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The Homecoming Tony Ackland

Magritta es un gran puerto construido en fondeaderos naturales en la resguardada Bahía de la Quietud en Estalia. Su reputación de acogedor puerto con mercado para todo tipo de cargamentos atrae a comerciantes de muchas partes del globo. Sus muelles están siempre atestados y, entre la variedad de mercaderes del Viejo Mundo, a veces puede verse algún extraño atavío arábigo o de algún lugar más exótico.

Descripción[]

Magritta se merece su reputación, pues no se tolera aquí a ningún pirata, y los lugareños vigilan constantemente el Mar del Sur. Son comerciantes honestos y justos que con el tiempo han llegado también a ser ricos. La Bahía de la Quietud constituye una fortaleza natural y los magrittanos controlan toda la tierra de los alrededores, incluyendo los dos extremos gemelos de la Bahía, donde dos grandes fortalezas custodian la entrada al puerto, sirviendo además de faros.

El constante bullicio de los puertos es la sinfonía que envuelve a la ciudad. Desde árabes hasta elfos, pueblos de todo el mundo se congregan en Magritta. La importancia de esta ciudad en Estalia es innegable, pues el mayor centro económico y comercial de toda la península. Sobre esta ciudad y sus súbditos gobierna Carlos IX, un rey joven y pusilánime, controlado por sus nobles. El joven está siendo empujado a la guerra con la tileana ciudad de Luccini, y por todos parece que el conflicto es inevitable.

Los mercaderes de Magritta comercian con productos del norte, así como de sus propias tierras, incluyendo plata de las Montañas de Abasko al este. Su comercio con el sur es muy envidiado por los piratas de los estados tileanos al este, que se hacen pasar por comerciantes, habiendo frecuentes choques entre las ciudades rivales. Para proteger su comercio, Magritta mantiene una poderosa armada, con frecuencia alquilando los servicios de barcos y tripulaciones del norte para que luchen junto a sus galeones.

Los barcos hostiles son hundidos sin piedad, mientras que los piratas son perseguidos y capturados siempre que es posible, ejecutándose públicamente a los tripulantes en la gran plaza del mercado. Los barcos de estados rivales pueden ser abordados y sus cargamentos "inspeccionados", y suele ocurrir que obliguen al capitán a poner rumbo a la ciudad para vender allí sus mercancías, fomentando así el comercio local y reduciendo el de sus competidores.

La fuerza de Magritta es realmente temible, manteniendo grandes guarniciones en sus murallas. En muchas ocasiones, los enemigos marcharon sobre Magritta, pues parece que la ciudad atrae todos los peligros. Durante las Cruzadas, el principal objetivo de Jaffar fue Magritta, la cual se mantuvo por una década bajo su poder, gobernada por el emir Wazar. Es por ello, así como por el constante comercio, que Magritta y el sur de Estalia tienen muchas influencias árabes, tanto en su cultura como en su arte y tradiciones. Posteriormente, la ciudad volvería a caer durante las Guerras de la Sangre, de mano de Nourgul el Necrarca. Pero gracias a la protección de Myrmidia, la ciudad pudo resistir el paso de la impía horda.

Además en esta ciudad se encuentra el principal templo del culto a Myrmidia, y la mayoría de los templos dedicados a esta diosa están subordinados al templo principal. Aun así sufre la competencia del templo de la ciudad tileana de Remas, que quiere arrebatarle el puesto como principal centro del culto alegando que la diosa es tileana y no estaliana como dicen los de Magritta. Fue también en este templo donde se fundó una de las Órdenes de Caballería más famosas del Imperio, los Caballeros del Sol Llameante, que juraron lealtad al templo de Magritta e introdujeron el culto a la diosa en su tierra natal. El Templo de Magritta es además hogar de Isabella Giovanni, La Última Águila, líder del Culto de Myrmidia.

Los habitantes de Magritta son gente afable y amable. No solo son dados al comercio, sino además son hábiles cocineros, y sus postres y pasteles son muy cotizados en todo el mundo. Además, se cuenta que son muy buenos nadadores. Años de lucha contra los piratas llegados de Tilea los han endurecido, transformándolos en ferreros guerreros. Las gentes de esta tierra mantienen un profundo odio hacia los tileanos, así como hacia los bretonianos, pues estos consideran a los habitantes de Magritta como unos simples campesinos con pretensiones. El mayor aliado de las gentes de este reino son los árabes, con los cuales han conformado un verdadero imperio comercial.

Fuentes[]

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