Primera de la nueva generación.
Lady Ariette von Carstein es la mayor de la rama más reciente de la familia von Carstein. Cuando Hermann Schtillman llevó a cabo el oscuro ritual que trajo a Mannfred de regreso de entre los muertos, la joven Ariette debía ser la primera comida del conde. Sin embargo, el trio fue interrumpido por la llegada de Gotrek Gurnisson y su patético biógrafo. Ariette tardó doce horas en escapar de sus "rescatadores" y volver en busca del atractivo caballero que con toda seguridad podría darle todo lo que quisiera.
En su viaje de regreso ideó un plan para presentarse ante Manfred como una joven dama noble secuestrada por un par de viajeros. Explicó al vampiro que había huido mientras esos despreciables canallas dormían, y que les había calificado de "corrupta". Le dijo a Mannfred que aquellos viajeros pensaban volver con refuerzos, y que al averiguarlo se sintió en la obligación de regresar para advertirle a toda costa. Impresionado por su coraje y pasión, Mannfred accedió a concederle el Beso de Sangre.
Ariette ha llegado muy lejos con tal de ocultar su pasado como carbonera. Antes del Beso no era más que una insignificante campesina. Ahora tiene poder, riqueza e influencia así como la inteligencia necesaria para emplear todo lo anterior, y no tiene intención alguna de renunciar a su situación actual. Disfruta de los lujos de la vida, pero no se abandona de ellos. Por encima de todo, le encanta viajar. A veces lo hace para fomentar la adoración de los von Carstein entre los jóvenes nobles, pero otras simplemente desea ver mundo. Incluso ha llegado a relacionarse con aventureros para viajar a lugares exóticos y contemplar cosas insólitas. Además, como los aventureros suelen ser vagabundos sin hogar, nadie se queja si decide matar el gusanillo de camino.