Los heraldos le trajeron la lista de Duques y Barones que habían acudido al llamamiento del Rey. A algunos los conocía desde hacia mucho; otros nombres eran totalmente nuevos, hijos que habían heredado el feudo de sus padres. El Rey no sabía nada sobre ellos. Esa noche, los convocó a todos en su tienda. Se produjo un acalorado debate. el joven Barón de Foppe, que era el oficial de la mesnada más grande, era claramente un imprudente sin experiencia. Por otra parte, el Barón le Bon, un brillante Caballero, poseía una muy reducida mesnada tras haber regresado recientemente de una dura misión. El Barón de Foppe solicitó una posición de honor en el flanco derecho de la línea de batalla. La expresión que se dibujo en la cara del Barón le Bon fue muy expresiva.
El Rey habló: "Barón de Foppe, es mi deseo que dirijáis el flanco izquierdo de la línea, pues, aunque por vuestro rango y nobleza os mereceríais dirigir el flanco derecho, el peligro a quedar expuesto de nuestro flanco izquierdo es tan grande, que esa posición debe ser ocupada por el contingente mayor de nuestras fuerzas." -Satisfecho con esta lisonja, el Barón de Foppe accedió. Entonces, volviéndose hacia el Barón le Bon, el Rey dijo: "Barón le Bon, mi viejo y querido amigo, como el Barón de de Foppe no puede hacerse cargo del flanco derecho, os otorgo el mando del mismo, pues vuestra experiencia compensará la falta de tropas". -El Barón le Bon sonrió, conociendo perfectamente la sabiduría del Rey y lo que le pasaba por la mente.