Los viajeros que tienen que cruzar los Páramos Amargos por una ruta distinta de la del camino de Gisoreux suelen tomar el antiguo Camino de la Costa, una calzada elevada construida por los Elfos en los días de su dominio sobre el Viejo Mundo.
Construida según una lógica diferente de la de los caminos de los humanos y Enanos, sus ajustados adoquines blancos empiezan en Klessen y siguen un recorrido sinuoso por la costa hasta su fin repentino cerca de L'Anguille. Tiene miles de años de antigüedad, por lo que en algunos tramos se encuentra en mal estado o ha sido engullida por el mar. Además, atraviesa un largo trecho de la Ciénaga Grootscher. Pocos siguen esta antigua ruta, y los que lo hacen no quieren encontrarse con otros viajeros.
Sólo hay una población en el camino, la aldea pesquera de Broekwater (con 84 habitantes), hasta llegar a Bretonia. Aunque no está demostrado, Broekwater y las pocas y descuidadas posadas de esta zona tienen reputación de ser refugios de criminales, pues los barcos que siguen la costa suroeste de la Bahía de Manaanspoort a menudo se estrellan contra los arrecifes debido a los provocadores de naufragios, sin dejar testigos. Se rumorea que la Niebla Gris, una banda de contrabandistas, tiene allí su guarida, y que Broekwater es el centro del culto prohibido de Stromfels. Aunque los mercaderes de Marienburgo se quejan frecuentemente de las actividades criminales centradas en Broekwater, la pasividad del Directorio hace que muchos especulen (en voz baja, por su propia seguridad) sobre la connivencia de una o varias de las Grandes Casas.
Más adelante están las ruinas de Almshoven y su faro. El pueblo, destruido durante la Incursión del Caos por el corsario Escupebilis, Paladín de Nurgle, nunca fue reconstruido y ahora se le rehuye como a una necrópolis pestilente y maldita a la que es mejor no acercarse. Por supuesto, esto resulta muy atractivo para los que se ven obligados a desaparecer por un tiempo. El hecho de que algunos buscadores de tesoros hayan desaparecido sin dejar rastro alimenta aun más la fama siniestra del lugar.
Después de Almshoven el camino pasa por el Cabo del Corsario, enclave de un gran campamento pirata en el siglo XXIV. Los filibusteros y provocadores de naufragios, terror de todos los que se aventuraban en el mar de las Garras, hundían buque tras buque en su sanguinaria búsqueda de oro e intimidaban hasta a los gobernantes de Marienburgo. Finalmente, después de que el "Barón Pirata" Bartholomeus el Negro se arrogara el título de "Señor de los Mares y de las Tierras Desoladas", los desesperados dirigentes de la ciudad se pusieron en acción. Recurriendo a las fortunas de las acaudaladas familias mercantes, construyeron barcos y contrataron mercenarios. Bajo el mando del almirante Jaan Maartens, importante clérigo de Manann, aniquilaron a los piratas del Cabo del Corsario en una batalla naval que duró un día entero. En el momento culminante de la batalla, Maartens y Bartholomeus se enfrentaron en un duelo a muerte en la cubierta de proa del buque insignia de los filibusteros, el Ángel Negro. Lo que ocurrió a continuación no se sabe con certeza, pero ambos cayeron por la borda y desaparecieron. Se dice que sus espíritus todavía vagan por la tierra y el mar cerca del Cabo del Corsario, peleando hasta el fin de los tiempos.