Cada Gran Teogonista tradicionalmente tiene dos Archilectores bajo su mando, hombres duros y astutos capaces de desenvolverse con la misma habilidad en las Salas Electorales de las grandes ciudades del Imperio que en el campo de batalla. El Archilector Kaslain no es una excepción. Cuando le preguntan si prefiere la política cívica o la guerra abierta, siempre elige esta última, ya que partirle la cabeza a un enemigo y ver cómo se esparcen sus sesos por el suelo es una forma perfectamente aceptable de resolver una disputa.
Kaslain es un hombre alto y fuerte, lo bastante corpulento para manejar su símbolo de poder, el Martillo del Reik, como pretendía su creador. El Martillo del Reik es el arma hermana de la famosa Maza de Helsturm, una reliquia que se encuentra actualmente en posesión del homólogo de Kaslain, el Archilector Aglim. Forjados por el primer Gran Teogonista, Johann Helsturm, los dos artefactos bendecidos mágicamente se han transmitido de generación en generación desde entonces. En estos tiempos de conflicto, es raro que estas armas pasen mucho tiempo sin usarse.
Un Archilector debe ser fuerte de mente y de cuerpo. Kaslain es el seguidor más leal que Volkmar jamás podría desear, y sus sabios consejos han evitado que el Gran Teogonista diese una lección con los puños a cortesanos imperiales insolentes. Es la creencia ferviente de Kaslain en el poder divino de Sigmar lo que le convierte en un arma formidable contra la oscuridad. Cuando la furia de la batalla se cierne sobre él, Kaslain exuda una ira que se manifiesta como un aura de luz blanca resplandeciente que consume las sombras que ocultaban a sus enemigos.
Fuente
- Campaña: Sangre de Sigmar.