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Cuidado, la información procede de un videojuego, por lo tanto su validez puede ser exclusiva solo del videojuego.
Este artículo contiene información de Age of Reckoning, cuya trama se desarrolla en una línea de tiempo paralela.
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El reino de la destrucción, formado a través de las maquinaciones del Rey Brujo, se compone de las fuerzas del Caos, los saqueadores pieles verdes y los Elfos Oscuros del Rey Brujo.

El único objetivo que les une, que les lleva a ir en contra de sus prejuicios y animosidades habituales, es la aniquilación total de las fuerzas y reino de la Orden.

Caos[]

"No puede haber tregua en la Guerra Eterna, ya que los Dioses Oscuros y sus sirvientes elegidos nunca descansarán hasta que el mundo se convierta en un Reino del Caos"

En los residuos helados al norte de Kislev viven las tribus nómadas de bárbaros conocidas en todo el Imperio como los hombres del Norte. A veces surge un poderoso líder entre estos humanos salvajes que une a las tribus en un gran ejército que marcha al sur, hacia Kislev y el Imperio. En tales ocasiones, los hombres del Norte sólo buscan derramar sangre y conquistar, ya que son voluntariosos sirvientes de los inescrutables Dioses del Caos.

Los Dioses del Caos son mucho más activos en las vidas de sus adoradores que los dioses de otras culturas. Recompensan a sus seguidores inmediatamente cuando están satisfechos, pero su celeridad no es menor cuando han de demostrar su descontento a un devoto. Un Dios del Caos a menudo demostrará su favor "marcando" a un individuo con su símbolo. Este símbolo confiere poderes en proporción con la esfera de influencia que el Dios controla. Otros dones y mutaciones son a menudo otorgados si el Dios sigue sintiéndose satisfecho con las obras del sujeto.

A los guerreros más poderosos y agraciados entre los adoradores humanos del Caos se les llama Paladines, y son excepcionalmente poderosos durante la batalla. Entre ellos, la fuerza es la autoridad, y así estos Paladines son también líderes para su pueblo. Tales criaturas son tan fuertes y están tan mutadas que apenas se les puede considerar humanos. Suelen empuñar gigantescas armas que un humano normal difícilmente podría levantar, y se embuten en Armaduras del Caos que se ajustan a su piel. Estos Paladines del Caos están entre los adversarios más poderosos y terroríficos de todo el mundo.

Los hombres del Norte que acompañan a estos Paladines a la batalla son los Bárbaros del Caos, y a menudo luchan junto a criaturas inhumanas, tales como los temibles Hombres Bestia. En ocasiones, incluso compartirán el campo de batalla con criaturas nacidas de la energía pura del Caos: los Demonios del Caos.

La Era del Juicio Final se anuncia con un ejército del Dios Tzeentch, El Que Cambia las Cosas, marchando sobre el Imperio. A la cabeza de este terrible ejército del mal está un poderoso Paladín llamado Tchar'zanek.

La Marea de los Pieles Verdes[]

"Tenéis que comprender que para un piel verde, un día que empieza matando con sus propias manos a alguien y que se acaba con esas mismas manos siendo cortadas durante la batalla, es un buen día"

Bautizados así por el color de su piel de tacto céreo, los pieles verdes son el salvajismo personificado. Tienen mal carácter, son primitivos y viven para luchar. A falta de otros enemigos, acaban enfrentándose entre sí consumidos por la sed de violencia. En su cultura, la fuerza lo es todo, y los miembros más débiles del grupo pueden acabar en las fauces de otro..

Los pieles verdes no tienen patria. Asaltan los asentamientos de otras razas y los hacen suyos, decorándolos con pinturas tribales, madera y chatarra que moldean con la forma de símbolos rudimentarios, y, en ocasiones, hasta con los huesos de sus víctimas. Todo ello conduce a un estilo arquitectónico propio caracterizado por un aspecto destartalado.

De cuando en cuando, un poderoso kaudillo orco reunifica a las tribus de pieles verdes en una masa ingente denominada "¡Waaagh!", el grito de guerra común de estas criaturas. En un ¡Waaagh!, los pieles verdes se convierten en una estampida de Orcos, Goblins y Snotlings desenfrenados dispuestos a destruir todo lo que encuentren a su paso. Salvo por el propio Caos, no hay ninguna fuerza en el mundo de Warhammer que sea tan devastadora como un ¡Waaagh! en acción.

En los albores de la Era del Juicio, el Orco Negro Grumlok, Señor de la Guerra, y su diminuto homólogo, el chamán goblin Gazbag, han reunido a los pieles verdes. Juntos quieren conducir a su tribu, los Zolez Zangrientoz, al dominio absoluto. Ahora han declarado la guerra a los Enanos, guiados por una mano invisible.

Los Orcos[]

Son la especie más numerosa de los pieles verdes. Son más grandes, más agresivos y más musculosos que sus primos menores, los Goblins, los Hobgoblins y los Snotlings. Los Orcos crecen durante toda su vida, y la piel se les oscurece con la edad. Los ejemplares más fuertes y poderosos se convierten en Orcos Negros, caracterizados por su gran tamaño y su piel oscura.

Los Orcos no son criaturas inteligentes en absoluto, pero sí tienen un conocimiento instintivo de la estructura social. Se trata de bestias primitivas que imponen su voluntad a todo el que creen más débil. Lo que más les gusta a los Orcos es luchar. A falta de oponentes, pueden enfrentarse entre ellos mismos. Suelen protagonizar combates descarnados, ya que son rivales temibles incluso cuando están heridos. No sienten dolor y no temen nada.

Los ejemplares especialmente poderosos pueden tratar de ascender en su tribu mediante un salvajismo brutal que les permita ganar combates personales. Si alguno es capaz de vencer al actual kaudillo, asumirá su cargo. Si muestra un carácter decidido, puede unir a toda la tribu en un ¡Waaagh!, mientras supera las dificultades internas que acarrea su cargo.

Los Orcos luchan con armas primitivas que son poco más que trozos de metal sin trabajar. Suelen darles nombres tan descriptivos como "rebanadora", "golpeadora" y "machacadora", y las manejan con una fuerza brutal.

Los Goblins[]

Los Goblins son considerablemente más pequeños que los Orcos, pero compensan esta desventaja con una astucia natural de la que carecen sus parientes. Reciben amenazas e intimidaciones constantes de los Orcos, lo que les ha llevado a convertirse en criaturas escurridizas e insidiosas, cuya cómica apariencia oculta una inteligencia malévola. En muchos aspectos, los Goblins son el cerebro de la sociedad tribal de los pieles verdes. A menudo son los chamanes de sus tribus y suelen tener cabeza suficiente como para aprovechar su cargo y manipular a los grandes y lentos Orcos para que cumplan su voluntad.

Los Goblins también son los pieles verdes más diestros con la tecnología. Crean objetos de diseño sencillo, pero efectivo. Como ocurre con todas las creaciones de los pieles verdes, las máquinas y dispositivos de asedio elaborados por los Goblins tienen un aspecto primitivo, pero una roca de 200 kilos causa los mismos estragos desde un lanzapiedroz de los pieles verdes que desde un lanzaagravios de los Enanos.

Elfos Oscuros[]

“Escuchad mi señor, Señor de todos los Druchii. De la lejana Catai a las tierras usurpadas de nuestro pueblo maldito y desde las frías tierras de Norsca hasta las brumosas junglas de las Tierras del Sur, nuestros ejércitos son temidos con motivo. Somos los únicos en mantener vivas las nobles tradiciones de nuestros ancestros de Nagarythe. Sólo nosotros seguimos la senda iniciada por el grandioso Aenarion el Defensor. Sólo nosotros seguimos el verdadero camino.“

Siglos atrás, cuando el Caos se desató en el mundo por vez primera, Aenarion, campeón de los Elfos, extrajo la temible Espada de Khaine del altar en que reposaba y usó su aterrador poder para salvar a su pueblo de la aniquilación. A la muerte de Aenarion, su hijo Malekith fue considerado indigno de ocupar el trono. A pesar de ser un poderoso guerrero, un gran hechicero, un general brillante y el heredero legítimo al trono, muchos Elfos se opusieron a su coronación, ya que temían que estuviese obsesionado con la guerra y llegase a suponer una influencia desestabilizadora para los Altos Elfos y su raza. Como venganza, Malekith urdió durante años una terrible guerra civil que dividiría a la raza de los Elfos en dos facciones.

Cuando la guerra hubo terminado, fueron los Altos Elfos los que salieron victoriosos y consiguieron expulsar a los Elfos Oscuros del ancestral hogar de su raza. Bajo el liderazgo de Malekith, el Rey Brujo y su madre la Hechicera Morathi, los Elfos Oscuros navegaron a través del Gran Océano occidental y fundaron un nuevo reino para sí mismos en lo más remoto al norte del Nuevo Mundo. Llamaron a esta tierra Naggaroth; la "Tierra del Frío" en su lengua.

Al contrario que los Altos Elfos, que buscan constantemente la supresión de sus pasiones, atenazados por el temor de verse dominados por ellas, los Elfos Oscuros aceptan voluntariamente su naturaleza hedonista. La sociedad de los Druchii fomenta el individualismo, el egoísmo y el orgullo como sus valores. Tienen poco respeto por los demás y mucho menos por el resto de razas del mundo, a quienes ven como súbditos y esclavos en potencia.

En la batalla, los despiadados guerreros de Naggaroth aúnan la disciplina élfica con la brutalidad y la ferocidad, ya que el dios protector de los Elfos Oscuros es Kaela Mensha Khaine, el Dios de la mano sangrienta y Señor del Asesinato. En ningún lugar es más evidente que entre las seductoras y letales Elfas Brujas que sirven en los templos de Khaine y se deleitan con la violencia y los baños de sangre.

Desde que fueran expulsados de Ulthuan, el mayor deseo de los Elfos Oscuros ha sido siempre volver a Ulthuan y vengar su derrota, reclamando la tierra que creen que por derecho les pertenece. En la Era del Juicio, Malekith recibe noticia de una inminente invasión del Imperio por parte del Caos y usa esta información para provocar una cadena de sucesos que dejarán a la isla natal de los Elfos indefensa contra una invasión. Bajo el mando del Rey Brujo, una gran flota de Arcas Negras (inmensas islas flotantes cargadas de soldados, bestias y maquinaria de guerra), navega a través del océano a la conquista del reino insular de Ulthuan y a la conquista del destino que se les negó a los Druchii tanto tiempo atrás.

Fuentes[]

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