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Ilusionista por Radoslaw Gruszewicz

Pocos pensarían en la Facultad Imperial de Ilusionistas, que se asienta en las ricas tierras agrícolas de las afueras de Ubersreik, una ciudad de unos 3.500 habitantes al oeste de Reikland, como uno de los pilares del estado. Para los habitantes de la cercana ciudad es simplemente un colegio de hechiceros especialmente excéntricos, a salvo de la persecución gracias al calificativo "Imperial" que se incluye en el nombre. Los ilusionistas promueven esta impresión; frecuentemente ofrecen demostraciones de sus habilidades en las grandes festividades de los equinoccios y los solsticios, y algunos de sus integrantes aceptan trabajos con las compañías de actores ambulantes que viajan por estas tierras.

Su inofensivo exterior es una simple fachada que oculta una finalidad más secreta y siniestra. Detrás de esa apariencia de excentricidad se esconde una eficiente y despiadada red de espionaje. Desde el cuartel general de Ubersreik, los espías ilusionistas viajan hasta todos los rincones del Imperio buscando pruebas de sedición, infiltración, espionaje enemigo, descontento de los campesinos, nobles que planean rebeliones y sectas del Caos. A otros se les envía al extranjero en distintas misiones de inteligencia o con instrucciones concretas para recuperar o transmitir información o algún objeto o incluso para realizar un asesinato.

Con su maestría a la hora de disfrazarse y su facultad para distraer la atención, les es fácil infiltrarse en organizaciones, entrar y salir de edificios sin ser vistos, matar a personas y hacer ver que otro lo hizo y, en general, confundir y dejar perplejo al público. Son poco numerosos pero efectivos, y es imposible decir quién podría ser un agente de Ubersreik. El inofensivo anciano que viaja con la compañía de teatro ambulante, la joven que realiza ilusiones en la plaza del pueblo para sacar algo de dinero, el hechicero que viaja con el grupo de pendencieros aventureros que están en un rincón de la posada; cualquiera de ellos podría ser un agente del Imperio.

Ingreso[]

Para ingresar, el hechicero debe tener la recomendación de otros dos hechiceros (no necesariamente ilusionistas) que sean de confianza de las autoridades de la Facultad Imperial. Los posibles ilusionistas tienen poca idea de lo que les espera cuando llegan a la facultad para Instruirse. Ignorantes de todo, serán investigados por sus superiores, sus movimientos serán observados, sus actividades anotadas y sus amigos estudiados. Sólo una vez que estén tras las puertas cerradas de la Facultad Imperial y las autoridades hayan estimado que son aptos, el secreto les será revelado. En ese momento deberán tornar una decisión: jurarán lealtad o abandonarán la facultad a la mañana siguiente. De aquellos que abandonan la facultad, pocos sobreviven más de unos pocos días antes de sufrir algún desagradable accidente.

No todos los estudiantes de la Facultad Imperial son reclutados de esta manera. Después de todo, algunos no tienen talento para la vida de espía. Estos individuos ayudan a mantener el engaño de que la facultad es como cualquier otro colegio. Sin embargo, el hecho de que las autoridades no les hayan considerado aptos juega en su contra y, cuando se marchen, sus detalles serán enviados a los cazadores de brujas imperiales, que les vigilarán desde ese momento. Después de todo, aquél que no está completamente dedicado al Imperio podría fácilmente actuar contra él, y estos posibles riesgos deben ser vigilados de cerca.

Una vez que el ilusionista ha completado su entrenamiento clandestino se le concede una licencia y se reincorpora de nuevo al mundo exterior. A muchos se les dice que continúen con sus antiguas carreras. A los aventureros, por ejemplo, probablemente se les dirá que sigan con sus amigos, que continúen viajando con ellos, que participen de cualquier actividad heroica o vil que emprendan. Entonces, un día les llegará un mensaje (una palabra susurrada en una oscura taberna, unas instrucciones de alguien en un colegio menor mientras regatea sobre el precio de unos ingredientes mágicos) y la misión estará en marcha. Podría ser algo tan sencillo como descubrir algo sobre un individuo o una organización que está causando problemas al Imperio. Pero también podría tratarse de algo más siniestro: asesinar a toda la familia de un mercader que se ha vuelto demasiado rico y poderoso y hacer que parezca que se ha tratado de alguna actividad de una secta.

Los miembros de la Facultad Imperial, en teoría, responden solamente ante el Emperador. En la práctica no es así. Los líderes de la Facultad Imperial han considerado prudente no decir nada sobre su existencia a los dos últimos Emperadores, velando por los intereses de lo que llaman "ocultación admisible" en el caso de que sus actividades se hicieran públicas. Además, el Emperador puede ser forzado a abdicar, y entonces dejaría de ser un aliado para convertirse en un potencial enemigo. Se consideró que era poco inteligente dejar que la verdad sobre la facultad cayera en manos de un posible enemigo, por lo que el Emperador ignora por completo que se está engañando y asesinando en su nombre.

Las únicas personas en el poder que saben la verdad sobre la Facultad Imperial son los grandes hechiceros de los Colegios de la Magia Imperiales de Altdorf. No obstante, desconocen la magnitud de su red de espionaje, ya que la Facultad Imperial ha procurado dar la impresión de que son patriotas leales pero excéntricos con una curiosa manía por el secretismo. La mayoría de los grandes hechiceros considera a los espías de la facultad como poco más que una broma, y no una amenaza. Sólo la Gran Hechicera Dorada sospecha de su verdadero poder e influencia, y de buen grado utiliza sus servicios de cuando en cuando a cambio del dinero que necesitan para financiar sus operaciones.

Uno de los principales objetivos de la Facultad Imperial es acabar con las maquinaciones del Caos dentro del Imperio, "buscando al enemigo interior", aunque este objetivo se encuentra con el obstáculo de que unos cuantos miembros de las altas jerarquías de la Facultad Imperial pertenecen a sectas. Cuando se envía a algún agente en una misión de infiltración o destrucción de una secta concreta, es posible que sea enviado por un agente de una secta rival para alcanzar sus propios fines. Hay veces que la Facultad Imperial, en lugar de realizar un trabajo, pasa el soplo a un cazador de brujas del lugar para que éste se encargue del trabajo sucio. La facultad tiene contactos con una serie de cazadores de brujas "dóciles" en los que puede confiar para satisfacer las necesidades de la facultad; algunos son fanáticos o agentes del Imperio, otros son víctimas de chantaje.

La facultad propiamente dicha es un castillo de antiguo diseño que no llama la atención, rodeado de edificaciones anexas y ubicado en unas tierras de labranza al sureste de Ubersreik. En ocasiones, de noche se observan extrañas luces encima de él que sirven para asustar y alejar a los curiosos campesinos, para dotar al lugar de un aire de misterio y para mantener a la gente alejada de la verdad.

Aunque la facultad recluta activamente a mujeres y tiene la mayor proporción de mujeres de todos los colegios del Imperio, el lugar tiene el aspecto de un club de caballeros: todo cubierto de paneles de roble pulido y butacas de cuero. Es en el gran salón, junto a un vaso de licor bretoniano, donde el poderoso triunvirato que gobierna la Facultad Imperial se reúne para planear sus trampas. En otros lugares del castillo se hallan las salas de enseñanza, una buena biblioteca de libros mágicos y sobrenaturales (incluidas algunas obras prohibidas), tres lujosas suites para los líderes de la facultad, cocinas, almacenes, etc. En el centro del castillo hay un patio, donde los hechiceros pueden practicar sus ilusiones a gran escala, lejos de las miradas de curiosos.

El Triunvirato[]

La Facultad Imperial de Ilusionistas está gobernada por un cónclave de tres ilusionistas experimentados. Todos son bien conocidos y respetados en la sociedad de Reikland y todos ellos son vistos como gente excéntrica e inofensiva en el mundo exterior. Como mínimo, siempre hay uno viviendo allí, aunque es raro que los tres coincidan al mismo tiempo:

Fuente[]

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