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El trasfondo de esta sección o artículo se basa en la campaña de El Fin de los Tiempos, que ha sustituido la línea argumental de La Tormenta del Caos.
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Los vientos aullaban a través del desierto iluminado por la luz de luna de lo que una vez había sido Khemri. Lo habían hecho desde que la Pirámide Negra se había marchado, su caricia extrañamente fría en esa tierra ardiente.
Nada se movía, ni siquiera los restos de Settra. Aunque desmembrado, el Gran Rey todavía sobrevivía, y sus dispersos restos estaban medio enterrados por la arena. Cerca de allí, una estatua con grietas en el rostro y su mitad inferior enterrada bajo las dunas miraba sin ver hacia el cielo.
No puede terminar de esta manera, rabiaba Settra en silencio, como había hecho todos los días desde la caída Khemri. Sin embargo, las palabras sonaron falsas incluso para él. El Gran Rey ni siquiera podía recordar cuántos días habían pasado desde Nagash lo había derribado. El tiempo ya no tenía ningún significado para él. Era sólo la cruda luz del día y el silencio adormecedor de la noche, una y otra vez, sin esperanza de acabarse.
Settra vio un resplandor en el lejano este, y supo que empezaba a amanecer. Nunca veía la puesta de sol, sólo el amanecer, ya que su cabeza estaba ahora tan fija en su sitio como la estatua de sus antiguas glorias. Otro día había llegado, y con él las aves carroñeras que volaban en círculos y veían sus huesos como trofeos que disputarse. Cada día, los gritos airados de Settra las habían ahuyentado, pero cada día se volvían más atrevidas. Settra sabía que pronto perderían su miedo por completo, y que sus huesos iban a acabar esparcidos por el reino de Nehekhara.
Por primera vez en milenios, Settra el Imperecedero, el Gran Rey de Nehekhara, deseó ser mortal, aunque sólo fuera para poder morir.
El viento barrió la arena una vez más. Settra sintió una voluntad ajena a la suya surgir a través de sus huesos dispersos, recomponiéndolos de nuevo e infundiéndole una nueva fuerza.
Settra se puso en pie tambaleando, y sus pensamientos de desesperación se esfumaron como un espejismo del desierto. Sintió la fuerza corriendo por sus extremidades, un vigor que no había conocido en milenios.
¿Es esto un truco?, se preguntó el Khemrikhara.
Cuatro voces que de alguna manera eran una sola bailaron en la brisa, y sus palabras bullían de risa.
"La batalla solo se ha acabado si lo deseas. Puedes ser rey otra vez".
Settra no dio ninguna respuesta, y se quedó mirando fijamente en silencio las arenas de Khemri.
Prefacio | El Fin de la Campaña | Contendientes | Batalla | Una Rata en la Ciudad | Un Ritual Diferente | Viaje al Inframundo | Las Dos Caras de la Muerte | La Victoria de Nagash | Tras la Batalla de las Puertas de Khemri | El Renacer de Settra
Fuente
- The End Times I - Nagash.