Wiki La Biblioteca del Viejo Mundo
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Gcarroero

Los Carroñeros (o urracas, como también son conocidos) son los mercaderes e inventores de la raza gnoblar. Tal vez sea debido a la extrema pobreza en la que viven por lo que la mayoría de gnoblars son tan mezquinos con sus posesiones y por lo que acumulan todo lo que sea brillante o elaborado. Los desperdicios u objetos rotos que el resto de razas desecha forman la base central de la economía gnoblar. Y como los ogros tienden a obtener la mayoría de sus posesiones saqueando a otras razas, sus tribus de gnoblars acaban siendo las orgullosas propietarias de desechos de todo el mundo conocido. Los restos astillados de un arco élfico pueden llegar a descansar junto a una rueda de carreta con la pintura roída de la Ruta del Marfil para sostener los destartalados restos de un estandarte imperial y sufriendo la deshonra de acabar sus días haciendo de tienda de un gnoblar.

Los carroñeros llevan su obsesión hasta extremos insospechados y acumulan todo lo que pueden saquear, intercambiar o robar. Los más ricos van de tribu en tribu montados en caravanas tiradas por rinobueyes con un grupo de guardias comerciando con quienquiera que se encuentran. A la mayoría de viajeros les cuesta encontrar algo más valioso que un hacha oxidada, un casco agrietado o una hebilla rota en el interior de estas carretas repletas de "tesoros", pero de vez en cuando, los gnoblars tienen algo de verdadero valor. Es muy raro que tengan alguna cosa realmente útil; aunque, de todas formas, los ogros se limitan a coger todo lo que quieren. Los urracas también venden multitud de "artefactos" sacados de los cadáveres de grandes héroes o saqueados de ruinas fabulosas. No obstante, la mayor parte de estos objetos son falsos y se cambian por otros después de cada venta, aunque las extravagantes historias que tienen suelen pasarse de padres a hijos en la familia del mercader.

Algunos carroñeros, aparte de toquetear objetos rotos de todas partes del mundo, llegan a tratar de emular a los artesanos de otras razas. Por desgracia, su total incompetencia, los robos y las constantes peleas son tan solo algunos de los muchos factores que el inventor gnoblar en ciernes debe afrontar. Sin embargo, los gnoblars compensan algunas de estas deficiencias a base de un gran entusiasmo y de un enfoque desenfadado de la seguridad y, aunque sus creaciones son siempre inútiles y peligrosas, algunas de ellas llegan a ser bastante efectivas. Una de tales creaciones fue precisamente la del tirasobras, creado por el infame carroñero Ma el Gusano "inspirándose" en los restos de una catapulta enana.

Por lo general, lo más valioso de una caravana de desperdicios suele ser el rinobuey que tira de ella. Los rinobueyes adiestrados por los gnoblars son un lujo extraño, muy valioso y con mucho mal genio. En algunas zonas de chabolas hay gnoblars que se especializan en adiestrar a toda una variedad de animales, desde los que se ocupan de las tareas seguras pero repugnantes de las granjas de escarabajos peloteros hasta los que adiestran rinobueyes. La mayoría de rinobueyes tienen tan mala baba y son tan agresivos que es casi imposible llegar al nivel de domesticación que un humano consideraría seguro y aceptable. No obstante, los gnoblars consideran una ventaja los pisoteos y las cornadas que dan de vez en cuando, ya que hace que todo sea más divertido. Los carroñeros roban o atrapan a los rinobueyes recién nacidos, luego se los entregan a los adiestradores de animales o a otros carroñeros de la misma tribu y estos los domestican.

Este proceso consiste básicamente en colocar a grupos de gnoblars de pie y con palos afilados sobre el lomo y los flancos del pobre rinobuey, aunque ha demostrado ser tremendamente efectivo. Los maestros adiestradores suelen realizar ritos de iniciación en los que los aprendices deben escabullirse por debajo de un rinobuey y cortarle un trozo de su largo pelaje con un cuchillo afilado. Con todo (y para decirlo de forma fina), a veces los pedazos que cortan ayudan muchísimo a domesticar al animal.

Fuente

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