Wiki La Biblioteca del Viejo Mundo
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Emblema Warhammer Total War Carcasonne

Carcassonne es la frontera meridional de Bretonia; cubre gran parte de los Montes Irrana y limita con Estalia al oeste, con Tilea al sur y con el Athel Loren al este. La tierra está dividida en cuatro regiones por los tres grandes afluentes del río Brienne, y el propio Brienne conforma la frontera septentrional.

La Región[]

Hay franjas estrechas de tierras de cultivo a lo largo de parte del recorrido de los principales ríos, pero la abrumadora mayoría de Carcassonne está formada por pastos o montañas. Las pastoras de Carcassonne son especialmente célebres en el resto de Bretonia por su fuerza, su coraje y su carencia total de encantos femeninos.

Las dos porciones orientales de Carcassonne fueron en el pasado la región de Glanborielle, pero el ducado fue arrasado completamente durante las invasiones de los Orcos que llevaron a la unificación de Bretonia. Actualmente la zona se caracteriza por la presencia de castros (antiguos baluartes de la nobleza de Glanborielle), ya abandonados. Cuenta la leyenda popular que están todas embrujadas, y al menos en algunos casos se tiene constancia de que las leyendas están justificadas.

La principal amenaza a la que se enfrenta Carcassonne son las constantes incursiones de los pieles verdes de los Montes Irrana y las Cuevas. En el este del ducado, a veces reciben ayuda de las hadas del Athel Loren, pero los habitantes de Carcassonne nunca han tenido tan buenas relaciones con las hadas como sus vecinos del norte, Quenelles. En su mayor parte se defienden solos, confiando en su destreza militar (y en la mayoría de los casos es una confianza bien justificada).

En los últimos años, los caballeros de Carcassonne han empezado a hablar de los Orcos de hierro de las montañas, que evidentemente son servidores del Caos, refuerzan a las hordas orcas normales y son incluso más fuertes que los orcos negros. Hasta ahora, sólo los nativos de Carcassonne afirman haberlos visto. Ni siquiera los Tileanos, que también poseen territorios en esas montañas, han visto nada. Mucha gente cree que no son más que una historia para respaldar la petición de los Carcassonianos de que les bajen los impuestos.

La Gente[]

Los careassonianos son un pueblo marcial; creen que la fuerza de las armas es su patrimonio y su deber. Esta mentalidad se ve reforzada por las continuas incursiones de pieles verdes, que a menudo se adentran bastante en el ducado antes de que se logre reunir un contingente suficientemente fuerte para acabar con ellos. Casi todos los carcassonianos poseen algún tipo de adiestramiento militar (incluso los campesinos).

Sin embargo, no desprecian a los que no son guerreros. Esto puede verse con claridad en su actitud hacia Brionne, un ducado que invierte gran parte de su tiempo en poesía. Cuando tienen tiempo, los carcassonianos disfrutan escuchando a los juglares brionenses, y los que están en situación de viajar visitan Brionne para ver las maravillas de la ciudad. Los carcassonianos están orgullosos de estos logros, pues según dicen ellos luchan para que tales cosas sean posibles. Combaten para que los brionenses no tengan que hacerlo, y están orgullosos de ello.

Muchos aventureros carcassonianos viajan para ofrecer sus habilidades marciales contra determinadas amenazas en otras partes del Viejo Mundo a cambio de dinero. Otros viajan porque sus talentos no son marciales, y tienen dificultades para recibir dentro de Carcassconne el reconocimiento que creen merecer. Los juglares brionenses están muy bien, pero un verdadero hijo de Carcassonne debería ser guerrero.

Pastor Carcassone orcos por Paul Loboyko Bretonia

Hay dos costumbres carcassonianas que han adquirido cierra fama más allá del ducado. La primera es la espada natal (comúnmente denominada "espada de Carcassonne"). Todos los nobles varones reciben una espada de excelente calidad cuando nacen: se supone que es lo primero que deben agarrar. Esa espada se cuelga sobre la cama del niño hasta que viene edad suficiente para entrenarse con ella. A partir de ese momento, pasa a descansar sobre un estante junto a su cama mientras duerme. La mayoría de los carcassonianos se niegan a luchar con ninguna otra arma, y de hecho parecen hacerlo mejor cuando la esgrimen.

La segunda costumbre es la del "pastor" carcassoniano. Por supuesto, no se puede confiar en los campesinos para que luchen independientemente, y contratar mercenarios aportaría una gran vergüenza a los bretonianos, Sin embargo, los rebaños de ovejas de las estribaciones de las montañas necesitan protección, por lo que no hay vergüenza alguna en contratar pastores que sepan defenderse.

Por un lado, los pastores y pastoras carcassonianos son guerreros entrenados, y también están preparados para actuar solos, espiando y acosando a las huestes orcas. Por otro lado, a veces los nobles de Carcassonne contratan “pastores" extranjeros, a menudo en bandas dirigidas por un líder experimentado, y les dan una única oveja para que cuiden de ella. El salario es de 50 peniques al día, pero dichos nobles suelen tener bastantes descuidos como dejar caer bolsas de oro delante del jefe de los pastores.

Los mercenarios que son tratados de esta forma lo encuentran bastante divertido. La mayoría logran resistirse a la tentación de comerse su oveja durante al menos una semana; algunos incluso la adoptan como mascota.

Expresiones de Carcassonne[]

  • “Ha nacido con una Espada en la mano”: alguien muy rico. No tiene absolutamente nada que ver con la destreza militar.
  • “Carcasas”: término despectivo para referirse a los carcassonianos. Dentro del ducado solo lo usan quienes han perdido las ganas de vivir.
  • "Está buscando su oveja” persigue algo que resulta de gran importancia para él.

Lugares de Interés[]

Heráldica de Carcassonne[]

El Duque Huebald es el serio y respetado señor de Carcassonne, cuyo escudo lleva la imagen de una espada, un símbolo muy importante en la tierra de este guerrero. Esta heráldica fue adoptada originalmente por el Duque Lambard, uno de los Compañeros de Gilles, como símbolo de respeto a la cultura de sus padres. Durante siglos, y nada más nacer, a los hijos nobles de Carcassonne se les ha dado a tocar una espada forjada especialmente para ellos y que se cuelga sobre su cuna hasta que son capaces de empuñarla.

Fuentes[]

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