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Ejército Elfos Silvanos 8ª edición

Los Jinetes Salvajes viven dedicados a las necesidades de su noble rey y no tienen pretensiones de incorruptibilidad. De hecho, sería ridículo para cualquier ser hacer tal afirmación en Athel Loren, donde gran parte es ilusorio, y la magia de encantamiento es ejercida por muchos con tanta habilidad. Ariel obligó a los primeros Jinetes Salvajes a mantener un juramento de secreto para evitar la subversión y, desde entonces, todos los que han vestido el monto del cazador lo han seguido. 

Sólo un Jinete Salvaje, en todos los años desde entonces, ha roto ese juramento. Su nombre era Atherin del Cuerno Rojo, y no lo hizo bajo coacción, ni por una promesa de riqueza o favor divino, sino para impresionar a su amada, Kalara, una princesa de Wydrioth, a la que reveló esos secretos sagrados. Cuenta la leyenda que Atherin se quedó mudo en el momento de su traición y, presintiendo un cambio, huyó del lado de su amor y se adentró en el bosque donde nadie seria testigo de su vergüenza. Kalara estaba angustiada con su pérdida, pero ni siquiera con la ayuda de la magia de adivinación descubrió donde se hallaba Atherin.

Pasó un largo y triste año. Kalara decidió apaciguar a Kurnous en nombre de su amante, y se embarcó en una búsqueda en su nombre. Durante muchos meses vagó por los claros y los campos de Athel Loren, en busca de una presa digna del Dios Cazador. Por fin, en las llanuras azotadas por el viento de Eldroth, contempló una presa adecuada, un macho poderoso con una corona completa y gloriosa de astas. En un solo movimiento, Kalara colocó una flecha en su arco y disparó. La princesa no falló. El disparo dio al ciervo en su ojo derecho, y la bestia cayó muerta en ese mismo momento. 

Ansiosa por comenzar los ritos por la muerte de Kurnous, Kalara espoleó su caballo a través de la hierba alta. Por desgracia, no encontró ni rastro del ciervo, pero en un claro descubrió el cuerpo desnudo y sin vida de su amor perdido, con una flecha atravesándole el cráneo. Así murió Atherin del Cuerno Rojo, aunque su historia perdurará para siempre como una advertencia a los que se sientan tentados de traicionar la confianza Kurnous. En cuanto a Kalara, deambuló con el corazón roto y desolado, incapaz de perdonarse a sí misma por el papel que había jugado en la muerte de Atherin. Sólo en la hora más oscura de Athel Loren iba a encontrar la redención, pero eso es otra historia... 

Fuente

  • Libro de ejército de octava edición, Elfos Silvanos
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