La única porción de Reikland al margen oriental del río Reik (aparte del Castillo Reiksguard, que sigue estando controlado por Reikland gracias a un antiguo pacto). Kemperbad es un viejo pueblo cuyo origen se remonta a los primeros emperadores. Es de gran valor por su dominante posición sobre todo el Reik, y ha sido gobernado indistintamente por nobles de Reikland, Stirland y Talabecland, para acabar bajo el mandato de los Condes de Reikland durante el primer milenio.
Descripción[]
La histórica villa de Kemperbad se asienta sobre la orilla acantilada del río Reik, al norte de la confluencia con el río Stir. En este punto (y en unos 30 kilómetros hacia el norte y hacia el sur), la orilla oriental del Reik es casi 200 metros más alta que la orilla occidental, y el río fluye a los pies de imponentes acantilados. En un principio, el Stir se precipitaba en una enorme catarata sobre el Reik, pero los siglos de erosión han abierto un estrecho cañón en los acantilados, y la cascada se ha trasladado lentamente río arriba hasta su ubicación actual en la confluencia de los ríos Stir y Narn. Por consiguiente, Kemperbad se encuentra encima de los acantilados, a unos 150 metros por encima de ambos ríos. El barranco del Stir se atraviesa únicamente por un estrecho puente de cuerda, que hace que la ciudad sea inaccesible salvo para el tráfico por carretera proveniente del sur.
Afortunadamente para el comercio, se ha construido un muelle en el Reik en la base de los acantilados, que está conectado con la villa por medio de un ingenioso sistema de ascensores y montacargas. Básicamente son cestas y plataformas de diversos tamaños, suspendidas con sogas élficas mediante enormes poleas y aparejos, que suben y bajan gracias a contrapesos. El sistema lo manejan y mantienen un equipo de Ingenieros Enanos y notablemente, sólo ha habido un accidente fatal en poco más de medio siglo, cuando un grupo de jóvenes nobles borrachos trataron de ver quién llegaba más rápido al fondo. Desgraciadamente, el primero en llegar quedó demasiado maltrecho para reclamar el premio.
Por supuesto, el uso de los ascensores está sujeto a una peaje nominal. Éste suele ser un chelín "por pierna" en las plataformas de pasajeros (que pueden albergar hasta a cuatro individuos de tamaño medio), y 5 chelines por "cesta" de carga. No obstante, para los pobres, los tacaños y los más energéticos, hay una escalera en zigzag tallada en el acantilado que lleva hasta la población. Dado que cuenta con 1111 escalones, apenas se utiliza.
El método más seguro para cruzar el Reik entre Nuln y Altdorf es el servicio de transbordadores que hay en los muelles, y lleva a los pasajeros hasta el Gran Carretera del Norte que lleva a Grünburgo y Altdorf. El precio del billete del ferry es de 2 chelines por persona, y de 4 por cada caballo. Los lugareños bromean diciendo que se trata de un impuesto a tanto la pata. La Línea de Diligencias Cuatro Estaciones mantiene una gran posada y parada de postas en la villa cercana de Jungbach, para aquellos pasajeros que estén dispuestos a pagar por la velocidad adicional del viaje en diligencia.
Gobierno[]
Técnicamente, la ciudad no forma parte del Reikland, sino que es una ciudad comercial autónoma o "Freistadt", y que sólo responde ante el Emperador. Debe esta situación a una Cédula Imperial concedida por el Emperador Boris el Incompetente en el año 1066 C.I. que le otorgó su fuero y autodeterminación, y en la actualidad es uno de los mayores ejemplos de esta clase de ciudad.
Desde entonces el gobierno del pueblo como ciudad libre ha estado en manos de un consejo treceno que es elegido por los gremios y familias más influyentes, donde tienen representación los mayores mercaderes locales además de los templos de Sigmar y Shallya. El Emperador conserva el derecho de nombrar o destituir a cualquiera de los consejeros, pero esto todavía no ha sucedido en la larga historia del pueblo.
Esta cédula, junto a su posición estratégica, hace que Kemperbad sea extraordinariamente próspera y cuente con todo tipo de mercancías. En teoría, la falta de una "capa impositiva", ya que los impuestos se pagan o al ayuntamiento o al Emperador, pero no a algún señor feudal, debería hacer que el coste de la vida sea menor. Sin embargo, en la práctica todo cuesta tanto como en cualquier otro sitio; los dignatarios del pueblo se han limitado a aumentar sus impuestos locales y los peajes proporcionalmente. Por lo tanto, Kemperbad está más limpia y mejor mantenida que otras poblaciones, ya que el consejo puede permitirse mantener las calles en buen estado.
Su capacidad para quedarse con el dinero de las recaudaciones de impuestos ha enriquecido mucho a Kemperbad, e inevitablemente esta prosperidad ha atraído elementos criminales, entre las que destaca la banda Belladona.