Wiki La Biblioteca del Viejo Mundo
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Símbolos Dorado
  • Saber: Metal.
  • Colegio: Orden Dorada.

La Orden Dorada comprende a aquellos magísteres que estudian y se adhieren al viento amarillo de la magia, el Chamon. La energía mágica amarilla del Viento de Chamon es particularmente pesada y densa. Es atraída por los metales, tanto en bruto como refinados, del mismo modo que el metal es atraído por un imán. Cuanto más pesado sea el elemento o metal, esté o no en estado natural, más intensa será la atracción del Chamon. Por ello se hunde rápidamente en el suelo y se filtra en la tierra, donde atrae los elementos metálicos, especialmente los metales preciosos, sobre todo el oro. Se dice que esto explica, de alguna manera, los efectos casi brujos que tiene el oro en muchas de las razas inteligentes, en la codicia, la violencia e incluso en la guerra.

Se ha sugerido que esta atracción justifica el efecto casi mágico que tiene el oro sobre las razas más inteligentes, pues inspira codicia, violencia y a veces guerras. De todos los pueblos y razas, los enanos parecen ser los afectados por el oro, y algunos magísteres de la Orden Dorada se preguntan si los enanos tienen alguna afinidad desconocida con el Chamon. Después de todo, los enanos comparten muchos de los objetivos e intereses de los magister de la Orden Dorada, La cuestión sigue abierta, y tal vez nunca pueda resolverse.

Visión General[]

Los hechiceros de la Orden Dorada son renombrados practicantes de magia, artesanía rúnica y son de los más competentes alquimistas del Viejo Mundo, fundiendo y mezclando extraños brebajes durante sus estudios de la naturaleza de los elementos. Como la mayoría de las descripciones de los Artículos de la Magia Imperial, “taumaturgia alquímica” es una descripción algo limitada de lo que estudian y practican los magísteres de la Orden Dorada. Es cierto que sus estudios e intereses implican principalmente la manipulación de substancias químicas, pero también son unos metalurgos y herbolarios inigualables.

Practican la transmutación de los metales, además de hechizos de fijado e inscripciones rúnicas. En este último punto son muy inferiores a los Herreros Rúnicos Enanos, pero se ven menos afectados por el efecto enloquecedor que el oro ejerce sobre la raza Enana, por lo que dominan muchos hechizos que ningún Enano se atrevería siquiera a practicar. También son buenos creando aparatos mágicos a partir de sus metales preciosos. Aunque la mayoría de su magia es de esta naturaleza, los Hechiceros Dorados son capaces de conjurar metales derretidos con la capacidad para abrasar y consumir, además de hechizos capaces de corroer y debilitar el hierro en un parpadeo.

Magia Dorada[]

Balthasar Gelt por Tiernan Trevallion

La magia o hechicería de la Orden Dorada versa principalmente sobre la manipulación de metales, aunque también tienen muchos hechizos que les ayudan en sus estudios y estimulan la racionalidad. Según la creencia general, los magister dorados pueden hacer aparecer oro de la nada (algunos incluso afirman haberlo visto), pero los magister alquimistas de la Orden Dorada lo niegan. Aunque complejo desde cualquier punto de vista, a un magister le resulta más sencillo convertir a un hombre en cerdo, ya que hombres y cerdos son mamíferos vivos compuestos por elementos similares. Para conseguirlo, los hechiceros sólo tendrían que cambiar su estructura, no los materiales en sí. Es completamente distinto transformar el elemento básico, la propia materia de un objeto, en otra cosa distinta más allá de la duración de un hechizo.

Así que el oro está hecho de oro, y el plomo de plomo, por lo que a menos que se logre cambiar permanentemente la estructura de estos dos (algo que va más allá de la habilidad y el alcance de cualquier magister humano), todo oro transmutado por un hechizo volverá con el tiempo a su forma original. La duración de este cambio aparente depende de la habilidad del magister y de la intensidad del hechizo, por lo que podría durar de un día a un par de semanas. Obviamente, esto puede acarrear graves repercusiones. Una criatura viva transformada en oro durante más de unos minutos estará muerta cuando finalmente vuelva a su forma y sustancia originales.

Hechicero Dorado Imperio por Wayne England

Los hechizos de transmutación temporal son el núcleo de la hechicería de la Orden Dorada. Su magia de batalla gira alrededor de la oxidación de las armas del enemigo, la transmutación de su armadura en plomo, o incluso la transformación de sus espadas y mazas de metal en objetos inútiles. Estos hechizos no tienen por qué ser permanentes, siempre y cuando cumplan su propósito. Pero aún siendo temporales, los fundamentos de la magia de la Orden Dorada consisten en la práctica y el refinamiento de estos hechizos.

Algunos se cuestionan el abuso potencial que brinda la capacidad de crear oro (aun temporalmente) a la orden dorada. Pero si un magister alquimista hiciera tal cosa infringiría varios de los Artículos de la Magia y, si llegase a usarlo para adquirir bienes, no cabe duda de que provocaría un escándalo público cuando se transmutara de nuevo en su forma original. Este acto deshonroso difamaría a las buenas órdenes de los Colegios de Magia, un grave delito dónde los haya.

Todo magíster dorado hallado culpable de abusar de sus habilidades (para timar a comerciantes con oro que se convierta en plomo días después) es castigado en público. Aunque es poco probable que sean exiliados o pacificados por el delito, sí serán azotados en un lugar y momento en que el público pueda presenciar el castigo. Estos sucesos son increíblemente poco comunes, y sólo algún que otro aprendiz (y con menor frecuencia aún, hechiceros adeptos) intentan estafar a la gente con oro falso.

Laboratorio Orden Dorada por Yoann Boissonnet

Habiendo dejado claro esto, a los aprendices de la Orden Dorada se les enseña que uno de los principales objetivos de la Orden Dorada es descubrir un medio para conseguir la Transmutación Verdadera (ya sea de plomo a oro, de níquel a hierro o de cobre a platino). La orden también persigue el conocimiento de cómo forjar gromril, un metal excepcionalmente duro y casi irrompible (excavado y manufacturado por los enanos), y de crear la aleación semi-mágica ithilmar, un metal muy liviano, más duro que el mejor acero humano y que puede contener encantamientos durante más tiempo que casi cualquier otro metal. Esta investigación es uno de los secretos más celosamente guardados por la Orden Dorada, y sus maestros llegarán tan lejos como sea necesario para ocultarla al público, en especial a enanos y elfos.

Así que además de ser unos practicantes de magia de extraordinaria habilidad, los magísteres del Chamon son también estudiantes de ciencia que exploran el orden natural del universo, el orden antinatural de la magia, y los efectos que ejercen entre sí. Los magísteres del Chamon pretenden hallar los rastros del Aethyr que creen presentes en todas las cosas físicas para liberar su potencial específico.

Símbolo[]

El Colegio Dorado

Los hechiceros de la Orden Dorada estudian el Saber del Metal, o Alquimia, que se halla bajo el signo del Segundo Saber de la Magia o Viento de Chamon. El símbolo del Segundo Saber es el Águila que Planea. En cualquier caso se trata de una elección extraña, ya que mientras el águila planea en lo alto por encima del mundo, la magia dorada es pesada y densa, y enseguida se clava penetrando en la tierra. No obstante el águila siempre fue un símbolo de poder y nobleza para los Elfos de Ulthuan, de quienes aprendieron la magia de oro, y esta es la tradición que el Colegio Dorado dice seguir.

Para los extraños (aquellos que raramente sentirán el impulso de ser generosos con el Colegio Dorado), el vuelo del águila es señal de que estos magos siempre tienen la cabeza en las nubes, y de que consideran estar por encima del resto de los mortales. Y la verdad es que los magos dorados son extremadamente egoístas y sus acciones hacen poco para contradecir estos rumores. Se especula con que los magos dorados promueven esta vanidad intelectual como compensación por su aspecto deforme. El contacto constante con ácidos y metal fundido ha dejado marcados de por vida a muchos hechiceros, con cicatrices, quemaduras y mutilaciones; la perfección es un concepto que solo podrán alcanzar en sus mentes.

El Segundo Saber es el de los metales y el cambio alquímico; por lo que, dada la naturaleza de sus estudios, el color de los ropajes de la Orden es el amarillo, y los Magos Dorados suelen tener marcas de sus experimentos. Sus túnicas suelen estar manchadas y llenas de hollín; y sus barbas, chamuscadas o marcadas por salpicaduras de productos químicos.

  • Otros Símbolos: Mano y Mortero, Tenazas de Herrería, el Brasero Humeante, Fuelle de Fragua, el Ala de Águila.

Investigación Alquímica[]

Hechicero de batalla Imperio Dorado Jeff Himmelman-Freelance-Illustrator-15

Los magísteres del Chamon están considerados como los más consumados alquimistas del Viejo Mundo. Colaboran estrechamente con las Escuelas de Ingeniería y Artillería del Imperio, buscando la forma de crear tipos más eficaces de pólvora y aleaciones de hierro más fuertes y ligeras con las que fundir los Grandes Cañones del Imperio. También se encuentran entre los fabricantes de armas mágicas más capaces del Imperio, a excepción de los Enanos, cuyas habilidades de forja de armas (sean mágicas u ordinarias) eclipsan los más grandes logros de los humanos.

La alquimia practicada por la Orden Dorada es una mezcla de magia y alquimia, aunque los magísteres alquimistas del colegio la consideran un único campo de estudio. Pese a que los mayores eruditos de la alquimia pasan gran parte del tiempo en busca de los secretos ocultos de la naturaleza de la existencia, en términos cotidianos su alquimia se emplea mayormente para la elaboración de pociones con propiedades mágicas específicas (para investigación y experimentación alquímica, y para crear ingredientes y explosivos químicos). La mayoría de los hechizos usados por los magísteres alquimistas de la Orden Dorada descomponen compuestos, calientan o enfrían elementos de forma extrema, y producen efectos mágicos dictados y causados por la combinación de compuestos químicos predecibles y mensurables (y de sus reacciones).

Los magísteres alquimistas suelen adoptar un enfoque práctico y científico para su materia. Gran parte de su trabajo ni siquiera es mágico sino más bien relacionado con la química. Aunque las diferencias entre los ingredientes mágicos y los ordinarios a veces son difusas. Los magísteres alquimistas de la Orden Dorada consideran el Aerhyr como el Ingrediente Primigenio; reacciona a todo y puede causar cambios absolutamente en todas las cosas. Por eso están interesados en emplear ínfimas cantidades controladas de magia de diversas formas concretas para ver si pueden detectar cualquier ley predecible; por ejemplo, si ocurre un cambio concreto de la misma forma y a la misma sustancia siempre que se use exactamente la misma cantidad de magia de la misma forma. No es lo mismo que tejer la magia para lanzar un hechizo, para lo cual el magister impone su voluntad y su deseo sobre la magia para darle una forma específica. En sus investigaciones, los magister alquimistas de la Orden Dorada no tratan de imponer su voluntad para obtener un resultado concreto mediante una reacción entre la magia y algún elemento físico, ya que eso anulará su propósito. Su intención es observar y documentar científicamente leyes naturales, antes que crear algo con su propia imaginación usando la magia (a la que consideran un arte).

Hechicero de batalla Imperio Dorado por Karl Kopinski

Debido a la naturaleza singular de sus estudios y dado que tienen el permiso y la capacidad para emplear la magia como ayuda a sus investigaciones, los magísteres alquimistas de la Orden Dorada han realizado progresos en la teoría alquímica que van más allá de lo logrado por cualquier otra civilización humana del Viejo Mundo. Mientras que los alquimistas ordinarios del Imperio todavía guardan una visión tradicional de los cuatro elementos de la existencia (tierra, aire, fuego y agua}, los magísteres dorados han usado su magia para descubrir verdades físicas más profundas.

Durante los últimos dos siglos, los grandes magister alquimistas de la Orden Dorada han deducido que toda existencia física se compone de muchos más elementos que los cuatro postulados por la ciencia y la tradición popular. Los magísteres dorados de mayor rango han descubierto y documentado lo que ellos denominan los “elementos verdaderos” de la existencia: las sustancias más simples en las que puede descomponerse toda materia o gas. Mediante su análisis obsesivo y sus experimentos mágicos, los magísteres alquimistas de la Orden Dorada han identificado alrededor de noventa elementos naturales. También han creado dieciséis compuestos más, que son mezclas de elementos verdaderos y diversos elementos aethiricos que han liberado del interior de otros elementos o vinculado a ellos de alguna forma (aunque el gromril, el ithilmar y la Transmutación Verdadera siguen estando fuera de su alcance).

Obviamente, sólo los grandes magísteres de mayor rango y experiencia están al tanto de estos magníficos descubrimientos químicos. La mayoría de los iniciados a la orden (por no hablar de la mayoría de sus magister alquimistas) todavía tienen varias nociones supersticiosas sobre los elementos de la existencia y las posibilidades de la ciencia. Sólo los más insignes de estos estudiantes de la magia y la alquimia llegarán a aprender lo contrario.

Se rumorea que algunos de estos grandes secretos fueron robados a la Orden Dorada en el pasado; la mayor evidencia se obtuvo hace más de noventa años, cuando los miembros del gremio de alquimistas físicos repartieron un panfleto en el que discutían y se mofaban de las “fantasías y delirios" de los “místicos y hechiceros" de la Orden Dorada. Los pocos hechos revelados en aquel panfleto sobre los estudios de la Orden Dorada eran confusos y pobremente detallados, pero los grandes magísteres de la orden fueron conscientes de que aquellos alquimistas ordinarios habían leído u oído algunas de sus investigaciones secretas. Durante los meses siguientes, las personas que escribieron e imprimieron el panfleto sufrieron terribles accidentes en sus laboratorios: dos inhalaron gases nocivos, uno sufrió daños irreparables en el rostro y los ojos en una explosión menor, y dos más murieron en un incendio que sólo destruyó sus laboratorios, ninguno más. Jamás se pudo probar nada contra la Orden Dorada, pero después de esto, todas las críticas a su trabajo se redujeron a murmullos.

Taumaturgia Alquímica[]

Cuando Teclis y su hermano mago Finreir estaban decidiendo cuáles de sus muchos alumnos humanos debían dedicarse exclusivamente al viento amarillo de la magia, escogieron a los hechiceros vulgares y pueriles más estudiosos y analíticos. Para sorpresa de muchos, los grandes magos elfos también buscaron por todo el Imperio a tantos herbolarios y alquimistas como pudieron encontrar, pese a que pocos de ellos tenían aptitudes para controlar los vientos mágicos, y que se les había prohibido practicar cualquier cosa que las autoridades considerasen demasiado próxima a la brujería.

Hechicero Dorado por Dave Gallagher

De aquellos alquimistas ordinarios, sólo los que deseaban hallar la respuesta a la primera pregunta de la naturaleza de la existencia y los que pretendían crear auténticas maravillas alquímicas, decidieron unirse a Teclis y a sus magísteres dorados. Para quienes habían consagrado sus vidas a la búsqueda de maneras de transmutar metales bajos de ley en oro o de crear un disolvente universal, la oportunidad que les brindaba Teclis era demasiado importante para rechazarla.

Así, Teclis comenzó a enseñar a sus estudiantes y a muchos otros las formas más seguras y estables de aislar y manipular el viento de la magia de su elección. Estas lecciones fueron similares para los aprendices de magister de todas las órdenes embrionarias, pues la percepción y canalización de la magia es idéntica sea cual sea el viento usado. Pero según se avanzaba en este proceso, lentamente los aprendices de magister empezaron a compartir las características e impulsos del viento que utilizaban. Al principio esto fue motivo de preocupación para Teclis y Finreír, pero decidieron que era la única forma de que un humano pudiera medrar en las artes mágicas sin ser corrompido por el Caos. Al ser “poseídos” por el viento que habían escogido, los magísteres humanos se volvían menos propensos y capaces de emplear los demás vientos y producir magia oscura como resultado.

Los inexpertos magísteres amarillos (o magister dorados, como empezaron a llamarse para diversión de los elfos), se obsesionaron con la racionalidad y la experimentación. Por ello, Teclis y Finreir asentaron las bases de la integración de investigaciones alquímicas mundanas con la manipulación mágica. Les dijeron que los vientos de la magia impregnaban todas las cosas del mundo mortal y que, debido a ello, existe un murmullo ambiental de bajo nivel prácticamente en todas partes. Les enseñaron que los diferentes hilos de la magia eran atraídos por cosas distintas, y que a través de meticulosas investigaciones y experimentos podían extraer sus distintos elementos aethíricos. Pero estos elementos no serían sólo pequeñas cantidades de magia amarilla, verde o luminosa, sino diminutas hebras de magia que habían alterado (y a su vez, habían sido alteradas por) el objeto que habían impregnado.

Teclis les explicó que, descubriendo cómo reaccionaban estos elementos con las cosas a las que poseían, los magísteres dorados podrían crear efectos mágicos usando sólo pequeñas cantidades del viento amarillo para activarlos. Esto también implicaba que los magísteres dorados podían emplear partes ínfimas de los demás vientos de la magia que saturaban las cosas y elementos mundanos, no mediante una manipulación directa (cosa que podría llevar a la creación de magia oscura), sino utilizando reacciones químicas mundanas partiendo del Chamon (el viento amarillo) como ingrediente. Mediante este método, los magísteres dorados podrían elaborar pociones y compuestos cuyos ingredientes mágicos activos fueran restos de otros vientos distintos al amarillo; así, son capaces de crear pociones con efectos mágicos relacionados con otros vientos o saberes distintos al suyo.

Y así nació la más rigurosa magia alquímica de la Orden Dorada.

Con el paso de los siglos, la sabiduría y las investigaciones de los alquimistas y herbolarios de todo el mundo de los humanos se había incorporado a los estudios y prácticas de la Orden Dorada. El antiguo herbalismo de muchos de los hechiceros vulgares y curanderos del Imperio ha sido aceptada, analizada y mejorada. Grandes eruditos de Arabia aportaron una Cantidad de conocimientos alquímicos al colegio cuando acudieron al Imperio para unirse a los magister alquimistas de la Orden Dorada. Estos viajeros trajeron consigo conocimientos exhaustivos que se habían transmitido y refinado generación tras generación, desde los tiempos de la antigua Nehekhara. En las últimas décadas, los magister alquimistas de la Orden Dorada han comenzado a viajar cada vez más lejos (algunos dicen que incluso a la distante Catai), en busca de todo conocimiento relacionado con la alquimia, la metalurgia y la medicina. Los magísteres de mayor rango de la orden no reparan en gastos a la hora de adquirir textos antiguos y extranjeros que versen sobre estas materias.

Cuanto más aprenden los magísteres dorados como orden, más necesitan aprender; tal es la fascinación y el impulso que inspira el viento amarillo. En la actualidad, la Orden Dorada guarda el secreto de la elaboración, refinamiento, almacenaje y uso de runas, ácidos, álcalis, ingredientes mágicos y mundanos, venenos, antídotos, medicinas, elixires y pociones mágicas, combustibles, explosivos, aleaciones, agentes purificadores, pigmentos, tintes y hasta jabones. Baste con decir que la Orden Dorada se ha convertido en el principal centro de experiencia humana en todas las cuestiones que van desde las matemáticas hasta la creación de runas (pasando por la elaboración de brebajes).

No es de extrañar, pues, que la Orden Dorada está reconocida como la más rica de todos los Colegios de la Magia.

Obligaciones y Contratos[]

La Orden Dorada es la más rica de todos los Colegios de la Magia, pero en muchos sentidos ha de serlo. Como el colegio requiere tanta materia prima y sustancias para llevar a cabo sus investigaciones y formar a sus aprendices, son los consumidores netos de todos los productos químicos y compuestos del Imperio, tanto sin elaborar como refinados.

Durante los últimos doscientos cincuenta años, la Orden Dorada ha adquirido en propiedad la mayoría de escuelas y gremios de alquimia de todo el Imperio. Estos se han convertido en una especie de centro de entrenamiento previo al colegio para los aspirantes a magister, donde los aprendices de menor nivel pueden perfeccionar sus habilidades alquímicas básicas aprendiendo a extraer y purificar compuestos y productos químicos partiendo de materias primas, además de elaborar sustancias básicas como pigmentos, tintas, jabones, tintes y pegamentos. Los alquimistas ordinarios más experimentados y hábiles (los que están a punto de ser aceptados como aprendices plenos de la Orden Dorada) producen grandes cantidades de antídotos, medicinas, licores y vinos entre sus estudios arcanos. Todo lo anterior, desde los pigmentos hasta el alcohol, se vende a granel a mercaderes, casas nobles y demás grandes organizaciones que saben que pueden confiar en la calidad de los productos comprados a la Orden Dorada.

Sólo los ejércitos legítimos del Imperio pueden beneficiarse de la experiencia de los magísteres dorados en la fabricación de sustancias de guerra, como la pólvora y la mezcla de resina y brea que produce fuego líquido.

Cada magister alquimista se especializa en un campo diferente. Algunos son más parecidas a químicos y dedican sus estudios a la creación de pociones, elixires y brebajes extraños aethíricamente cargados. Otros regentan forjas en las que funden minerales mágicos y ordinarios. Pero hay muchos campos de estudio y experiencia distintos en la Orden Dorada, y casi cada ciencia, sea material o inmaterial, se estudia y se practica en algún grado dentro de sus muros.

Los magísteres dorados trabajan estrechamente con las escuelas de artillería e ingeniería imperiales, tratando siempre de crear tipos de pólvora más eficaces (entre otras cosas). Al ser los fabricantes humanos de armas mágicas más capaces de todo el continente, las habilidades de los magísteres dorados acaban a veces en manos de poderosos generales y nobles en los grandes campos de batalla del Imperio, donde los ejércitos imperiales se enfrentan a invasores extranjeros, revolucionarios, secesionistas y las diversas bestias y criaturas del mundo que amenazan al Imperio. En combate, los escasos y sumamente valiosos artículos fabricados por la Orden Dorada suelen distribuirse únicamente a comandantes y soldados a los que se hayan encomendado misiones especiales. Aparte de ellos, las únicas personas que podrían permitirse (o ser autorizados por la ley) llevar estos objetos encantados son aquellas que se consideran cruciales para la preservación de las tierras y la cultura imperial, como la nobleza.

Magíster Alquimistas[]

Hechicero Dorado por Caleb Cleveland

Mientras están en su colegio y trabajando en sus experimentos, hasta los mayores magister alquimistas de la Orden Dorada visten ropas sencillas: mandiles de cuero, guantes y a veces gorros, y gafas protectoras. Básicamente, se visten para protegerse adecuadamente del calor y de las quemaduras de ácido, igual que cualquier alquimista o metalurgo. Pero esto no quiere decir que los magister alquimistas se vistan siempre así. Su arte y su colegio tiende a proporcionarles bastantes riquezas, y en lo relativo a asuntos de estado, o cuando son movilizados para la guerra o alguna otra actividad que los lleve más allá de los muros de su colegio, los magíster alquimistas intentan suscitar el temor de quienes los ven.

Sus túnicas están confeccionadas con los mejores materiales, bordados exquisitamente con gruesos hilos de oro y brocados. Los colores y tintes preferidos reflejan el nombre de su orden y el color del viento de la magia al que se han consagrado: amarillo y dorado.

Los grandes magísteres más ancianos y experimentados de la orden suelen vestir unos guanteletes articulados excepcionalmente elaborados y finamente tallados con una aleación de oro, además de máscaras de oro. Estos objetos suelen dar pie a rumores de que los magísteres están convirtiéndose paulatinamente en estatuas articuladas de oro puro, que ocultan las quemaduras y cicatrices de toda una vida de experimentos, que simplemente imitan a su actual patriarca, o incluso que tales objetos son meramente una bofetada en la cara para los ciudadanos normales que tienen que ganarse la vida honradamente.

Mentalidad[]

Aunque son magister, y por tanto practicantes de magia, los magísteres alquimistas tienen propensión a racionalizarlo todo en extremo. Son individuos extremadamente lógicos y desean cuantificar y medir todo lo que puedan del mundo físico. Son profesores y conferenciantes natos, aparentemente proclives a la instrucción, pero también son estudiantes obsesivos que desean aplicar lo que han aprendido con fines prácticos y concretos.

El perfil psicológico de los magísteres dorados varía mucho, desde apasionados eruditos obsesionados con su próximo descubrimiento, hasta matemáticos estudiosos, pasando por armeros pacientes y fornidos artesanos cultos y genios enigmáticos, de pocas palabras pero un gran intelecto.

Tal vez sea debido a la cantidad de tiempo que pasan en sus laboratorios respirando gases nocivos y calentando sustancias volátiles sobre llamas descubiertas; el caso es que algunos magísteres dorados no parecen más que Chiflados despistados. Pero sólo los estúpidos subestiman a un magister de las Órdenes de la Magia.

Los magísteres alquimistas son individuos urbanos: pocos de ellos viven lejos de una ciudad, en parte debido a lo difícil que resulta conseguir las provisiones necesarias, pero también porque es más probable que los ignorantes campesinos los acusan de contaminar cosechas o de asustar al ganado.

Aprendices[]

Como en todos los Colegios de la Magia, mucho antes de que se permita a un aprendiz conocer la mayoría de los hechizos y cómo lanzarlos, primero deben estudiar y comprender las teorías de lo que la magia es y de cómo funciona, y pasar largas horas aprendiendo los muchos peligros de la magia y la hechicería, así como la historia de su orden.

Con pocas excepciones, la Orden Dorada sólo suele aceptar a aprendices con experiencia en alquimia, metalurgia o herbalismo, o a aquellos con un don verdaderamente excepcional para el viento amarillo de la magia. Así, la Orden Dorada recluta mayormente a miembros de las escuelas menores y los gremios de alquimistas que controlan en todo el Imperio.

Al igual que sus mentores, los aprendices superiores tienen la obligación de participar en investigaciones alquímicas y mágicas, debates y críticas. Aquellos que aceptan y estudian el Chamon se ven impulsados a la enseñanza y a la adquisición de conocimientos, por lo que es una práctica común en toda la Orden Dorada que los aprendices superiores instruyan a los nuevos aprendices en los Fundamentos de diversos procesos alquímicos.

Visión del Público[]

Por lo general, el público acepta mejor a los magísteres alquimistas que a los de otros colegios, pues puede ver y aprovechar muchas de sus obras (o por lo menos las de los aprendices menores). Como los asuntos mágicos de la Orden Dorada se ocultan tras puertas cerradas, y dado que el colegio produce muchas sustancias con usos prácticos, se les trata con un temor y odio más moderados que a los magister de otros campos. Sin embargo, la mayoría de la gente sigue recelando de los magister alquimistas, ya que sus laboratorios suelen emitir humos y vapores extraños, luces y vibraciones, y a veces hasta explotan.

En algunos pueblos existen normas contra la práctica de cualquier tipo de alquimia dentro de sus muros. Aunque pocos alquimistas lo admiten, estas normas pueden ser bastante sensatas en barrios urbanos muy poblados. Antes de que se extendiese la fama y la respetabilidad de la Orden Dorada, se veían obligados a realizar sus experimentos en los suburbios, o en secreto, o incluso fuera de las murallas de la ciudad donde sus olores y llamas no causaran daños; esto era así incluso en las ciudades donde los alquimistas gozaban de cierta influencia sobre el ayuntamiento o gobernador local.

Recintos y edificios[]

Personalidades[]

Fuentes[]

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