Cazador de Brujas del Imperio

"La cuestión no es separar a los ciudadanos inocentes del Imperio de los adoradores del Caos. La cuestión es cuántos pueden ser quemados sin dejar rastros, todo limpio y discreto. Todo lo que necesito es el oro y el nombre. Johann hará el resto."

—Cazador de Brujas Adolphus Mann al Gran Teogonista Volkmar.

Juez, jurado y ejecutor combinados en un solo individuo, el Cazador de Brujas utilizará todos los medios a su alcance para incinerar toda herejía que habite en el corazón del Imperio. Son personajes siniestros, miembros de una sociedad secreta, que viven existencias solitarias con el objetivo de castigar a aquellos que utilizan magias prohibidas o cohabitan con los agentes de los Dioses Oscuros. Cuando la batalla se desata y las magias de los hechiceros malvados arden en los cielos, el Cazador de Brujas es lo único que se interpone entre un soldado del Imperio y una muerte sobrenatural.

Historia[]

En el Imperio, el culto al Caos y la práctica de la hechicería fuera de los límites de los Colegios de la Magia se consideran crímenes y se castigan con la muerte. Aquellos que se atreven a emplear la hechicería o a confraternizar con los agentes de los Dioses Oscuros deben responder ante los Cazadores de Brujas. Cazan mayoritariamente por intuición, aguzando el oído ante los rumores extraños y los relatos de los campesinos y rastreando en busca de señales distintivas de corrupción y de magia.

Cuando los Cazadores de Brujas encuentran algún rastro del mal lo siguen incansables hasta su fuente, persiguiendo al adversario en cuestión hasta darle muerte. Los Cazadores de Brujas consagran sus vidas a arrancar el mal allí donde lo encuentran, ya sea en las sombras de alguna aldea húmeda y solitaria, o en la furia del combate en el campo de batalla. Juez, jurado y ejecutor combinados en uno, el Cazador de Brujas utilizará todos los medios a su alcance para incinerar toda herejía que habite en el corazón del Imperio. Ni un asomo de duda suavizará su gélida alma, y en su gris existencia no hay espacio para conceptos tales corno la compasión o la misericordia. En verdad, incluso los inocentes temen a un Cazador de Brujas, ya que se cree que este personaje es perfectamente capaz de arrasar toda una aldea con tal de evitar que un servidor del Caos escape. No obstante, pese a toda la crueldad y frialdad de esta siniestra hermandad, el Imperio necesita hombres de tal calibre, capaces de dejar a un lado su propia humanidad para castigar y destruir a todo el que adopte la hechicería oscura o las tentaciones del Caos. Este es el deber de un Cazador de Brujas y una carga pesada que a otros hombres les resultaría imposible soportar.

Son personajes siniestros, miembros de una sociedad secreta, que viven existencias solitarias con el objetivo de castigar a aquellos que utilizan magias prohibidas o cohabitan con los agentes de los Dioses Oscuros. Cuando la batalla se desata y las magias de los hechiceros malvados arden en los cielos, el Cazador de Brujas es lo único que se interpone entre un soldado del Imperio y una muerte sobrenatural.

Los Cazadores de Brujas desconfían de todo el mundo, y para ellos nadie está libre de sospecha, ni siquiera los suyos. Se entrenan a fondo para saber reconocer las señales más nimias de mutación o la sola sugerencia de poderes mágicos; aquellos en los que se descubra la corrupción tendrán que vérselas tarde o temprano con el cañón ennegrecido de la pistola de un Cazador de Brujas. A pesar de esta reputación inquietante, no obstante, en épocas de guerra los Cazadores de Brujas suelen ser recibidos con los brazos abiertos. Cuando la batalla es encarnizada y la magia oscura de los hechiceros encapota los cielos, los sellos arcanos, los talismanes sagrados y los encantamientos de protección de un Cazador de Brujas pueden ayudar a mantener alejada cualquier maldición, a menudo probando ser lo único que separa a un soldado del Imperio de sufrir una muerte antinatural. Las "herramientas de la profesión" de un Cazador de Brujas incluyen estacas afiladas, estoques inscritos con plegarias y pistolas barrocas cargadas con balas de plata que han sido bendecidas tres veces. Algunos dicen que la bala de un Candor de Brujas equivale al juicio final de los condenados: quienes estén corrompidos por la magia oscura explotarán en llanas de color blanco a su toque, y quienes estén limpios de toda corrupción demostrarán su inocencia muriendo. Parafraseando a los propios Cazadores de Brujas, "es mucho mejor destino morir limpiamente que vivir bajo el yugo de la oscuridad".

El Cazador de Brujas es particularmente terco en cuanto identifica al hereje entre las filas de tu enemigo: se centrará en ese individuo sin descanso, usando toda una variedad de métodos mortíferos con tal de convertirse en la perdición de tus oponentes.

Origen[]

Aunque se cree que los primeros Cazadores de Brujas lucharon junto a Sigmar contra el hechicero Nagash, la secretista Orden del Martillo Plateado no fue reconocida oficialmente hasta el año 1682, por el Gran Teogonista Siebold II. Fue Magnus el Piadoso quien sacó a la orden de las sombras seiscientos años después garantizando a los Cazadores de Brujas la licencia para cazar a aquellos hechiceros renegados que hubiesen rechazado deliberadamente las nobles enseñanzas de los recién fundados Colegios de la Magia.