Aulladores de Tzeentch

Tiburones Voladores de Tzeentch, Cazadores en Picado, Rayos Aullantes.

Los Aulladores de Tzeentch surgen del éter del Caos y se deslizan sinuosamente por el cielo cabalgando a lomos de los vientos de magia, del mismo modo que un pájaro vuela con la brisa, como mantas del otro mundo, buscando a su próxima víctima que devorar.

Con un instinto despiadado y depredador que desmiente su elegante exterior, los Aulladores se reúnen en bandadas, volando y flotando sobre los Vientos de la Magia, antes de precipitarse sobre su desventurada presa, desgarrándolos en pedazos con sus cuernos y dientes afilados, o eviscerándolos con las malignas espinas de sus cola.

A pesar de la naturaleza aparentemente frágil de sus esbelta figura, su resistencia demoníaca les brinda una protección moderada contra los ataques, sin embargo es la dificultad a la hora de golpear a estas criaturas tan rápidas y agiles lo que hace que los Aulladores sean tan complicado de combatir con eficacia.

Descripción[]

Al igual que los Discos Voladores y los Incineradores, los Aulladores son seres de energía pura en el Reino del Caos. Revolotean por las corrientes mágicas, compitiendo con los discos voladores por las almas de los muertos. Los Aulladores no poseen pensamiento consciente real, pues su existencia se basa fundamentalmente en sus instintos, que les hacen perseguir las almas mortales por los Vientos de la Magia. Se sienten atraídos por las emociones extremas y viajan a lugares en los que abunden la agonía, el amor y el odio. Una vez descubren uno de estos lugares, atormentan a las almas que lo habitan para atiborrarse antes de marcharse en busca de cualquiera que sea la recompensa que esperan recibir.

Cuando se congrega un ejército del Caos, los Aulladores se ven atraídos por las emociones extremas que suelen generar las tensiones acumuladas en los instantes previos a un conflicto, y por las sensaciones que se desprenden de las matanzas y del odio del campo de batalla. Se liberan de sus ataduras aethíricas, entran en el mundo de los mortales y lo sobrevuelan en círculos, paladeando los sabores de las emociones humanas. Los Aulladores siguen en bandadas a los ejércitos a la guerra, pues perciben la presencia de numerosas almas de las que alimentarse. Y durante enfrentamientos brutales, caen en picado desde los cielos y profieren horribles gritos mientras atraviesan las filas de soldados enemigos, desgarrando armadura y carne con sus cuerpos astados y dentados antes de emprender el vuelo una ver más para cabalgar las corrientes de los Vientos de la Magia, dando buena cuenta de las almas que escapan de los enemigos muertos en combate.

Los Aulladores son refulgentes tiburones voladores que planean en los Vientos de la Magia como los pájaros lo hacen en la brisa. No tienen una mente consciente real, sino que se guían por un poderoso instinto cazador. En el Reino del Caos cazan las sombras de las almas de las criaturas mortales, Furias del Caos solitarias y otros efímeros efectos mágicos. Cuando una bandada de Aulladores capta el olor de una sombra mortal, la persiguen por la miríada de planos inmateriales que componen el Reino del Caos. Cuando atrapan a su condenada presa la despedazan en un simple parpadeo, ofreciendo las porciones más delicadas del alma como regalo a Tzeentch.

Son tan ágiles y rápidos, que son muy apreciados como monturas, pese a que su naturaleza instintiva puede provocar grandes problemas si la atención de su controlador no se concentra lo suficientemente en ellos. Para ello un Aullador ha de ser transmutado en una nueva forma antes de poder utilizarse como montura. Estos Discos de Tzeentch mantienen su aspecto aplanado similar a mantarrayas, pero sus cuerpos mágicos se trasforman en formas y aspectos imposibles como parte del ritual de unión. Como resultado de ello, algunos Discos quedan cubiertos de ojos, mientras otros están envueltos en metal viviente, plumas o escamas.

Aspecto[]

Un Aullador de Tzeentch es un ser enorme y reluciente, parecido a una especie de mantarraya mutante de color púrpura, capaz de alcanzar una envergadura de dos metros. Sus cuerpos presentan colmillos, cuernos, aguijones y tentáculos multicolores que se balancean en el aire.

Los bordes de sus cuerpos planos están erizados de púas y cuchillas muy afiladas con las que desgarran a sus enemigos antes de volver a retomar el vuelo. Sus colas se extienden varias decenas de centímetros por detrás de sus cuerpos, y acaban en un extremo contundente provisto de pinchos. Se les divisa fácilmente por las estelas de colores que trazan al volar.