Los dragones tienen sus guaridas bajo las resplandecientes cimas de una sección de las Annulii conocida como las Montañas Espinazo del Dragón, en el reino de Caledor. Nubes de ceniza sulfúrea cubren las oscuras cimas de las montañas caledorianas, iluminadas desde abajo por el resplandor rojizo de los volcanes. Entremezclados con las columnas de humo, hay nubarrones amenazadores escindidos por los rayos, y el estruendo de los truenos se funde con las explosiones de las erupciones.
Descripción[]
Por las faldas de las montañas descienden torrentes de lava al rojo vivo, y de los lugares donde confluyen con los lagos y con los ríos se levantan enormes columnas de vapor. Plagada de orificios y grietas, la rocosa superficie volcánica da rienda suelta a su furia subterránea a través de centenares de géiseres y de fumarolas, mientras que en los cráteres de los volcanes dormidos crecen espesas arboledas, exuberantes gracias a la riqueza de los minerales escupidos por las montañas en épocas pretéritas. Todo ello compone un paisaje de marcados contrastes y de una belleza brutal, que emociona al contemplarlo.
Centenares de cuevas salpican las paredes como bocas abiertas, y de multitud de ellas emanan nubes de vapor y de humo que se deslizan perezosamente por la cordillera. En el interior de estas montañas, se extiende una amplia red de túneles y grutas donde los dragones tienen sus nidos. El suelo rocoso está estriado por el paso de las garras de miles de dragones duante siglos, y las paredes de piedra están alisadas por el roce de las escamas de los dragones que los recorrían adentrándose cada vez más en la penumbra. La temperatura desciende a medida que uno va adentrando cada vez mas en las profundidades de la tierra, acompañado por el eco de respiraciones fatigosas que resonaban en las paredes de los vastos túneles.
En lo profundo de las montañas, hay un enorme agujero rodeado de estalactitas y estalagmitas más grandes que las torres de los Elfos, y que sobresalen como los colmillos de las bestias entregadas al letargo que allí se concentran. El musgo luminoso que tapiza algunas zonas y los enjambres de luciérnagas le dan la apariencia de una bóveda celeste nocturna plagada de estrellas, matizada de tenues tonos de verde, naranja y amarillo por los reflejos de la luz en las vetas de cristales que surcan las paredes y los bordes de las geodas de formas angulares. En esta inmensa caverna es donde los dragones duermen profundamente.
Aunque la actividad geológica sigue siendo fuerte, con el paso del tiempo, las erupciones de los volcanes disminuyeron y las montañas se enfriaron. Y del mismo modo que las cimas perdieron su fuego, los dragones perdieron el suyo. Uno a uno se fueron aletargando y se hizo cada vez más difícil despertarlos. Unos pocos todavía hacen algún movimiento sutil, y sus pechos se hinchan y contraen cada vez que inspiran y espiran grandes bocanadas de aire; a su alrededor, el suelo brilla cubierto por la placa de hielo que se forma al congelarse el vapor. Por lo demás, la inmensa mayoría permanecen inmóviles, y sólo se les distingue del entorno por la sutil diferencia del tono de sus escamas. Muchos han pasado a formar parte de las rocas, y las estalagmitas cubren sus cuerpos inmóviles y funden los dragones con el suelo.
Abrigadas entre esas tierras altas, desoladas y volcánicas se encuentran fértiles valles con caza suficientemente abundante como para satisfacer incluso el apetito de los dragones. Antiguamente, cuando las condiciones eran propicias, las familias nobles de Caledor realizaban excursiones al Valle del Dragón, un desfiladero inhóspito en las Montañas Espinazo del Dragón para observar el vuelo de los dragones, que solían lucirse ante su asombrada audiencia. La contemplación de las bestias en sus guaridas era un derecho inalienable y un privilegio reservado a la nobleza, de modo que estas expediciones solían estar rodeadas con un ambiente de ceremonia y festividad. Hoy en día, con el letargo de los dragones, un viajero puede considerarse afortunado si consigue ver a una sola de estas bestias surcando los cielos.
Nota Aclaratoria[]
Esta cordillera de las Annulii no debe confundirse con las Montañas Espinazo de Dragón, situadas en las Tierras Yermas del Viejo Mundo. Esto se debe a que en inglés estas montañas se conocen como "Dragonback", mientras que las de Ulthuan son "Dragonwake", pero ambas se traducen al español como "Espinazo del Dragón".
Fuentes[]
- Ejércitos Warhammer: Altos Elfos (4ª Edición).
- Ejércitos Warhammer: Altos Elfos (7ª Edición).
- Tiempo de Leyendas: Trilogía de la Secesión, Caledor, por Gav Thorpe.
- Web del Age of Reckoning.