Wiki La Biblioteca del Viejo Mundo
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Incinerador de Tzeentch por Dan Scott

"Es por mandato del Dios Cuervo que los Horrores nos ayudan, pero no vienen solos. Los benditos Incineradores marchan junto a ellos. ¡Somos verdaderamente favorecidos por el Cambiador de Caminos! ¡Observa cómo los Incineradores lazan llamaradas multicolor a las filas enemigas! ¡Mira el tipo de poder que ejerce nuestro dios!"

Taz'shul, jefe de guerra norse

Horrores Ardientes, Escupellamas, Torbellinos de Llamas, Demonios de fuego de Tzeentch.

Los Incineradores de Tzeentch (K'Chanu'tsani'i en Lengua Oscura) son unos seres que se cuentan entre los demonios más extraños de todos, incluso para los peculiares estandartes de los demonios. Son amalgamas abominables de carne demoníaca cuyos cuerpos semisólidos y tubulares terminan en rostros rechinantes o unas fauces amenazantes, mientras que al final de sus largos brazos acaban en orificios y aberturas cavernosas por los que emiten llamaradas multicolores y mágicas. Esto es lo que da a los Incineradores su nombre.

Descripción[]

Cabezas Incineradores de Tzeentch por Des Hanley

Al igual que los Horrores Rosas y Azules, los Incineradores están hechos de pura magia y son sólo semi-sólidos, dando la sensación de ser casi transparentes. Son creaciones extrañas, desplazándose por el suelo sobre una suave falda de carne rosada parecida un hongo invertido.

Pese a su desgarbada apariencia, los Incineradores son sorprendentemente ágiles, siendo capaces de girar increíblemente rápido, expulsando fluidos gaseosos a través de los hongos rosáceos que tienen en la base, y saltar y brincar por todo el campo con verdadero entusiasmo. Al atraer el aire hacia esta falda fungosa de carne y expulsarla por medio de una potente contracción, su cuerpo fungoide puede flexionarse con gran fuerza, permitiéndole moverse saltando y brincando a pasos agigantados por el campo de batalla.

Incineradores de Tzeentch de John Blanche

Los Incineradores utilizan sus ardientes miembros para lanzar llamas a sus enemigos. Sus gimoteantes mandíbulas chillan de alegría cuando el fuego consume carne y armadura por igual. Sin embargo, lo que expulsan no es fuego normal, sino la materia de magia pura, coloreada con variantes demoníacas de azules o amarillas. Este mágico fuego de Tzeentch no quema sólo la carne, sino la propia estructura de la realidad, y su mero roce puede hacer perder el juicio, puesto que chamusca y quema todo el cuerpo. Los Incineradores suelen usar sus llamas para lanzar bolas de fuego a los enemigos lejanos, pero no son menos letales en el combate cuerpo a cuerpo, ya que pueden focalizar su poder pirotécnico para carbonizar al enemigo en este tipo de combates (y a pesar de ser en un letal ataque contra él, la armadura de un caballero no es suficiente protección).

Aunque las expresiones de sus siniestros rostros sugieran lo contrario, los Incineradores son poseedores de una mente rudimentaria, impulsadas por su instinto y por las órdenes de los Señores de la Transformación, estando en perfecta sintonía con sus pensamientos. Están dominados por los pensamientos del más cercano o más poderoso Señor de la Transformación, para que actúen en total conformidad con sus deseos. Son, casi literalmente, los instrumentos de la voluntad del Gran Demonio y se mueven por todo el campo de batalla siguiendo sus instrucciones.

Incineradores

Como pasa con los Horrores , los Señores de la Transformación consideran a los Incineradores una herramienta prescindible. Como tales, es habitual ver enjambres y enjambres de demonios ardientes lanzándose sin dudarlo contra defensas aparentemente inexpugnables, aplastando al enemigo tanto por su número como por las llamas que anuncian su avance. Es muy infrecuente verlos en el mundo de los mortales, y tan sólo se les ve alguna que otra vez cuando Tzeentch los envía para que ayuden a los grandes héroes que libran guerras contra los débiles humanos del sur.

Cuando un Incinerador escupe sus llamas, derrama algunas gotas al suelo que se inflaman. Al cabo de unos instantes, estas llamas adquieren las características de una persona u objeto cercano, reflejando lo que pasa a su alrededor. Con un claro regocijo y una estridente risa, esta horripilante figura imita todo lo que pasa a su alrededor, de un modo burlón e inquietante. El Incinerador habitualmente ignora estas pequeñas parodias de la realidad, pero cuando les irritan con sus estridentes lloriqueos y burlas, los destruyen con una llamarada azul antes de dirigirse a la búsqueda de otra presa. Cuando el Incinerador se aleja, las pequeñas figuras chisporrotean y se desintegran en charcos de esencia mágica, donde se desvanecen hasta desaparecer, aunque las carcajadas a veces perduran hasta bastante tiempo después.

Aspecto[]

Llamas de Tzeentch por David Griffith Incineradores tumblr

Como se ha dicho antes, de todos los demonios comunes engendrados en el Reino del Caos, los Incineradores son de los más extraños. Son seres de magia pura, que sólo adoptan forma cuando abandonan su plano y entran en el mundo de los mortales. Cuando aparecen son, en el mejor de los casos, imágenes perturbadoras. Encorvado y con forma tubular, un Incinerador puede sobrepasar la altura de un humano si se mantiene erguido por completo, aunque pueden variar en forma y tamaño como cabría esperar de un demonio de El que Cambia las Cosas.

Sus troncos que acaban en una especie de faldón de carne rosácea, parecido a una seta invertida, que utilizan para desplazarse por el suelo. De su cuerpo muscular surgen dos brazos flexibles y tentáculos. Los brazos no tienen manos, sino que cada uno acaban en orificios goteantes, los cuales descargan llamaradas líquidas mágicas. Los Incineradores no tienen cabeza propiamente dicha, pero sus ojos y su boca abismal están situados entre sus bamboleantes brazos, que adoptan el aspecto de rostros rechinantes o fauces amenazadoras

Miniaturas[]

Imágenes[]

Vídeos[]

Flamers of Tzeentch Unit Spotlight - Total War: WARHAMMER III

Fuentes[]

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