El Pebetero de Plaga se utiliza como altar a mayor gloria de la Gran Rata Cornuda, y también como pulpito para un Sacerdote de Plaga. Es un fétido santuario del Clan Pestilens, y la ruina y la descomposición viajan en él.
Descripción[]
El Pebetero es llevado a la batalla por un grupo de Monjes de Plaga, que tiran de él usando gruesas sogas mientras emiten siniestros canticos. El chirriar de sus ruedas metálicas puede oírse por encima de la desapasionada y mecánica letanía de salmos. El putrefacto chasis del Pebetero de Plaga es un gran armazón de madera carcomida, pero la parte que más llama la atención es su enorme y ornado brasero bamboleante. Un incensario de tamaño descomunal que se balancea atrás y adelante, emitiendo un calor insoportable y una espesa nube que incluso las bestias más simples reconocen instintivamente como venenosa y antinatural.
Las rítmicas oscilaciones del infernal pebetero producen un ominoso sonido y dejan en el aire un rastro de humo mortífero. Simplemente mirarlo de cerca provoca un inmenso picor de ojos y embota los sentidos. Los verdes y contaminantes vapores que emite rodean a los Monjes de Plaga, empañando sus andrajosos ropajes y causándoles espasmos nerviosos, sus ojos saliéndose de las orbitas en un furor impío por ir a la batalla y hacer correr la sangre.
El orbe del Pebetero de Plaga utiliza el mismo carbón de Piedra bruja que alimenta los terribles gases emitidos por los Portadores del Incensario, pero en una cantidad mucho mayor y con el añadido de un nuevo ingrediente clave: los pellejos de Sacerdotes de Plaga muertos, malignas reliquias que se guardan para utilizarse como combustible. Tras haber absorbido una vida entera de enfermedades, estas pieles chorrean de infección. Los Skavens utilizan un repulsivo ritual mágico para hacerlas arder lo cual a su vez prende fuego a la Piedra bruja que ha sido introducida en el Pebetero y genera una bubónica nube de muerte.
A medida que el Pebetero de Plaga se acerca al enemigo, los Monjes tiran más y más fuerte de las sogas para aumentar su velocidad. Cuando finalmente el Pebetero de Plaga choca contra la línea frontal del enemigo, se sueltan las oxidadas cadenas que soportan el gran incinerador de Piedra Bruja, y lo dejan caer directamente sobre la unidad enemiga. El incandescente orbe sigue escupiendo sus mortíferos gases mientras las cadenas tiran de él para volver a ponerlo en posición.
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Imágenes[]
Fuente[]
- Ejércitos Warhammer: Skavens (7ª Edición), págs. 48-49.