Wiki La Biblioteca del Viejo Mundo
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Garragor por Dave Gallagher

El horror porcino conocido como Garragor es una salvaje, pestilente y completamente repulsiva bestia del Caos. De apariencia similar a un jabalí gigante (aunque de un tamaño más cercano al de un gran oso), el Garragor es una criatura mutante cubierta de crueles espinas, un grueso y tosco pelaje, y una colección de garras y colmillos letalmente afilados. Su temperamento es tan sumamente violento, que combatirá y matará a cualquier criatura con la que se cruce, consumiendo luego su carne con una glotonería desesperada.

Historia[]

Los Garragors son los primos gigantescos de los Tuskgors, unas montañas de músculo y pelo extrañamente peligrosas. Como ocurre con los hijos del Caos, los Garragors están desfigurados por mutaciones terribles, pero generalmente tienen el aspecto de un gigantesco jabalí de pesadilla, cubierto de espinas, colmillos y un pelaje grueso.

Aunque los Garragors son omnívoros voraces, prefieren una dieta basada en la carne fresca y los Hombres Bestia son su presa natural. Su apetito es tan grande y su metabolismo tan temible que son capaces de engullir a un caballero con armadura y su caballo con barda en cuestión de segundos. Las tribus de los bosques creen que los Garragors tienen dos estados naturales: un sopor digestivo que les invade después de comer y una furia ciega e incontenible, aunque este último es el más común de los dos.

Garragor01

Cuando un Garragor particularmente grande aparece en el bosque, un Caudillo de manada tratará de domesticarlo para probar que es el líder adecuado para dirigir la manada de guerra. Muchos Caudillos han muerto tratando de cazar a uno, sin saber que al hacerlo es propiciar ser desafiado por un seguidor disgustado. El acto de domesticar al Garragor se repite normalmente varias veces y en él, el Caudillo golpea la cabeza peluda de la bestia con un garrote de pinchos mientras evita ser empalado por sus colmillos afilados como la hoja de un arma.

Si consigue imponerse, sobre una bestia especialmente intimidante, el Caudillo ordenará que le construyan un carro sólido e impresionante. A bordo de este carro se dirigirá a la batalla con un orgullo salvaje, sabiendo que tanto el carro como la bestia que tira de él son una señal tangible de su favor a los ojos de los Poderes Ruinosos. Algunos Caudillos adiestran a los Garragors con métodos bastante raros, como el infame caudillo Urgor Twinfist que crio a su mascota Guitgouge, del tamaño de un granero, con la carne de sus rivales desde el día de su nacimiento.

Una vez aproximadamente cada década, un Caudillo particularmente poderoso conseguirá sujetar a varios Garragors a la vez. Los reunirá en una manada para enviarlos cargando directamente sobre las filas enemigas, o los utilizará individualmente para tirar de carros manejados por Bestigors. Independientemente de quien los dirija, los carros de Garragors no pueden controlarse fácilmente y, la verdad es que la tripulación sostiene las correas mientras el carro se dirige hacia el enemigo. Los Garragors tienen ojos pequeños y brillantes y una visión muy mala, pero cuando consiguen enfocar al enemigo, son prácticamente incontrolables. Un Garragor a la carga puede aplastar un árbol o escorar hacia el muro de una capilla. El desastre que estas monstruosidades resoplando a toda carga, puede derribar incluso el muro de escudos más resistente.

Los Garragors no son exactamente inteligentes, pero su fuerza bruta y su dura y resistente piel los convienen en una pieza valiosa para cualquier ejército que busque algo de músculo (aunque sea músculo lleno de repulsivas mutaciones). Sus pocas luces los convierten en candidatos ideales para ser esclavizados por un Pergamino de Vinculación, y un hechicero que logre esto gozará sin duda de una importante ventaja en el combate físico durante sus próximas batallas.

Para ello, no obstante, es necesario correr antes el gran riesgo de adentrarse en los oscuros bosques donde habitan estas monstruosidades del Caos. Dichos lugares no son sólo el ecosistema predilecto de los Garragors (que se alimentan de la carne de los Hombres Bestia con el mismo deleite con el que las vacas rumian hierba), sino de muchos otros horrores (entre ellos, los mismos Hombres Bestia) que en general odian a los intrusos.

Los Garragors que son esclavizados con éxito se convierten en una poderosa arma de guerra, ideal para romper muros de escudos en una única y sangrienta carga. No obstante, siempre son lanzados a la batalla sin el menor miramiento, y de hecho con la esperanza de que mueran durante el combate, pues nadie tiene muchas ganas de estar cerca de un rebaño de Garragors enloquecidos cuando la batalla ha acabado y a los rituales de vinculación se les ha pasado el efecto.

Garragors Famosos[]

En las cercanías del Bosque de Draktoold se escuchan muchas historias sobre enormes y terribles Garragors. Una de estas bestias detuvo todo el tráfico a lo largo de la Carretera Veja, devorando regimientos enteros de soldados antes de acabar siendo abatida por una patrulla que había sido lo bastante sensata como para viajar con un cañón. En otra ocasión, un trío de Garragors obtuvo notoriedad por atravesar en estampida una aldea de Glumhof, dejando a su paso numerosos muertos, edificios arrasados y un ensangrentado rastro de pezuñas.

Sin embargo, el más famoso de todos los Garragors es el legendario Lomoduro, una enorme bestia que ha desarrollado en su espalda una joroba de músculos y huesos resistentes como el hierro. Ese Garragor ha destruido caravanas, patrullas e incluso un contingente de Caballeros de la Reiksguard enviados a acabar con él. Aldebrand Ludenhof, el Conde Elector de Hochland, a ofrecido una gran suma de oro a cualquiera que pueda traerle la cabeza del viejo Lomoduro. De momento, nadie ha tenido éxito.  

Miniatura[]

Imágenes[]

Fuentes[]

  • Ejércitos Warhammer: Hombres Bestia (7ª Edición).
  • Suplemento: Tormenta de Magia (8ª Edición), pág. 111.
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