Embusteros de Tzeentch bajo formas robadas (K’aitsa’chinu’i )
Los Herederos de Tzeentch, los servidores demoníacos menores y menos conocidos de Tzeentch, son los ojos, oídos y los agentes de los mayores poderes dentro del panteón de Tzeentch, y pasan casi todo su tiempo moviéndose entre los Reinos del Caos y otros mundos, para hacer maldades en favor de sus amos e informar de lo que acontece y de los planes que ya están en marcha.
Se parecen mucho a sus amos, los Señores de la Transformación, pero con un tamaño y un físico más humanoide, con largos brazos, piernas desgarbadas y una piel escamosa y arrugada. Tienen pequeñas alas parecidas a las de los murciélagos con las que pueden volar cortas distancias. Sin embargo, los herederos tienen poderes que les permiten cambiar la forma y pueden asumir el aspecto de otra raza humanoide, indefinidamente. No está claro si este cambio es físico, mágico o psicológico. Hay rumores que mencionan incidentes sobre algún grupo de personas de distintas razas que se han encontrado con un heredero del cambio y cada uno lo veía de una forma distinta: el humano le veía como humano, el elfo le veía como elfo, y así sucesivamente.
De sus viajes por los reinos del tiempo y del espacio, y los planes que han urdido en un millar de mundos, cada heredero del cambio ha desarrollado una profunda y perversa astucia y un retorcido instinto para manipular las mentes y las emociones de todas las razas. Puede mirar en el interior del alma de cualquier individuo y prometerle lo que más desea para persuadirle de que colabore (conscientemente o no) con los poderes del Caos. Las posibilidades de que un heredero del cambio cumpla sus promesas son escasas.
Los herederos del cambio suelen actuar cerca de las Puertas del Caos, portales, colegios de magia y otros lugares que les permitan desplazarse entre reinos. Si un brujo o demonologista trata de invocar un servidor de Tzeentch, será un heredero del cambio el que responda con más frecuencia. En las misiones de infiltración y búsqueda de información en el mundo de Warhammer, suelen trabajar casi siempre sin la ayuda de otros demonios o criaturas caóticas.
A los herederos del cambio no se les cuenta entre los guerreros de las fuerzas de Tzeentch, pero no dejan de ser luchadores feroces y capaces, capaces de atacar utilizando las armas de combate cuerpo a cuerpo o incluso con sus picos y sus garras.