Wiki La Biblioteca del Viejo Mundo
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Fin trans
El trasfondo de esta sección o artículo se basa en la campaña de El Fin de los Tiempos, que ha sustituido la línea argumental de La Tormenta del Caos.
Mapa ulthuan fin de los tiempos

Mapa de Ulthuan

"¡Ulthuan, la joya del Gran Océano! Forjada a partir de los huesos de Draugnir y fijada al firmamento mortal por la mano divina de Asuryan. Pero Asuryan no contaba con los dioses oscuros. Slaanesh había estado durante mucho tiempo hambriento de las almas de los hijos de Isha, y, con lengua de plata, convenció a sus hermanos para romper el mundo mortal. Debilitado por la guerra de Khaine, la corte de Asuryan no podía resistir; fueron expulsados de sus palacios celestiales, atrapados en cuerpos de carne, sangre y llamas. Así hizo la ira de Khaine su primer paraíso amargo; la leyenda dice que lo hará una vez más antes de que despunte el Rhana Dandra, el fin de todas las cosas."

Anónimo

Nota: Leer antes de continuar - Sacrificios

El mundo se acaba. Morrslieb se vislumbra baja en los cielos iracundos, y la magia aumenta para darle la bienvenida. La peste y la locura son comunes, y la guerra recorre cada tierra.

Los campeones están surgiendo, aunque a veces de las más improbables de las fuentes. En el Inframundo, un antiguo espíritu despierta, extendiendo su voluntad una vez más hacia el reino de los mortales. Había sido enemigo de los vivos una vez: pero ahora podría desempeñar un papel vital en su salvación. En el Imperio, surge un heraldo, el precursor, tal vez, del regreso de un héroe perdido hace mucho tiempo. En las montañas, los tambores proclaman que una profecía labrada en hueso por fin se acerca a su cumplimiento, un señor de la guerra de antaño renacido en un conquistador de hoy. Otros se darán a conocer en poco tiempo: campeones de la luz y la oscuridad, del orden y la destrucción, unidos contra el hambre de los Dioses Oscuros que lo consume todo - pero queda por ver si lo harán a tiempo.

Los bastiones del Viejo Mundo ya se están estremeciendo, atacados por los servidores del Caos. Bretonia, devastada por la reciente guerra civil, sólo perdura bajo el liderazgo del Caballero Verde, revelándose que no era otro que el Rey Gilles de las leyendas. Tilea, Estalia y los Reinos Fronterizos han sido completamente destruidos, superados por los hombres rata saliendo en masa de las entrañas del mundo. Athel Loren se está muriendo, devastado por hombres bestia y envenenado por la misma enfermedad que amenaza con quitarle la vida a su reina divina.

En el norte, los ejércitos del Caos marchan abiertamente a través de Kislev, y se lanzan contra las defensas del Imperio. Se trata de una infecta horda más allá de cualquier cálculo, como no se veía desde la Gran Guerra. Todos los artificios de los herederos de Sigmar podrían no ser suficientes para repelerlos. Un brillante gran muro de fe y piedra, levantado por el hechicero Balthasar Gelt, mantiene a la horda detenida por el momento, pero no puede hacerlo para siempre. Peor aún, este no es más que el primero y menor de los ejércitos de Gran Elegido Archaón. El norte se estremece con la marcha de los salvajes y los traidores, con su acero comprometido con el Señor del Fin de los Tiempos. Los hombres del Imperio claman por ayuda y no hallan ninguna, los enanos se han escondido profundo debajo de las montañas, Bretonia es un erial ahogado con cadáveres y los elfos tienen sus propios problemas.

Ulthuan se tambalea al borde de la ruina. Los Demonios corren desenfrenados a través de sus diez reinos, y la ausencia del Rey Fénix se hace sentir. Caledor, el más poderoso y más antiguo de los reinos élficos, se ha retirado de la Corte del Fénix. Su príncipe, Imrik, es considerado un traidor por sus semejantes, pero mantiene inquebrantablemente su rumbo, aunque todavía ninguno sabe por qué.

Tyrion, heredero de Aenarion, comanda las defensas del reino en ausencia del Rey Fénix, aunque lo hace con un corazón apesadumbrado. Su hija, Aliathra, se encuentra en las garras de los no muertos, y su amada, la Reina Eterna Alarielle, ha partido de Ulthuan en una misión propia. El estado de ánimo de Tyrion ha crecido más oscuro con cada día que pasa, pero todos saben que sin Tyrion para dirigir sus ejércitos, Ulthuan caería.

Teclis, el hermano de Tyrion, mantiene su propio consejo. Sólo él afirma haber visto al Rey Fénix en los últimos meses, y muchos en Ulthuan sostienen que el mago habla con la voz de su monarca. Pocos en Ulthuan dirigen con la misma confianza que Teclis, sin embargo, rara vez se le puede encontrar mientras la guerra contra los demonios se recrudece. Teclis ha aceptado una verdad creída por muy pocos. Sabe que la fatalidad se acerca, y trabaja para aprovechar la magia del mundo para que los mortales puedan tener la fuerza para luchar contra los dioses. En esto, Teclis es guiado por Lileath, diosa de la profecía, sin saber que su patrona está jugando apuestas aún más grandes y desesperadas.

Muy al oeste, el Rey Brujo se sienta en su trono, en busca de oportunidades entre la sangre y el fuego. Naggaroth se ahoga en masacres, pero a Malekith le preocupa poco mientras los muertos obstruyen las calles. La mente del Rey Brujo, como siempre, estaba sobre Ulthuan. Veía los fuegos de la guerra que asolaban su odiada tierra natal, y se preguntaba si su propia venganza podría ser usurpada. El Rey Brujo podía sentir el surgimiento de una nueva era en la brisa, y se preguntaba si era la última oportunidad para ver su viejo odio consumado.

Sin embargo, los pensamientos de Malekith permanecían también en aquellos que son a la vez sus vasallos más cercanos y menos confiables. Malus Darkblade no había ocultado sus ambiciones en los últimos meses. A pesar de que Naggaroth se desmoronaba, el Tirano de Hag Graef había tenido cuidado de avanzar en su propia posición. La estrella de Darkblade iba en aumento, y Malekith sabía que el señor del terror no descansaría hasta que el trono de Naggaroth fuera de él. Darkblade no era la única preocupación del Rey Brujo. Más preocupante para Malekith era la reticencia de su madre, Morathi. Nunca antes la lengua de la Hechicera Bruja había reposado cuando había exhortaciones o castigos que brindar, y su silencio era quizás el signo más preocupante en días bañados de presagios.

En Athel Loren, habían descubierto por fin la verdad que sabía Teclis. Guiados por las visiones de Lileath, las profetisas habían visto que el Rhana Dandra, el fin de todas las cosas, había llegado. Antes de que pasase la oscuridad, los elfos tendrían que luchar contra los Hermanos Oscuros del Caos como sus propios dioses hicieron una vez. La hueste de Asuryan perdió su batalla, fueron abatidos por el fracaso para habitar entre sus hijos, y los Asrai sabían que los elfos debían permanecer unidos si querían hacerlo mejor que los que les dieron la vida. Pero los odios antiguos, mortales y divinos, proyectan una larga sombra. Incluso con la guía de Lileath, la victoria es casi imposible, y la supervivencia no es sino una esperanza fugaz...

Fuente[]

  • The End Times III - Khaine
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