En Bol-a-Hat existe la mayor concentración de nativos de Albión. Mientras que en el resto de la isla, los habitantes suelen concentrarse principalmente en cuevas excavadas, en Bol-a-Hat los nativos se han dedicado a levantar cabañas y tiendas. Por supuesto, se trataba de una necesidad, ya que la población ha aumentado y superado el número de cuevas existentes en la zona. Los sucesivos enfrentamientos territoriales llevaron a los enfrentamientos entre grupos de familias rivales con tal de asegurarse un techo con el que guarecerse, hasta que a un habitante inspirado se le ocurrió construirse su propio refugio a base de pieles y madera. Desde este momento, las cabañas se hicieron increíblemente populares en Bol-a-Hat hasta el punto que cuanto más grande fuese la cabaña, mayor era la posición social de sus ocupantes en el seno de la comunidad. En la actualidad, sólo los habitantes de los estratos sociales más bajos habitan en las cuevas.
El comercio, un concepto de reciente creación en Albión, está centrado alrededor de Bol-a-Hat, y la gente viaja muchos kilómetros hasta allí para realizar trueques de carne y pieles a cambio de algún nuevo artefacto tecnológico, es decir, herramientas y armas. El comercio consiste en un arduo proceso que, normalmente conduce a frecuentes arrebatos de violencia y frustración. Resulta bastante frecuente en Bol-a-Hat ver a los mercaderes dándose de puñetazos y, a menudo, el que obtiene la victoria tras el altercado sale ganando también en el trueque. Los malos entendidos y tergiversaciones son frecuentes ya que su lengua se convierte en una barrera comunicativa.
Los nativos de Albión que viajan hasta Bol-a-Hat se quedan boquiabiertos ante los avances de sus conciudadanos y suelen merodear alrededor de las cabañas señalando y gritando con los ojos desorbitados por el asombro. Les impresiona en particular la vivienda de la “Unga-Er”, la autoproclamada jefa de Bol-a-Hat y Albión. Suele causar algún tipo de confusión entre ellos pues no están realmente seguros de cuál es su función pues parece pasar la mayoría del tiempo en su cabaña dedicada a sus asuntos. Una de las visiones más peculiares y características de Bol-a-Hat son las grandes bandadas de aves negras que se concentran en la llanura central, posándose sobre las tiendas y estatuas de piedra, así como sobre los hombros y cabezas de todo el que pasa por allí. Los habitantes de Albión disfrutan con este espectáculo ya que consideran estas aves como una especie de manjar exquisito, y, a pesar de ello, siempre regresan a pesar de que muchas de ellas son devoradas.
La mayoría de los viajeros que alcanzan Bol-a-Hat llegan exhaustos debido a la distancia y a las condiciones extremas, y se consideran afortunados de poder regresar a sus cuevas. Bol-a-Hat sin embargo, se ha convertido en una meca para los jóvenes habitantes de Albión e inundan la región en gran número. Las gentes de Bol-a-Hat los observan recordándose a sí mismos largo tiempo atras. Además, muchos de las tradicionales habitantes de las cuevas desprecian a las gentes de Bol-a-Hat, porque parecen estar bajo tensión y disponen de poco tiempo libre aunque reclaman estar más avanzados.