Cuando un hombre rinde su alma al Caos, elige una vida de batalla y matanza. Su vida será dura, pero incluso el combatiente más Veterano puede encontrar un momento de consuelo en una jarra de aguamiel o los brazos de una mujer. Sin embargo, si ese hombre viste la Armadura del Caos y se convierte en un Guerrero del Caos, dejará atrás para siempre las preocupaciones mortales tales como el confort, la calidez y el amor. Habrá cambiado su humanidad por una vida de guerra constante en nombre de los Poderes Ruinosos y por promesas oscuras de poder e inmortalidad. Han dejado de ser humanos para convertirse en armas vivientes, afinados a la perfección para las tareas sangrientas a las que se enfrentan.
Descripción[]
Aunque casi todos los seguidores del Caos emplean armaduras de algún tipo, a menudo llevando los signos y marcas de su devoción, la conocida como Armadura del Caos es de una clase muy diferente. Está hecho de un metal extrañamente trabajado y antinatural, y es una señal de gran estima por parte de uno de los Dioses del Caos, siendo un regalo favorecido por el sangriento dios de la guerra.
Por lo general, la Armadura del Caos comprende una Armaduras de placas completa misteriosamente forjada, hecha de algún material ultraterreno o sobrenatural; en muy pocas ocasiones se llegan a forjar con auténtico hierro. Puede o no incluir un yelmo o escudo de la misma sustancia. Sus colores raramente serán los de sencillo acero o hierro, pues tiene un brillo propio, reflejando en sus colores la lealtad del portador. La apariencia de la misma varía, pues se mezcla con el estilo de la raza del portador al que se le ha concedido. Sin embargo, nunca podría pasar como una placa mortal, pues su misma naturaleza se presentará con un aspecto oscuro y retorcido, reflejando la corrupción interna del portador y el mal inestimable del Poder que lo otorgó.
Las armaduras que llevan los favoritos del Caos no provienen de las herrerías mortales. Algunas son antigüedades retorcidas con placas barrocas en las que se incrusta sangre ancestral, otras crecen hasta formar parte integrante del cuerpo del guerrero. Estas armaduras son regalos vivos de los Dioses Oscuros, una segunda piel de acero que una vez que se viste, no se puede retirar, incorporando en su interior todas las corrupciones físicas y mutaciones de su portador.
Todo su cuerpo ha recibido una indomable fusión de nervio y acero. Vestidos para la guerra, estos guerreros están entre los vástagos del norte más hambrientos de batallas. Solo el portador de este don conoce el dolor y aislamiento que entraña tal regalo, y la desesperación de estar atrapado en una cárcel tan completa de la que solo escapará si muere.
Sin embargo, la mayoría provienen de las forjas de los Enanos del Caos. Todos ellos son maestros herreros y se dice que los hijos de Hashut llevan atada una pequeña parte del Caos en cada arma o armadura que forjan. Estos objetos de guerra son productos que canjean y comercian con las tribus del norte a cambio de oro, esclavos y otros tesoros esotéricos o al realizar alguna hazaña imposible de realizar que promueva sus intereses. Se cree que la legendaria armadura carmesí de Dargan se cambió por la cabeza de un desangrador y un saco de cáñamo lleno de huesos de hechicero.
Una vez puestas, las armaduras del Caos no se pueden quitar hasta que su usuario muera. Además se reparan a sí mismas, cerrando fisuras y sustituyendo piezas dañadas de forma misteriosa. Pese a estar vinculada a su portador, si el paladín del Caos muere, cualquiera puede recoger y vestir la armadura.
Fuentes[]
- Suplemento: Magia (5ª Edición).
- Ejércitos Warhammer: Guerreros del Caos (7ª Edición).
- Ejércitos Warhammer: Guerreros del Caos (8ª Edición).
- Black Library: Liber Chaotica
- Warhammer Fantasy JdR: Tomo de Corrupción (2ª Ed. Rol). Pag 182.