"Por supuesto que este caballo está sano, señor. ¿Llagas supurantes? No veo ninguna ... ¡oh eso!; son solo picaduras de pulgas; sanarán enseguida. Es obvio que sabes que caballos; si lo compras ahora mismo además tendrás un manto para la silla de montar y alforjas. Dese prisa, tengo una cita urgente en otra ciudad..."
- —Chalán anónimo
Los Chalanes (mercaderes de caballos), son conocidos por ser embaucadores y poco honrados. Da la impresión de que en cada establo hay un sonriente chalán ofreciendo "el mejor ejemplar que podrá encontrar, señor", "descendiente de las mas fuertes líneas de sangre de Ostermark, señor". Como los caballos son esenciales en la vida de los kislevitas, el mercado es increíblemente competitivo y los compradores deben dedicar mucho tiempo a encontrar la mejor oferta, especialmente tratando de evitar que les engañen con alguna artimaña para asegurar la venta.
Algunos chalanes de mala reputación llegan incluso a pintar los dientes podridos de los caballos de blanco, vendiendo animales enfermos asegurando orgullosamente que son sementales que “engendrarán toda una casta de autenticas bellezas, señor”. Ciertamente, el único lugar donde el chalán no vendería nunca es en los mataderos, aunque éstos sean una buena fuente de existencias.
Un Día en su Vida[]
Los chalanes tienen una reputación de deshonestos, y sin duda se aprovecharán de cualquiera que vean con cara de ingenuo. Saben que los clientes habituales los conocen mejor, por lo que se aseguran de que obtengan los mejores animales para que no hagan negocios con otros. También saben que tendrían una vida corta si estafaran a todos a los que les vende un caballo, por lo que aprenden, a veces por las malas, a ser selectivos a la hora de elegir comprador. Por ello, tienen pocos amigos y muchos enemigos, y como consecuencia muchos de los chalanes tienen una existencia seminómada, haciendo gangas y largándose tan pronto como dejen de ser bienvenidos (¡o puede que incluso antes!).
Un chalán fraudulento que sea atrapado solo puede esperar una cosa de justicia popular: él y su familia serán despojados de todo menos de lo que llevan puesto, y expulsados de la aldea durante el frío, para que sobrevivan lo mejor que puedan en castigo por las fechorías del chalán. Si este tiene suerte, se las verá con un chekist y obligado a pagar una compensación a aquellos a quienes estafó.
Hechos Poco Conocidos[]
Los chalanes de Kislev son considerados como los mercaderes más inescrupulosos, taimados y rastreros jamás conocidos del Viejo Mundo. Incluso una persona conocedora de las formas del comercio caballar debe tener cuidado. Si el chalán planea empaquetar sus cosas y marcharse de la ciudad dentro de nada, tiene poco que perder endilgándole un animal enfermo o no apto a un viajero ingenuo o a una cara desconocida.
La frase "tan bueno como la palabra de un chalán" significa que transmite una falta de honestidad.
La frase "El cambio de un chalán" proviene de la tendencia de algunos chalanes a sustituir una pequeña cantidad de monedas por piezas de metal sin valor a la hora dar el cambio tras una transacción, lo que significa que "te espera una sorpresa desagradable".