Wiki La Biblioteca del Viejo Mundo
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Ciudad Praag Maldita

"Es una ciudad perdida en la memoria; de alguna manera, se preocupan menos por los daños que ha sufrido que por la maravilla que una vez fue. Estoy agradecido de haber visto tanta belleza antes de morir, incluso si esa belleza se reflejara a través de un cristal roto."

Hermano Begel, “Mis viajes en Kislev "

Praag también llamada la Ciudad Maldita, es uno de los mayores asentamientos septentrionales de Kislev y ha sido asaltada en varias ocasiones por las tribus del Norte. Se necesita mucho para matar a una ciudad. No son imperecederas; pueden caer, aunque se necesita un cataclismo o una catástrofe de proporciones épicas para hacerlo. En la Gran Guerra de 2302 CI, Praag fue víctima de un fenómeno de esta naturaleza: un ejército del Caos tan destructivo y terrible que cualquier ciudad menor se habría desmoronado. Desde entonces, otras fuerzas han tratado de completar el trabajo. Pero Praag sigue siendo grande y formidable, y aunque una y otra vez los ejércitos del Caos lo han asaltado, quemado y profanado, continúa estando viva.

Tal vez hubiera sido mejor si sucumbiera.

Descripción[]

Praag es la ciudad más grande y más fuertemente fortificada en el norte de Kislev, ganándose el título de Bastión del Norte. La urbe está rodeada por enormes murallas, donde ondean decenas de estandartes con el emblema de la ciudad, el León Alado. Se puede sentir el poder de las corrientes de magia a través de las piedras que la conforman, obra de los enanos o de antiguos sacerdotes. Los hechizos son potentes y han sido reforzados a lo largo de los siglos por personas que sabían cómo hacer encantamientos protectores haciendo que la ciudad contase con alguna defensa contra la magia maligna.

Estas monstruosas paredes exteriores no son más que la primera línea defensiva. Dentro de la ciudad, hay otra muralla, más alta y aún más formidable, y con las mismas runas protectoras que las murallas exteriores, y, por encima de la misma, sobre un gigantesco pico de roca que se alza en las interminables llanuras, se encumbraba la titánica fortaleza que es a la vez ciudadela y palacio del duque. Después de la ciudadela, la arquitectura de la ciudad era predominantemente de paredes blanqueadas y tejados altos y muy inclinados para que la nieve del Invierno resbalase por ellos con mayor facilidad. Las agujas de los templos estaban rematadas con minaretes y cúpulas en forma de cebolla.

Praag no es una ciudad precisamente alegre. La arquitectura resulta sombría; gárgolas cornudas sujetan los aleros de las casas, y en las murallas hay tallados monstruosos rostros de sonrisa maligna. Son recuerdos de la larga guerra librada dos siglos antes contra los ejércitos del Caos. Durante la Gran Guerra contra el Caos, los muros y edificios de Praag se corrompieron tanto con la energía del Caos que les salieron tentáculos y ojos. Los gritos y lamentos resonaban por los tejados de las casas y el suelo de la ciudad se desplazó y se retorció. Tras la victoria alcanzada en el asedio de Kislev, los kislevitas arrasaron Praag hasta sus cimientos y después volvieron a reconstruirla, aunque todavía se rumorea que una oscura amenaza permanece oculta allí.

Hay muchas viejas historias referentes a cómo se había reconstruido la ciudad después del asedio: se habían usado las piedras corrompidas por el Caos. Se sospecha que por ello el palacio está encantado, y que allí suceden toda clase de cosas escalofriantes. Por la noche, los edificios resultan atemorizadores. Las gárgolas que asoman por los flancos casi parecen vivas, y parece como si las sombras susurraran. Había fábulas que decían que los espíritus de los asesinados por la horda del caos podían ser vistos recorriendo las calles en los aniversarios de la batalla en que la luna del Caos estaba en su plenilunio, y, a veces, las piedras de los edificios adquieren vida; surgiendo nuevas estatuas de la piedra, aparecer gárgolas donde no las había antes.

A pesar de sus sucesivas reconstrucciones, Praag nunca podrá deshacerse del legado de sus interminables asedios y la destrucción que le sigue. Su habitantes son furtivos y miedosos y, para la mayoría de los forasteros, son paranoicos y potenciales aliados de los poderes oscuros del Norte. Son golpeados por la mutación y la locura, la depravación y la decadencia recorren sus calles, y viven con una mentalidad de estar eternamente asediados. Pero Praag nunca ha sido una ciudad cobarde, y su gente no está dispuesta a renunciar y trasladarse a otro lugar. Praag puede estar moribunda, pero será desafiante hasta el final.

Praag también sirve como punto de reunión de las dispersas tribus a caballo cuando se inicia una guerra y una parte considerable de su población es originaria de la tribu ungol. Praag se ha rebelado en tres ocasiones contra el poder de los zares; en dos de ellas la ciudad tuvo que rendirse debido a los embargos de material procedentes del Sur y, en la tercera, la ciudad fue reclamada por las fuerzas militares. En la actualidad, está regida por un gobernador Gospodar, responsable de la ciudad ante la propia zarina.

Historia[]

"Es un lugar horrible, medio en ruinas, donde abunda la peste, y huele extraño. A pesar de todo tienen oro."

Franziska Hedengelt, Comerciante Enana

Praag es la ciudad más antigua de Kislev, construida por los señores Ungol antes de la llegada de los Gospodares. Situada a orillas del Lynsk cerca de los pasos de montaña al este, ha sido siempre un centro natural del comercio: la carne y el cuero se obtenían de los stanitsas circundantes, y la piedra y la plata fluía desde las montañas. La ciudad pronto se ganó el apodo de "La Ciudad Plateada" no sólo por su principal fuente de ingresos, sino porque las calles y los edificios fueron decorados con este material, además de con otros metales preciosos, incluso sus brillantes cúpulas y las agujas de sus torres se podían ver a kilómetros de distancia.

Esta riqueza tenía otro propósito. Su posición norteña hacía de Praag vulnerables a los ataques, aunque siempre estaba demasiado lejos de las mentes de los regentes de la capital. Por lo tanto, Praag se dedicó a convertirse en un lugar de impresionante belleza y entretenimientos grandiosos. Su reputación produjo un flujo constante de visitantes deseosos de probar las delicias de sus climas norteños; de esta manera, Praag se aseguraba de que su protección no fuera olvidada.

Esto también se vio reflejado en el comercio refleja esto. El grano producido en la región es de baja calidad y escaso en comparación con el de las tierras del sur, y la ciudad ha experimentado la hambruna más de una vez en su historia cuando los del sur cortaban los suministros. Para compensar los exorbitantes costes de la importación al norte de los bienes de primera necesidad, Praag fomentó la artesanía y la venta de artículos de lujo y adornos: filigranas artesanales de oro, plata y cobre, con incrustaciones de piedras preciosas, junto con las mejores pieles y telas elaboradas en impresionantes tocados, zapatos, joyas, y capas. Pronto, se consideró que era en Praag donde se encontraban los mejores plateros, joyeros, bordadores, tejedores de tapices, relojeros y pintores de camafeos. Muchos de ellos empleaban antiguos diseños y técnicas Ungoles, desconocidos para los ciudadanos de las ciudades del sur.

Igualmente, el Paso Elevado permitía que Praag pudiese tratar con bienes exóticos del lejano oriente como las especias, el jade y el marfil. Toda esta riqueza permitió la construcción de la principal atracción de la ciudad: el Gran Teatro de Ópera; que pronto fue seguido por una Academia de Música y un observatorio, los cuales todos los boyardos del sur querían visitar. También se alentó la práctica de la magia; en los días previos a los Colegios de la Magia de Altdorf, Praag era el centro del Viejo Mundo para la experimentación mágica y alquímica, y hay muchas leyendas acerca de conjuros extraños funcionando en las calles.

Evidentemente, tal prosperidad no se podía preservado sin luchar, y Praag es una ciudad guerrera, así como una poética. Durante los mil años de su existencia, la ciudad sufrió innumerables ataques, incluidos por parte de los ejércitos de la capital del sur. Siendo la mayor parte de la población de origen ungol y con una orgullosa independencia, Praag ha tratado de secesionarse en al menos tres ocasiones. Tras la tercera, la zarina reemplazó a los gobernantes de Praag (denominados el Z'ra) y nombró a su propio agente en ciudad, pero el espíritu rebelde seguía vivo.

La mayor parte de los compromisos militares de Praag se llevaron a cabo contra las fuerzas del Caos del norte. Para defenderse de ellos, Praag levantó enormes muros con gigantescos picos denominados el Basta. A apenas un metro detrás de la primera muralla, se levanta una segunda muralla, plagada de mortíferas trampas con las que disuadir a los invasores. Ambos muros tenían talladas runas Enanas de protección y se dice que contenían magia antigua, aunque nadie sabe de qué tipo. Detrás de estas defensas, había más muros que rodeaban la ciudad original, ahora conocida como la Ciudad Vieja. Y alzándose tras ellos había una enorme fortaleza erizada de cañones, construido sobre un promontorio rocoso, como si fuera una gárgola enorme y deforme.

Dentro de estos muros poderosos, la ciudad también contaba con zonas reservadas donde albergar a los campesinos y a los nómadas de los alrededores que inevitablemente huían a la ciudad cuando las legiomunes del Caos azotaban la región. Por lo tanto, la población de Praag era una enorme mezcolanza racial, con gobernantes Gospodares, boyardos Ungoles, gente del Oblast, nómadas de la estepa, magos del Imperio, comerciantes de Catai, e incluso algunos Ropsmenn en la Ciudad Vieja. Aunque la fricción racial eran común, quedaba eclipsada por la necesidad de la población a la unidad para hacer frente a la amenaza del norte y a las presunciones del sur.

Los Praaganos tienen reputación de ser paranoicos e insulares, y es una reputación merecida. No confían en nadie que no sea de Praag, para aquellos que no viven allí no pueden entender de verdad lo que implica aquella vida. Para muchos, ser un Praagano es más importante que ser un kislevita.

Soportar asedios interminables e incursiones ha causado, a parte de una enorme pérdida de vidas, la destrucción de los bellos edificios de la ciudad. Los ciudadanos de Praag nunca olvidan el derramamiento de sangre, pero son relativamente despreocupados en lo que corresponde a la destrucción de su patrimonio, los ven como una oportunidad para rehacer el trabajo de una manera aún más magnifica e impresionante. Antiguamente, no había nada que Praag no pudiera soportar y simplemente lo reconstruía de nuevo.

Fue entonces cuando comenzó la Gran Guerra contra el Caos.

La Muerte de Praag por Karl Kopinski Sacerdote Guerrero contra Campeón del Caos

El ejército gigantesco de Asavar Kul se dirigió al sur, decidido a destruir los reinos de los hombres, y la ciudad de Praag fue la primera víctima de su ira. La gran basta se mantuvo firme, los soldados de la ciudad eran valientes más allá de la cordura, y el asedio se prolongó durante meses, hasta que los retorcidos cadáveres del ejército del Caos se apilaban a la parte superior de las murallas. Pero aquella marea no podía ser retenida para siempre. Las murallas cayeron, y la ciudadela fue completamente barrida por las tormentas mutógenas del norte. El fuego redujo los palacios a cenizas, la Magia Oscura rugió a través de las casas, y el Caos reinaba en las calles. En medio de aullantes galernas de destrucción, los siervos del Caos irrumpieron en la ciudad, matando a mujeres y niños mientras la ciudad se fundía lentamente en una bramante parodia de su antigua grandeza. Miles de personas fueron asesinadas o expulsadas para que murieran congeladas en la nieve, y a éstas personas se las podría considerar afortunadas.

Cuando cedieron las mareas del Caos, los pocos supervivientes que habían logrado escapar a los bosques regresaron arrastrándose a su ciudad solo para encontrarse con ruinas humeantes... y cosas aún peores. Con la esperanza de purificar los restos de la ciudad, los ejércitos del sur habían quemado la tierra pero la corrupción del Caos se habían infiltrado profundamente en ella.

Donde se alzaban pulcras hileras de casas, fluía ahora un monstruoso torrente de cristal fundido por algún calor increíble, distorsionado en cavernas y cuevas de todo tipo de formas perturbadoras. Pero los efectos no se limitaron sólo a la materias inanimada, pues todo aquello sobre lo que pasó la Horda del Caos quedó fundido y entremezclado, de forma que no era posible distinguir a las criaturas vivientes de la tosca piedra de las casas.

De las paredes brotaban monstruosos ojos y lenguas, los hombres y la plata de los edificios se fundieron en uno solo, y una lluvia de dedos cercenados caía todos los días alrededor de la Torre Llameante. Los pozos vomitaban sangre negra y pecina de gimiente carne viva flotaba por la superficie del río. Durante muchos años, el segundo hijo nacía siendo un mutante, y pasó un siglo antes de que volviera a escucharse el canto de los pájaros en el aire. Así, los supervivientes de Praag encontraron una ciudad completamente corrupta, donde los muros se abrían para mostrar hileras de dientes en una boca gimoteante, y donde los suelos se movían como si estuviesen compuestos por una serpenteante masa de pequeñas criaturas...

Pero el pueblo de Praag se niega a abandonar su ciudad.

Praag por Darkeen

Desesperado, el Z'ra Zoltan ordenó que la ciudad fuese quemada hasta los cimientos, purificándola de forma que fuese posible reconstruirla. Eso hicieron, erigiendo una nueva ciudad, pieza por pieza, con todo lo que pudieron encontrar, contando con muros de piedra tan sólidos como los de la misma Kislev. Pero no imaginaron el verdadero poder del Caos, pues sus creaciones no pueden ser eliminadas con tanta facilidad, y pronto volvieron a crecer los terrores de la vieja ciudad, corrompiendo los nuevos edificios. Al principio la ciudad empezó a susurrar, y pronto el aire estuvo lleno de lastimosos gritos de agonía. Los rostros aparecieron de nuevo en las paredes, y las manos volvieron a brotar del pavimento: sólo gracias a la quema y la reconstrucción se conserva alguna cordura.

Hoy en día, la ciudad tiene un aspecto irregular, con estructuras sin terminar o imperfectamente restauradas alrededor de cicatrices y heridas aún abiertas de la devastación. Luego se produjeron nuevas invasiones y la devastación regresó. Las murallas fueron asaltadas de nuevo doscientos años más tarde, y unas décadas más adelante, Praag no se salvó de la furia de la Tormenta del Caos.

Frente a tal sufrimiento incesante, muchos se dejaron vencer por la desesperación. Se olvidaron las reparaciones y se abandonaron a la desolación Algunos han decidido abandonar la ciudad mientras que otros se quedaron, esperando a que la muerte venga para reclamarlos. Muchos más decidieron quedarse para aprovecharse como cuervos de sus calles enfermizas y sin ley. Y el Caos aumenta: las callejuelas de la Ciudad Nueva se tragan las almas de aquellos que caminan por ellas, los muertos no permanecen en sus tumbas, y los espíritus inquietos acechan en las ruinas de las torres derrumbadas.

A pesar de todo esto, el orgullo de Praag continúa existiendo. Procedentes del sur llegan caravanas cargadas de comida y medicamentos. Hombres valientes mantienen a raya a los muertos vivientes y mutantes hambrientos que emergen de las zonas contaminadas y los refugiados que logran escapar de los distritos más afectados se instalan en los edificios que siguen siendo habitables. Los plateros crean maravillosas filigranas una vez más, y los mercaderes reanudan el comercio, una vez más, aunque a una escala menor.

Los Druzhinas dan recepciones tan espléndido como les sea posible con los escasos suministros a su disposición y, a pesar de su aislamiento, y las sacerdotisas y las mujeres del solitario templo del Salyak hacen todo lo posible para hacer frente a la constante afluencia de enfermos y moribundos. La ópera vuelve a estar llena de canciones, aunque su música es la triste melodía de una ciudad que ha visto el verdadero horror. La ópera, una vez más está llena de canciones, aunque es una canción triste triste de una ciudad que sabe verdadero horror. La ciudad está maldita y es algo que no se puede negar, pero para sus habitantes sigue siendo su ciudad y, si fuera necesario, estarán dispuestos a morir por ella.

Los Vampiros[]

Los ciudadanos de Praag no se sorprenderían al saber que hay vampiros en medio de ellos, pero quedarían aterrados al descubrir el alcance que tiene su influencia. La mácula del vampirismo ya infecta a de las grandes familias boyardas, especialmente los Upirnovs, los el Vasilikovs y los Kalashiniviks. Los Vasilikovs afirman ser descendientes directos de Vashanesh, uno de los originales príncipes vampiro, mientras que los Kalashiniviks son Lahmianos, de la misma línea de sangre que la enloquecida Zarina vampiresa de hace varios siglos, por lo que se declaran como los verdaderos herederos al trono. Los Upirnovs no están alineados y evitan que las disputas con las otras familias se conviertan en una guerra abierta. Los vampiros también tienen bajo control a un gran número de boyardos, druzhinas y comerciantes que, a pesar de no ser no-muertos, han caído bajo su influjo.

La Joven en el Cristal[]

Hay muchas leyendas que se cuentan tanto en el Imperio como en Kislev sobre una hermosa doncella que salvará al mundo del caos, pero sólo si puede ser liberada de su prisión de cristal. Algunas historias dicen que la doncella es la diosa Shallya, otros dicen que es la vampiresa Genevieve (un hecho que ella niega ferozmente cada vez que lo oye). En Kislev, la versión más famosa es la que se presenta en gran ópera de Anton Denisovich “La Joven en el Cristal”.

En la obra, la joven es la Diosa de la Pureza cuya prisión se encuentra bajo Praag, y sólo puede ser liberada por el beso de un Guerrero del Caos maldito. Finalmente lo consigue debido al amor que siente por ella, a pesar de saber que lo destruirá cuando sea liberada. La ópera termina con la destrucción de las fuerzas del Caos y la salvación de Praag. Por esta razón, la obra siempre es popular en la ciudad que ha sufrido tanto. Es más, varios de Hombres Enigmas sin escrúpulos se aprovechan de este mito ofreciendo a la gente una visión de la verdadera Joven en el Cristal por un módico precio. Cualquier mujer joven que visite la ciudad y no muestre desfiguraciones se le hará proposiciones para unirse a esta estafa, ya que buscar apropiadamente a mujeres con aspecto de diosas que estén dispuestas a mentir durante horas, medio desnudas, y dentro de una caja de cristal enmohecida no es nada fácil.

Disposición de la Ciudad[]

Praag en realidad es un lugar pintoresco. Hay una gran variedad de tiendas, curiosidades, restaurantes, casas de juego, etc... para los que saben dónde buscar, y los que no saben nada pueden contratar los servicios de un pilluelo de lengua afilada o un sospechoso Hombre enigma (guía de la ciudad) para recorrer las laberínticas calles de la ciudad. A continuación se describen los diferentes barrios y distritos de Praag.

Puertas y puentes[]

Las monumentales murallas de Praag tienen tres puertas. Al sur se encuentra la Puerta del Agua, que permite la entrada tanto de barcazas y el tráfico por carretera. Al este se encuentra la Puerta de las Montañas, desde donde parten los que se dirigen a las Montañas del Fin del Mundo. Al norte se encuentra la Puerta de las Gárgolas, llamado así por sus numerosas efigies vívidamente talladas.

Los dos puentes que permiten atravesar el Río Lynsk son el Puente de Karl al sur de la ciudad, y el Puente Vacío por el centro.

La Ciudad Vieja (Starogrado)[]

El área dentro de los muros originales de la ciudad es donde se encuentran los edificios más antiguos, apretados unos contra otros a lo largo de sinuosas calles que a menudo conducen a ninguna parte. Debido a la protección de una segunda muralla, el casco antiguo se salvó del verdadero horror que consumió Novygrado pero igualmente sufrió la destrucción y lleva las marcas del Caos.

La reconstrucción es lenta pero constante; nuevos edificios se mezclan con los que tienen siglos de antigüedad, y se puede ver arquitectura moderna juntándose con los casa con techo de paja del gueto Ropsmenn. Antiguamente, estas calles alojaron a los artesanos de Praag, pero a medida que la ciudad se expandía, se desplazaron al sur, y los comerciantes locales se interesaron en bienes más exóticos. Aquí es donde uno puede encontrar vendedores de libros prohibidos, ingredientes mágicos, y maravillas extranjeras.

Igualmente, aquí también están los burdeles más exóticos, los fumaderos de drogas más específicos, y las víctimas más presentables de la mutación y la locura. En los pequeños cafés callejeros, los hombres de la Ciudad Vieja cantan canciones sobre mejores días, beben extrañas bebidas Catayanas, y esperan a que la corrupción acabe con ellos.

Localizaciones[]

La Ciudad Nueva (Novygrado)[]

La zona que rodea la Ciudad Vieja por el norte y el este es conocida como la Ciudad Nueva desde que fue construida hace ocho siglos. Su cercanía a la puerta del norte significaba que sus estrechas calles, con casas apretadas, fueron los primeros en sufrir el ataque del caos, y los más afectados de toda la ciudad, y es imposible reconstruir ahí. Sólo los más pobres de los pobres viven en estas calles, donde la enfermedad mata muy rápido, y los Gusanos Solares y el Légamo del Caos hacen el resto.

Los desagües son como escabrosas llagas que supuran líquidos malolientes, y el aire enfermizo está repleto de insectos que nacen sin cesar de los montones de cadáveres mutados. El viento susurra pensamientos asesinos, y las calles embarradas están llenas de arenas movedizas mortales. La ley no persigue a los criminales que se refugian aquí, pero sólo los desesperados o perversos permanecen aquí durante bastante tiempo.

Los Cultistas y rebeldes pueden reunirse sin miedo en esta zona devastada, pero también ellos se marchan de aquí cuanto antes de que sea demasiado tarde, las calles podrían cambiar, y correrían entonces el riesgo de no encontrar nunca la manera de salir. En ocasiones, se llevan a cabo incendios y demoliciones controladas, pero la corrupción permanece, y la mayoría de los habitantes de Praag han aprendido a vivir con ello.

La Ciudad Subterránea (Glubogrado)[]

Aunque no está en ningún mapa, todo el mundo sabe que hay otra ciudad debajo de la que se encuentra en la superficie. Praag es muy antigua, y su población Enana construyó túneles desde sus orígenes. Más aún, durante la época del Z'ra Zoltan, el área bajo la Ciudadela y la Ciudad Vieja se llenó de enormes catacumbas con la idea en mente de que cuando las murallas fueran derribadas, se pudiera retroceder a estos subterránea para usarlos como única vía de escape. Las catacumbas nunca fueron utilizadas, pero al parecer, se construyeron grandes máquinas de guerra y defensas mágicas, y se instalaron astutos dispositivos para proporcionar luz solar, agua y alimentos en caso de que un asedio se prolongara durante años de nuevo.

Walpura, la Hechicera de hielo del Z'ra Zoltan, también construyó un gran laboratorio ahí abajo, y la leyenda dice que descubrió alguna fuente de Magia Oscura muy por debajo de la ciudad. Sin embargo, con la devastación de la Gran Guerra, se destruyeron todas las entradas a sus verdades ocultas. En lo más profundo, los grandes secretos de Praag aguardan a ser descubierto, pero en este momento, la supervivencia es más importante que los secretos.

El Barrio Noble[]

La esquina sureste de la ciudad siempre ha sido la zona más protegida de los estragos de la guerra y el caos, y por eso se convirtió en la zona residencial de las familias más ricas y aristocráticas de la ciudad. También es aquí donde se encuentra el Teatro de Ópera y el Gran Museo, así como la extensa área de la Plaza del Cabestrante, la zona de escenificación de todas las grandes celebraciones y las más elaboradas mascaradas. Los Druzhinas no tratan de fingir que la guerra nunca sucedió, o que su ciudad no sufre las consecuencias, pero están convencidos de el espíritu de Praag nunca debe decaer, incluso frente a la amenaza destrucción. Así, el boato continúa, y el arte, la música y la poesía sigue siendo el foco de la vida. Aquí, la locura de Praag vive en una gran excentricidad indolente y empedernida decadencia, sin importar el precio.

Localizaciones[]

El Barrio Mercantil[]

Entre la Plaza del Cabestrante y el Lynsk se encuentra el Barrio Mercantil, repleto de almacenes, casas gremiales, muelles, mercados y tiendas, y está constantemente lleno de gente, incluso por la noche. Además de los plateros y artesanos que hicieron tan famosa a Praag, también hay curtidores y peleteros, almaceneros y panaderos, agricultores y campesinos, comerciantes de seda y caravanas de especias,… además de pregoneros, agitadores, estafadores, extranjeros y Enanos. Los pueblos nómadas y habitantes de las estepas añaden un toque rústico al ambiente ya que venden animales, carnes y cueros en los mercados al aire libre. También hay Ogros, pues muchos de ellos son contratados como guardias de las caravanas orientales.

El negocio anda un poco mal debido a la Tormenta, pero nada puede detener a los mercaderes de Praag. Las cosas se han vuelto aún más turbulentas, ya que cientos de refugiados del norte de la ciudad se han apoderado de los almacenes abandonados y estaciones portuarias, convirtiéndolos en sus nuevos hogares. Algunos comerciantes los ven a los recién llegados como alimañas que deben ser eliminadas, mientras que otros los consideran como simples clientes altamente motivados. Hoy en día, la vida se compra y se vende como un pedazo de carne en estas calles estrechas, y aún es más barata. El crimen organizado y los delitos menores son comunes, mientras que la sitiada y corrupta Guardia de los muelles no tienen ni el personal suficiente (ni la inclinación) para hacer mucho al respecto.

Localizaciones[]

El Lado Oeste[]

Localizaciones[]

Imágenes[]

Fuentes[]

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