"¡Recuerda sus altas y blancas torres!
¡Admira los antiguos bajorelieves de los Dioses Élficos de antaño!
¡Contempla una vez más la miríada de luces de diferentes colores!
¡Y no olvides las cien lanzas con punta de plata que defienden sus orgullosas murallas!
Recuerda el eco de los argenteos cuernos de guerra convocando a los guerreros a la defensa de Tol Umhar"
- —Himno élfico
Las fortalezas de Tor Umhar y Tor Isil son un ejemplo característico de los pequeños fuertes defensivos de Ulthuan. Las Fortalezas de los Altos Elfos como éstas se construyen sobre las colinas de la accidentada costa de la isla, y muchas veces se les añaden bastiones exteriores para proteger a las naves ancladas en la rada, y caminos de acceso hasta el embarcadero. Las técnicas de construcción utilizadas aprovechan astutamente la mampostería para construir torreones y balcones que parecen desafiar las leyes de la gravedad.
La mayoría de las fortalezas de los Altos Elfos están formadas por un núcleo de torres muy altas comunicadas por murallas o pasarelas elevadas. Estos castillos son prácticamente inexpugnables. Su función principal es servir de atalayas, por lo que los nobles Altos Elfos aprovechan las torres para crear observatorios para una de sus principales aficiones, la astronomía. Aunque esta función tiene poca utilidad en la defensa del castillo, en el pasado los nobles Altos Elfos utilizaban las torres para situar en ellas sus Dragones. Desde una posición privilegiada estas maravillosas criaturas podían lanzarse sobre el enemigo, aumentando su velocidad a medida que descendían silenciosamente sobre los enemigos de su Señor para vomitar sobre ellos su aliento de fuego.
La piedra más utilizada en la construcción de los castillos de los Altos Elfos es el mármol blanco de Ulthuan, pues su pulida superficie no ofrece agarraderas adecuadas para aquellos que intenten escalar las murallas. Para defender la entrada al castillo los Elfos construyen estrechas y altas puertas de bronce o madera, decoradas con oro y plata.
Imágenes[]
Fuente[]
- Suplemento: Asedio (5ª Edición), pág. 85.