Imrathepis, el Rey Escarlata de Numas, era un general brillante y agresivo. Sus inquebrantables legiones podían reconocerse fácilmente por sus estandartes y escudos de color rojo sangre, y hasta el propio Imrathepis marchaba a la batalla montado sobre una magnifíca Esfinge de Guerra de Khemri cuyos flancos eran de un oscuro color escarlata. En su vida mortal, el Rey Imrathepis luchó al lado de Alcadizaar el Conquistador, y fue uno de sus más grandes lugartenientes. El Rey Escarlata estuvo presente durante muchas batallas decisivas, incluyendo la subyugación de Ka-Sabar, la pacificación de las tribus de Orcos Jabalí Negro y el saque de Lahmia, durante el cual el propio Imrathepis destruyó a un buen número de Vampiros en combate personal.
En la no muerte, el Rey Imrathepis ya no tenía a su lado la sabiduría para de Alcandizaar para que atemperase sus ansias de batalla. Tras despertarse de su sagrado sarcófago, el Rey Escarlata se puso de inmediato a la tarea de reclamar las tierras que había conquistado durante su vida, siglos atrás. Imrathepis y sus legiosnes se dirigieron hacia el norte atravesando las Tierras Yermas como un huracán de sangre. Desde lo alto de la blindada plataforma con la que cargaba su Esfinge de Guerra de Khemri, el Rey Escarlata aniquiló a un gran número de aquellos salvajes de piel verde, liderando cada carga desde la primera línea y clavando profundamente su espaa de filo dorado en la carne de sus enemigos, mientras su Esfinge de Guerra aplastaba un Orco tras otro hasta convertirlos en pulpa. Entonces, el impetuoso rey llevó a sus legiones de No Muertos hacia el este, a las Montañas de los Lamentos, explorando los pasos barridos por el viento en busca de más enemigos a los que aniquilar.
Pero la arrogancia de Imrathepis acabaría por llevarlo al desastre, ya que finalmente fue derrotado por los Ogros de la tribu Pezuña Trueno. Erróneamente, el Rey Escarlata creía que los Ogros eran poco más que simples brutos, y por tanto las tropas No Muertos fueron pilladas completamente por sorpresas cuando los Ogros les emboscaron y soltaron sobre ellos una estampida de Rinobueyes por los estrechos confines del Valle Diente Daga. Los Guerreros Esqueletos de Imrathepis fueron reducidos a polvo de huesos por aquellas enormes bestias, y solo el Rey Escarlata sobrevivió de pie en su Esfinge, que resistió el ataque pese a sufir algunos daños en su estructura. Aunque Imrathepis estaba completamente sólo y rodeado por la tribu de Ogros, no dudo ni un instante y aullando una terrible maldición se lanzó a la carga con su montura logrando matar a muchos de sus enemigps antes de acabar sucumbiendo a los devastadores martillo de los Tripasduras. Tras la batalla el lider Ogro, Folgut el Corpulento, arrancó de cuajo una de sus piernas del Rey Funerario y se hizó con un mordadientes antes de emprender el camino de vuelta a su guarida en lo alto de las montañas.
No obstante, aquello no acabó con la linea real del Rey Imathepis, pues el Principe Rakaph III, heredero del Rey Escarlata, volvió a partir de Numas apenas una década más tarde para vengar a su padre. Rakaph III llevaba no una sino doce Esfinges de Guerra de Khemri en sus fuerzas con el fin de exterminar por completo a los Ogros Pezuña Trueno de las Montañas de los Lamentos. Las colosales estatuas leoninas ascendieron hasta la cima del pico Roca Escarpada, que quedaria justo encima de la guarida de sus enemigos y una vez allí golpearon sus patas delanteras contra la ladera del monte con una fuerza tal descomunal, provocando una titánica acalancha que enterró a toda la tribu Pezuña Trueno bajo miles de toneladas de hielo y roca.
Fuente
- Ejércitos Warhammer: Reyes Funerarios (8ª Edición).