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Dios del Caos Khorne

El Dios de la Sangre, el Señor de los Cráneos, el Amo de la Bestia, el Masacrador.

Khorne, el Dios de la Sangre, es el más poderoso, violento y destructivo de los cuatro poderes malignos, la encarnación de la ira cuyos aullidos de rabia insaciable retumban a través del tiempo y del espacio. Conocido como Kharnath, Khorghar, Akhar y una miríada de otros nombres, el Dios de la Sangre es adorado por casi todas las tribus del norte. Khorne es un dios furioso y lleno de cólera, poseedor de una fuerza bestial y de una habilidad despiadada para el combate que recompensa el valor, las fuerzas de las armas y la conquista.

Khorne es el dios de los guerreros, y su atención se centra en las batallas. Concede sus favores a aquellos que luchan por sus deseos, a los grandes guerreros, y a los poderosos líderes guerreros. Khorne respeta la fuerza, el honor y las habilidades marciales.

Descripción[]

Icono de Khorne por Wayne England

Khorne representa la agresividad desenfrenada, el frenesí irracional y el derramamiento de sangre en el campo de batalla. Su ansia de sangre es imposible de satisfacer, y espolea continuamente a sus seguidores para que tomen las armas y asesinen en su nombre. La furia y violencia de Khorne son una fuerza desatada que afecta a amigos y enemigos por igual. Contempla con deleite las escenas de barbarie y masacre, se dice que sopla sus cuernos por todos los Desiertos, llevando a la locura a todos los que los oyen. De todos los dioses del Caos, Khorne es el mayor instigador de guerras y destrucción, y azuza constantemente a sus seguidores para que asedien las ciudades, pueblos y aldeas del Viejo Mundo.

Khorne no busca otra cosa que incendiar y devastar el mundo, substituir sus océanos por mares de sangre, y hacer que se apilen montones de cráneos a gran altura en su honor. Es un dios de acción, y cree que si sus seguidores no están participando en una guerra, desde luego deberían estar preparándose para ello. Pese a su falta de estrategia y planificación a largo plazo, Khorne envía visiones a sus seguidores para enseñarles cómo construir poderosas armas de guerra, especialmente maquinaria de asedio y demás artefactos bélicos de gran tamaño.

El código guerrero de Khorne es simple: sangre y más sangre, no importa como. Los seguidores de dementes de Khorne cazan y matan incluso más allá de los límites del mundo mortal, deleitándose con la masacre ya sea bajo el caliente sol o a la luz de la luna ensangrentada. Khorne observa hambriento la carnicería que lleva su nombre, y sus rugidos de sed de sangre resuenan por el vacío que hay entre los mundos.

El Dios de la Sangre desprecia el uso de la magia, y no concede hechizos a sus adoradores, por ello no existen hechiceros de Khorne porque un paladín de Khorne es la viva imagen del guerrero que lucha contra su enemigo cara a cara, en lugar de destruir a sus adversarios a distancia mediante rayos mágicos. La senda del Rey de los Cráneos es el del combate, y no del subterfugio o de la hechicería. Sus seguidores han colegido de ello que Khorne se opone violentamente a la hechicería en todas sus formas, por lo que se comprometen a matar hechiceros donde y cuando sea posible. Lo cierto es que, mientras haya matanzas, Khorne está complacido. Khorne desprecia la hechicería y todo lo relacionado con la magia, aunque no le importa que se utilicen armas y armaduras mágicas para propiciar la carnicería en su nombre, sobre todo si fueron adquiridas tras asesinar a sus anteriores propietarios.

Los ejércitos que marchan a la guerra en nombre de Khorne son un espectáculo aterrador. De todos los devotos de los poderes de la oscuridad, los subordinados de Khorne son los mejores en destreza marcial y tienen una determinación de hierro. Los guerreros de élite de Khorne marchan sin descanso amenazando a todo aquel que se cruce en su camino. Sus estandartes de bronce están decorados con cabezas decapitadas y de las que gotean sangre. Mantienen un silencio sepulcral mientras marchan soñando con su próxima carnicería. A su alrededor, se nota la tensión en el ambiente, pues cuanto mas tiempo mantenga un guerrero su espada envainada, más violento será su arrebato cuando libera su ira. Cuando los ejércitos de Khorne llegan al campo de batalla y se alinean, los guerreros de Khorne transforman esta ira en rugido, y una masa de acero y nervio arremete contra las líneas enemigas como si del puño del Dios de la Sangre se tratara.

Aspecto[]

Dios Khorne por John Blanche

En las escasas representaciones que existen de Khorne, la concepción tradicional es la de una inmensa criatura humanoide con la piel del color de la sangre. Su cuerpo es robusto y tremendamente musculoso, y su cabeza tiene los rasgos de un feroz y gruñente perro con labios cortados impresos sobre un rostro humano. Cuando habla, lo hace a gritos de rabia negra, incendiando el aire con chispas malditas con cada gutural sílaba.

Khorne se sienta en un gran trono de bronce, situado sobre una montaña de cráneos ensangrentados, mientras un mar de huesos astillados se extiende hasta el infinito en todas direcciones. Según se dice, estos craneos no sólo pertenecen la víctimas de a quienes él o sus fieles paladines han matado en combate o asesinado en su nombre, sino también a los seguidores que ha muerto en batalla. Estos cráneos son imposibles de contar, puesto que a cada minuto de cada día se producen aún más decapitaciones que se ofrecen al más violento de los dioses.

Encadenados a este trono, se encuentran sus mastines, que roen cada nueva ofrenda; en los textos oscuros está escrito que cualquiera de sus seguidores puede invocar la ayuda de Khorne para que suelte a estos cazadores inmisericordes contra un enemigo, sobre todo contra los cobardes que evitan luchar en combate abierto. Nunca hay suficientes cráneos depositados bajo el trono de Khorne pues, aunque alimentan su gloria , nunca sacian su eterna sed de sangre.

Khorne viste una armadura de placas de metal negro y bronce; con tallas intrincadas, cubierta de runas trémulas y rostros que gritan de dolor y tormento. Sobre su cabeza, se ciñe un inmenso yelmo alado que oculta parcialmente su semblante inhumano y sonriente. Prefiere las armas que derramen mayor cantidad de sangre: grandes espadas y hachas, y armas de asta con formidables hojas. En sus dedos lleva numerosos anillos de bronce, en algunos de los cuales puede verse su propia runa personal. Sobre los demás hay engarzadas las cabezas de dioses menores, o muestras menos fatales de enemigos vencidos.

Reino de Khorne[]

Relaciones otros Dioses[]

Aunque Khorne considera a todos los dioses como enemigos, Khorne odia la magia y la sutileza, por lo que no tiene buenas relaciones con los seguidores de Tzeentch y Slaanesh. Como el más poderoso de todos los Dioses del Caos, su principal rival es Tzeentch, el Gran Hechicero. Tzeentch es el patrón de los hechiceros, como Khorne lo es de los guerreros. Naturalmente, esta rivalidad no impide que Khorne sea el aliado de Tzeentch cuando ello le conviene. Los dos dioses juntos siempre serán más poderosos que los otros.

Khorne siente un odio especial hacia Slannesh, el Señor de los Placeres, cuyos pavoneos presuntuosos representan una afrenta al sentido del honor y al orgullo marcial de Khorne. La naturaleza sensual y hedonista de Slaanesh es totalmente contraria al credo de sangre y violencia de Khorne y sus seguidores hacen todo lo posible por destruirse mutuamente cuando surge la ocasión. Aún así, Khorne pacta con el Príncipe del Caos cuando es necesario, por mucho que le repugne hacerlo.

Símbolos[]

Khorne Simbolo

El símbolo de Khorne suele representarse con una runa en forma de X atravesada por una barra de fondo (un cráneo estilizado). Los cráneos son un elemento recurrente en las armaduras y adornos de los seguidores de Khorne, y la mayoría creen que es importante llevarse las cabezas de sus enemigos para reducirlas y colgarla de sus ropas. Los huesos suelen empaparse en sangre o en pintura roja (o en ambas) para apilarlos en sus altares o fijarlos a sus indumentarias como señal de favor. Los colores de Khorne son el rojo sangre, el negro y el bronce. El número de Khorne es el ocho y sus campeones creen que, si son capaces de acabar ocho veces con ocho enemigos, alcanzarán la demonicidad.

Hay muy pocos animales asociados a Khorne, aunque a veces sus seguidores ven su presencia en temibles perros de caza y poderosos mastines, así como en los toros jóvenes y salvajes. En ocasiones los llevan a la batalla, al frente de numerosos ejércitos, aunque la mayoría son sencillamente descuartizados en su honor.

Las hachas son las armas favoritas de Khorne y a la vez símbolo de este dios. Otro símbolo suyo (que suelen llevar puestos sus seguidores) es el “collar de Khorne”: un enorme anillo lleno de clavos en ambos lados que se cierra alrededor del cuello. Se dice que estos collares protegen a los usuarios de la magia hostil, y que los propios Mastines de Khorne llevan objetos similares.

Carácter[]

Para la mayoría de los que adoran a Khorne. servir al Dios de la Sangre es bien sencillo: han de recorrer un camino de violencia absoluta y comprometerse a la masacre y la batalla. A Khorne no le interesan las sutilezas, el secretismo ni los subterfugios, de modo que sus seguidores suelen abandonar la civilización para celebrar sus rituales en lugar de practicarlos a escondidas. Carecen de aliados propiamente dichos, tan sólo compañeros asesinos con la misma tendencia a matarse entre ellos como a aquellos a los que se oponen. Los que no consiguen escapar se convierten en asesinos de masas y psicópatas que vagan por las calles de las ciudades y aldeas del Viejo Mundo, balbuceando y farfullando disparares entre sus incoherentes alabanzas a Khorne. Los magister y eruditos que estudian las palabras y actos de Khorne con la esperanza de derrotar a sus seguidores suelen verse atormentados por pensamientos violentos y deseos de matar, y corren el riesgo de caer bajo su sangrienta influencia.

Culto[]

Khorne Guerreros del Caso

No existe ningún templo de Khorne y las ceremonias que se llevan a cabo en su nombre son escasas, ya que al ser el Dios de la Guerra se le rinde culto en el campo de batalla. La única plegaria que se reconoce es el brutal grito de guerra que rugen todos sus seguidores: “¡Sangre para el Dios de la Sangre!”.

Entre los adoradores de Khorne se incluyen guerreros del Caos, psicópatas y berserkers. Muchos de ellos suelen verse atraídos por las promesas de derramamiento de sangre. Muchas tribus de Norsca han respondido a su llamada a la guerra eterna y han pasado sus días saqueando aldeas por las costas del Viejo Mundo. De cuando en cuando, un guerrero enfrascado en el fragor del combate oye el canto de Khorne en sus oídos y se vuelve loco, jurándole servicio eterno mientras se baña en la sangre de los caídos. Sus compañeros, horrorizados, suelen matar a estas peculiares aberraciones, pero algunos se escapan y consiguen llegar a los Desiertos del Caos para unirse a la horda de Khorne.

Pero no sólo los hombres más violentos del norte adoran al Dios de la Sangre. En otras partes del mundo, más allá de los desiertos del Caos, hay quien adora al dios Khaine, el Señor del Asesinato, y existen muchos estudiosos interesados en temas heréticos y peligrosos que discuten sobre si el dios élfico Khaine se trata del mismo Khorne o si, por el contrario, este se trata de un poder menor aparte.

Los paladines de Khorne son luchadores de reacciones impredecibles, ya que opinan que los días en los que no se haya matado en nombre de Khorne son días desperdiciados. Además, Khorne ve con buenos ojos a aquellos que sacrifican sus amigos o aliados en su nombre, y a los que castigan a un devoto que falla en su deber como verdugo. Por esta razón, puede ser que ataquen tanto a amigos como enemigos, sobre todo cuando escasean los enemigos de verdad. Después de todo, Khorne no le importa de donde venga la sangre. Por esta razón, los más favorecidos por Khorne son temidos y odiados incluso por otros adoradores del Caos. Los paladines de Khorne son muy competitivos y, a menos que crean que su dios los ha reunido porque va a librarse una gran batalla, el encuentro entre dos paladines acaba, prácticamente de manera inevitable, con un derramamiento de sangre y la muerte de uno de ellos o incluso de ambos.

Tribus de Khorne[]

Cultos de Khorne[]

Preceptos[]

Bloodsworn por Clint Langley Guerreros del Caos Khorne

Khorne exige a sus servidores que derramen sangre y maten siempre que les sea posible, la mayoría de sus seguidores son guerreros, aunque todo el que esté dispuesto a matar sin pensar en las consecuencias puede ser bendecido por el Dios de la Sangre. Khorne no tiene días sagrados. aunque a veces sus creyentes celebran los aniversarios de batallas especialmente sangrientas.

  • La mejor plegaria es el sonido de la sangre salpicando y los huesos rompiéndose.
  • Matar a un servidor de Khorne nunca está mal visto, pero si se hace es preciso alabar la gloria inherente al Dios de la Sangre.
  • Es apropiado coger trofeos de los caídos, y quienes se adornan con los cráneos de sus enemigos y beben la sangre de sus adversarios son favorecidos por el Rey de los Cráneos.
  • Los decadentes seguidores de Slaanesh deben ser aniquilados siempre que sea posible.
  • La piedad es para los débiles. No se debe perdonar la vida a ningún enemigo, pues de lo contrario acarreará la cólera del Dios de la Sangre

La Espada de Khorne[]

Imágenes[]

Ejército de Khorne[]

Mortales[]

Unidades[]

Héroes[]

Demonios[]

Unidades[]

Héroes[]

Fuentes[]

  • Ejércitos Warhammer: Caos (4ª Edición), pág. 7.
  • Ejércitos Warhammer: Reino del Caos (5ª Edición), págs. 13 y 14.
  • Ejércitos Warhammer: Hordas del Caos (6ª Edición), pág. 19.
  • Ejércitos Warhammer: Guerreros del Caos (7ª Edición), pág. 17.
  • Ejércitos Warhammer: Guerreros del Caos (8ª Edición), pág. 10.
  • Ejércitos Warhammer: Demonios del Caos (7ª Edición), págs. 6-8.
  • Ejércitos Warhammer: Demonios del Caos (8ª Edición), págs. 8-9.
  • Warhammer Fantasy JdR: Tomo de Corrupción (2ª Ed. Rol), págs. 67, 196 y 197.
  • Caos: Guía del Coleccionista, pág. 4.
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