Wiki La Biblioteca del Viejo Mundo
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Catapultalanzagoblinsen

Cuentan los Libros de los Agravios que hace tiempo, en una fortaleza Enana asediada, los Goblins habían llegado hasta la Torre de los Juramentos, donde unos cuantos Enanos lanzaban rocas hacia sus enemigos. Al parecer, llevaban ya días luchando, y las reservas de piedras eran casi nulas. Mientras, la enorme horda Goblin seguía avanzando hacia la fortaleza. Uno de los artilleros, Grom Barbaespuma, pidió a gritos que lo lanzaran en la catapulta en dirección a la horda, para poder acabar así con la deshonra y luchar hasta el final llevándose el mayor número de pieles verdes a la tumba, cosa que no agradó a sus compañeros, ya que lanzar a un compañero hacia una muerte segura era casi como firmar un contrato para ser Matador.

Entonces, Gottri Narizplana tuvo una idea. Antes de que nadie pudiera pararle, Gottri ya había cogido una enorme red que tenía a los pies y empezó a correr hacia los Goblins que ya habían entrado en el patio de armas. Grom, evidentemente, le acompañó corriendo. Grom, gracias a su embriaguez, tropezó en las escaleras y como si fuera un juego de bolos, derribó a un par de Gobos. Aunque la mayoría escaparon asustados, Gottri cogió a varios de los Goblins con la red y con la ayuda de Grom los subieron a la almena donde estaba la catapulta.

- ¡Rápido! –gritó Gottri- ¡Debemos lanzar a los propios Goblins! ¡Aquí tenemos nuestra munición!

Los demás artilleros colocaron al Goblin encima de la catapulta, y ajustaron al nuevo peso los controles de la máquina.

Mientras cargaba al pielverde (ya despierto), éste profirió un grito.

- Eh, no te quejarás porque te devuelva con tus verdosos amigos, ¿no?

Los Enanos se miraron unos a otros y, sonriendo, cogieron otra red. Con un sonido seco, la catapulta rugió. El Goblin fue lanzado por los aires y al llegar a la fila frontal de la unidad del Kaudillo, cayó con un enorme estruendo, el efecto del proyectil fue remarcable. El primer Goblin dio de lleno al Kaudillo... y los pieles verdes empezaron a huir presos del pánico. Al parecer las runas seguían haciendo efecto.

Grom sonrió mientras preguntaba:

- ¿Voy a por más?

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