Imagen ilustrativa
El Martillo del Destino es uno de los artefactos más poderosos que los Dioses Ancestros legaron a los Enanos. Es un grandioso martillo de guerra, de más de 40 cm de longitud y de mango corto, aunque es tremendamente pesado, ya que su cabeza está hecha de lisa roca impenetrable.
Se trata de un objeto sagrado ya que los Dioses Ancestrales grabaron él las runas magistrales cuando el mundo era joven, y algunos piensan que contiene la suerte del pueblo de los Enanos, y su pérdida marcaría el declive de su raza. Sea esto cierto o no, la verdad es que el Martillo del Destino es un arma aterradora, capaz de despedir rayos y matar a los enemigos más poderosos.
Cuando se desata su poder, el arma parece concentrar poder y luz y empiezan a destallar rayos a su alrededor mientras su runas brillan con intensidad. En estos momento su usuario puede lanzar el martillo contra el enemigo, que volará en linea recta como un cometa dejando tras de sí un rastro de chispas y relámpagos que acabarán con la vida de todos aquellos que se encuentren entre el lanzador y su objetivo. Tras impactar con un sonido de trueno, el Martillo regresará volando a su dueño, como un halcón que vuelve a la mano del halconero después de un corto vuelo.
Este poderoso artefacto, junto al Hacha de los Herreros Rúnicos, se encontraba en la fortaleza Enana de Karag-Dum. Durante la Gran Guerra contra el Caos, los Desiertos del Caos se extendieron y absorbieron la fortaleza enana. Tras la contienda, los desiertos se retiraron pero no lo suficiente, por lo que se llevaron a cabo varias expediciones para llegar a la fortaleza para rescatar a los supervivientes y recuperar sus tesoros más importantes; sin embargo todas fracasaron y la fortaleza se creyó perdida para siempre, y con ello, también el Martillo. Esta situación continuó hasta que una nueva expedición logró su objetivo, rescatando a los últimos enanos vivos y recuperando el Martillo del Destino.
Fuente[]
- Novela: Matademonios de William King.
- Cap 6: La Partida
- Cap 18: Barbaflamígea
- Cap 19: El Devorador de Almas