Cuenta la leyenda que unos pastores enanos trajeron esta erupción urticante de las montañas. Es enloquecedora, dolorosa y embarazosa, y tiende a concentrarse en los muslos, la ingle y el torso. Este sarpullido sumamente contagioso se transmite por contacto y supone un enorme estigma social. A veces se asocia con las cabras y demás ganado, y un buen remedio casero consiste en afeitar la zona afectada y aplicarle trementina.
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