Wiki La Biblioteca del Viejo Mundo
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La Guardia Negra de Morr son los templarios de Morr e inspiran miedo y pavor tanto a amigos como enemigos por igual. Cuando los padres quieren que sus hijos se duerman, les cuentan historias de los Caballeros de Morr y les dicen que si no se duermen vendrán a por ellos. La combinación de su armadura de placas de obsidiana y su voto de silencio hace que su presencia resulte inquietante, y muchos murmuran que son en realidad muertos vivientes reanimados por los sacerdotes de Morr para que sirvan a su culto.

Por supuesto, la verdad es mucho más prosaica: los miembros de la Guardia Negra de Morr son caballeros mortales que han consagrado sus vidas al Dios de los Muertos, y cuyo principal propósito es custodiar los Jardines de Morr, cementerios, mausoleos y demás recintos sagrados para su deidad y vigilar a los sacerdotes. En algunas ocasiones se requieren sus servicios para cazar No Muertos y a los nigromantes que los traen a este mundo.

En todo funeral importante suele haber una guardia de honor compuesta por miembros de la Guardia Negra. Los templarios no emiten sonido alguno durante el ritual, incluso parecen moverse muy lentamente (pese a vestir armaduras de placas completas). La importancia de un funeral suele venir dada por la cantidad de dinero invertido en las exequias, pero la Guardia Negra se reserva el derecho de decidir a qué funerales asistir. La mayoría asisten de vez en cuando al funeral de un indigente cualquiera, sólo para desconcertar a la gente, pero por lo general siguen las indicaciones de sus sacerdotes.

La Orden[]

La Guardia Negra de Morr casi nunca marcha a la guerra, pues no lucha para conquistar, sino para defender el reino de los muertos de sus enemigos. Por ello, no es de extrañar que la mayoría de los ejércitos que se enfrentan a los siniestros Condes Vampiro de Sylvania cuenten con sus miembros entre sus filas. Cabe señalar, sin embargo, que la Guardia Negra de Morr sí participó en las Cruzadas contra Arabia. Su intervención resultó decisiva durante el Batalla de Al-Haikk, donde su actitud silenciosa e implacable aterrorizó a muchos de los defensores que creyeron estar enfrentándose a los enfurecidos espíritus de sus antepasados, regresados de la tumba para matarlos a todos.

La verdadera razón de su participación en aquella cruzada quedó en evidencia cuando el sultán fue asesinado y sus ejércitos se dispersaron. En vez de regresar a casa, la Guardia Negra de Morr continuó avanzando hacia la Tierra de los Muertos, Nehekhara. Allí se enfrentaron a los ejércitos No Muertos de los Reyes Funerarios, iniciando una prolongada guerra contra ellos, y para ello se aliaron con algunos de los pueblos nativos que vivían bajo su fría sombra. Muchos caballeros de la Guardia Negra de Morr perecieron en la cruzada de Nehekhara, denominada Cruzada Negra en su honor, pero aquellos que regresaron trajeron consigo fabulosos tesoros y libros siniestros que en la actualidad permanecen a buen recaudo en el interior de las cámaras selladas que hay bajo el templo de Morr de Luccini. Estas cámaras solo se abren en tiempos de imperiosa necesidad.

Caballeros[]

Guardia Negra de Morr por Pat Loboyko

La gente suele alistarse en la Guardia Negra tras haberse visto marcada por un importante suceso en sus vidas; el más habitual es que la muerte haya salvado de un gran sufrimiento a algún ser querido. La experiencia enseña al futuro guardia negro la importancia del papel que desempeña Morr y los solidariza con el culto.

Otros miembros se unen a esta orden tras haber tenido un encuentro con muertos vivientes. Estos son minoría, y a menudo se sienten contrariados por tener que limitarse a custodiar tumbas. Algunos sacerdotes están de acuerdo con ellos, e incluso llegan a unirse a la Guardia Negra para liderar pequeños grupos de los templarios más militantes y enfrentarse a muertos vivientes y nigromantes.

Los miembros de la Guardia Negra de Morr se reconocen al instante, pues visten pesadas armaduras de placas de obsidiana decoradas con elegantes grabados de cuervos y acolchadas para que puedan moverse con un espeluznante silencio. Esta armadura oculta completamente todo el cuerpo del caballero; esto es así en parte para generar un efecto dramático que contribuye a aumentar el aura pavorosa y sobrenatural que les rodea, pero también responde a razones prácticas, pues algunas criaturas de la noche pueden extraer el alma de sus víctimas con el más mínimo contacto. Por último, cuando uno se enfrenta a enemigos con cierta tendencia a regresar de la tumba o que emplean Magia Oscura para invocar pesadillas y lanzar terribles conjuros, cuyo efecto perdura mucho después de haber abandonado el campo de batalla, es buena idea mantener su identidad en el anonimato.

Los miembros de la Guardia Negra de Morr realizan votos de silencio al ser iniciados en la Orden, y no se les permite hablar ni emitir el más mínimo sonido mientras están en servicio. Esto también acrecienta su aspecto amenazador. Pueden hablar en momentos específicos, como por ejemplo para gritar advertencias u órdenes en pleno combate, aunque algunos miembros de la Orden mantienen su voto de silencio en todo momento (excepto para orar). Los más penitentes fanáticos se cortan la lengua para no incumplir este voto.

Esta Orden combate a lomos de formidables caballos de guerra negros, equipados con bardas negras lacadas o hechas de obsidiana. Cuando luchan montados, utilizan descomunales mandobles o martillos de guerra que relucen al golpear a sus enemigos. Pero no siempre tienen oportunidad de luchar a caballo, sobre todo cuando montan guardia o persiguen a sus enemigos al interior de catacumbas o criptas; si han de luchar a pie, emplean unas alabardas de aspecto temible.

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El propósito principal de la Orden es la de servir como guardianes de los templos y Jardines de Morr. Guardan celosamente estos lugares sagrados de las profanaciones perpetradas por ladrones de tumbas y demás canallas similares, patrullando con las armas preparadas. Muchos de estos caballeros se asocian a dignatarios morrianos para ofrecerles su protección y conferirles un aire aún más siniestro. Si bien no suelen tener muchas oportunidades de enfrentarse a los más viles adversarios de su fe, la Guardia Negra de Morr recibe cada una de ellas con gran entusiasmo, y están más que preparados para destruir a los muertos vivientes. Los miembros de esta Orden son individuos peculiares; se requiere una personalidad muy poco habitual para dedicarse voluntariamente a merodear por los brumosos recintos de los cementerios del Viejo Mundo. La mayoría son almas atormentadas que se consideran más afines a los muertos que protegen y a los No Muertos contra los que luchan que a aquellos que caminan, hablan y respiran a su alrededor en la vida cotidiana.

La Vida de un Guardia Negro[]

La Guardia Negra parece vigilar los portales abiertos de los templos de Morr noche y día, sin descanso. La verdad es que los puestos de guardia se dividen en tres turnos. Sin embargo, cada Guardia Negro apenas es distinguible del que le reemplaza, y los cambios de guardia se llevan a cabo de manera tan discreta que incluso alguien que esté cerca podría perderlo. Cuando no están de servicio, los Guardias Negros llevan a cabo ejercicios de entrenamiento marcial y asisten a clases impartidas por sacerdotes de Morr, quienes les instruyen sobre teología y los no muertos.

Cuando se requiere que los sacerdotes morrianos viajen largas distancias para los servicios funerarios, a menudo los acompaña un Guardia Negro. También se sabe que los Guardias Negros escoltan a los sacerdotes de otros dioses, particularmente de Myrmidia y Verena, cuando visitan una abadía morriana. La Orden a veces asigna a los Guardias Negros como chaperones bajo la falsa pretensión de su deber como escolta.

En las ciudades donde la Orden de Morr alberga la Compañía del Sudario, los Guardias Negros son propensos a verse atrapados en la política del culto. Aunque la responsabilidad de la Guardia Negra es hacia los sacerdotes, muchos Guardias Negros aspiran unirse a los Caballeros del Cuervo. A menudo ayudan a los agentes de la Orden del Sudario, con la esperanza de causar una impresión favorable. Si la ayuda implica la destrucción de muertos vivientes, los Guardias Negros que abandonan sus puestos pueden luego afirmar que simplemente obedecían los preceptos de Morr.

Los Guardias Negros son, por lo demás, incorruptibles. Solo el más dedicado de los seguidores de Morr podría soportar estar todo el día con la armadura completa, silencioso e inexpresivo. Solo con el permiso expreso de la Orden, los Guardias Negros abandonan sus templos durante largos períodos de tiempo, por lo general por tareas familiares o peregrinajes religiosos.

Votos y Preceptos[]

La Guardia Negra cumple todos los preceptos habituales de Morr:

  • Voto de estoicismo: El servicio de Morr debe tomarse en serio. Los Guardias Negros no pueden reírse o hacer bromas, ya sea estando servicio o no. Su estoicismo a veces es involuntariamente gracioso, pero esto no constituye una violación de su voto.
  • Voto de silencio: Los Guardias Negros no pueden participar en las conversaciones mientras estén de servicio. Si los superiores de la Orden le hacen preguntas, los Guardias Negros puede responder, pero solo con el número mínimo de palabras. El voto de silencio no se aplica a situaciones de combate, cuando la Guardia Negra se comunican en Lenguaje de Batalla.
  • Voto de sacrificio: Cuando se enfrenten contra atacantes no muertos, la Guardia Negra deben defender los templos de Morr hasta la última gota de sangre. Contra oponentes vivos, o cuando se enfrentan a los muertos vivientes en terreno neutral, a los Guardias Negros se les permite realizar una retirada estratégica si la situación lo requiere.

Miembros conocidos[]

Fuentes[]

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