta a su interior. En caso de que un Arca de las Almas resulte destruida, las almas torturadas que estaban confinadas en ella escaparán en un rugiente torbellino de destrucción, vengándose con furia desatada sobre cualquiera que permanezca en la zona afectada.
Miniatura
Fuentes
- Ejércitos Warhammer: Reyes Funerarios (6ª Edición).
- Ejércitos Warhammer: Reyes Funerarios (8ª Edición).