Wiki La Biblioteca del Viejo Mundo
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Morr
Archivo:Morr imagen.jpg

Detalles
Sede del culto Luccini, Tilea
Líder del culto Nadie
Principales órdenes Los Augures, la Orden del Sudario
Principales festividades Hexensnacht, Geheimnisnacht
Libros sagrados El libro de los portales, Cánticos del cuervo
Símbolos sagrados Rosa negra, cuervo, portal de piedra.

Morr es el dios de la muerte y soberano del inframundo. Normalmente se le representa como un hombre alto de porte aristocrático, con un aspecto distante, ligeramente pensativo. Las almas de los muertos le pertenecen, y se asegura de que llegan a salvo a su reino oscuro, Es enemigo de la no muerte en todas sus formas, pues la creación de muertos vivientes es una lacra para sus dominios.

También es el dios de los sueños y los augurios. Supervisa el deambular de los soñadores por las tierras de los sueños, que se encuentran en el límite del reino de los muertos, y envía presagios a los visionarios y a los locos. Se dice que Morr es el esposo de Verena, y en muchos cuentos busca su consejo.

Morr

Morr

El culto de Morr es uno de los más extendidos del Viejo Mundo. En una tierra abrumada por la guerra, la enfermedad y los horrores del Caos, la muerte es una compañera constante, un final ineludible. La mayoría de los viejomundanos se resignan a sus temores naturales y aceptan la muerte como un aspecto necesario de la vida. De hecho, podría decirse que los viejomundanos, y en especial los habitantes del Imperio, sienten una fascinación malsana por ella, e incorporan símbolos de la muerte en todas las cosas. Desde las calaveras que decoran sus estandartes hasta la cultura marcial que impregna la sociedad imperial, la muerte está en todas partes, y su amo absoluto es Morr.

Pero Morr es el Dios de los Muertos, no de la Muerte. Cuenta una leyenda que, en el albor de los tiempos, Morr, Taal y Ulric se repartieron el mundo. Tanto Taal como Ulric exigieron el mundo de los vivos y lucharon por él, pero Morr dijo que se quedaría con el vacío reino de los muertos. Los dos dioses le ignoraron, hasta que recorrió sus reinos exterminando a sus habitantes para poblar el suyo propio. Fue entonces cuando Taal y Ulric se enfrentaron al Dios de los Muertos y le exhortaron a que limitase su atención a su propio reino en lugar de irrumpir en los suyos. Morr accedió, pero con la condición de que Taal y Ulric le enviasen a todos los habitantes de sus respectivos reinos tras sus muertes. Otra leyenda cuenta que Morr apareció cuando murió el primer humano, y defendió su alma de los siervos de los dioses oscuros que pretendían consumirla. Conforma seguían muriendo los humanos, Morr los fue tomando bajo su protección. Y aún hay otro mito según el cual Khaine asesinó a Morr, el cual fundó su reino entre los muertos.

Quienes duermen están más próximos a la muerte, y ésta es el destino final para todos. Es por ello que Morr es también el Dios de los Sueños y las Profecías. Fuera de los funerales, lo mayoría de los que rezan a Morr lo hacen a este aspecto. Los únicos que pueden recibir su protección son los muertos, y ellos no rezan.

Carácter

Por fuera, Morr parece un dios indiferente, que arrastra a los vivos a sus dominios, pero sus sacerdotes saben que en el fondo es un dios indulgente, ya que protege a los soñadores y a los muertos, asegurándolos en sus dominios. Su oposición a la nigromancia y su provisión de augurios son ambos señales do su benevolencia.

Símbolo

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Los símbolos más habituales de Morr son la rosa negra, el cuervo y el portal de piedra. Sus sacerdotes visten túnicas negras con capucha, en ocasiones sin ningún tipo de símbolo ni adorno, en otras, decorados con huesos y craneos de difuntos.

Área de culto

Morr es adorado y conocido por todo el Viejo Mundo, pero es más popular en el sur. No es un dios común y corriente, pero suele recibir la adoración principalmente de los afligidos, que le presentan sus oraciones y sacrificios con la esperanza de que su difunta voluntad alcance su reino a salvo y prospere en él. También apelan a él los intérpretes de sueños (los Ilusionistas que no sigan a Ranald el Embaucador pueden tomara Morr como su patrón) y los que desean librarse de sus pesadillas. Además, muchos hechiceros amatista consideran a Morr como su patrón.

Culto

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Al culto de Morr no le preocupa lo que piense el resto del mundo. Todos acaban acudiendo a ellos, y ya está bastante ocupado custodiando a quienes ya tienen a su cuidado. Esta independencia casi siempre se extiende a los sacerdotes individuales; los que emprenden carrera en el seno del culto suelen ser personas que no necesitan apoyo de nadie para tomar sus propias decisiones.

Pero los miembros del culto sí que se preocupan por el resto del mundo. Algunos conocen el futuro mejor que la mayoría de los humanos, y todos ellos están rodeados de muerte, y por tanto de los recién muertos que necesitan cuidados y atenciones. Los seguidores de Morr no son poco compasivos, pero tampoco suelen ver a los vivos como responsabilidad suya. Entre los soldados se cuentan historias de sacerdotes de Morr que van de cadáver en cadáver en los campos de batalla, administrándoles la extremaunción e ignorando a los que aún respiran hasta que dejan de hacerlo.

Los siervos de Morr se toman muy en serio sus responsabilidades para con los muertos, y suele haber mártires en el culto que se quedan en un pueblo asolado por una plaga para enterrar a los cadáveres. Su sentido de la responsabilidad a veces se extiende a cumplir los últimos deseos de un moribundo o consolar a los afligidos, pero en general los sacerdotes de Morr no se inmiscuyen demasiado en los asuntos de los vivos.

La excepción más destacada a esta norma es la actitud que mantiene el culto respecto a la nigromancia. Los nigromantes son los enemigos definitivos de Morr: roban de su reino, violan su protección en beneficio propio y burlan su autoridad. Los seguidores de Morr también creen que los muertos vivientes quedan fuera de la protección de su deidad, y por tanto son vulnerables a los dioses oscuros; incluso los no muertos inteligentes que afirman estar contentos con su estado deben recibir el descanso eterno mediante los sacramentos apropiados. La mayoría de los miembros de este culto creen que Morr acepta y protege incluso las almas de los nigromantes, una vez enviados a su reino mediante los rituales adecuados.

Creencias

Sacerdote de Morr ojos vendados

La creencia fundamental del culto es que los muertos se enfrentan a graves peligros si no son enviados al seno de Morr con los ritos apropiados. La mayoría cree que tales almas son apresadas y torturadas por Khaine, el envidioso hermano de Morr, o incluso devoradas por las Fuerzas Malignas; las almas son conscientes de esta realidad de forma instintiva. Así, los espíritus de los muertos que no han sido inhumados se aferran a este mundo y permanecen presentes en él como Fantasmas. Si se entierra el cuerpo o se realiza el ritual necesario sobre sus pertenencias (basta incluso con invocar su nombre), el alma del fallecido cae bajo la protección de Morr y puede partir en paz. Desde luego, los no muertos activos deben ser expulsados primero, pero el rito funerario sigue siendo esencial. Ningún alma, ni siquiera la del más vil adorador de las Fuerzas Malignas, debería ver negada la protección de Morr, y sus atenciones se extienden a todas ellas.

Los sueños y augurios suelen verse como la forma que tiene Morr de advertir a los vivos de que una gran amenaza se cierne sobre ellos. La muerte, claro está, no se considera tal amenaza; las profecías sobre la muerte de alguien no sirven sino para darle la oportunidad de dejar arreglados todos sus asuntos. Los augurios casi nunca son claros; Morr confía en la inteligencia de los humanos para que desentrañen sus misterios.

Iniciación

Aunque los miembros del culto de Morr se atienen a las creencias básicas que sustentan su organización, cada grupo es independiente, y con el paso de las generaciones cada subgrupo ha desarrollado su propio conjunto de ritos y procedimientos de iniciación. Los miembros seglares, aunque mucho menos comunes que en los demás cultos, suelen trabajar como sirvientes de los sacerdotes, excavando tumbas, ayudando en la preparación de cadáveres o simplemente vigilando sus templos (los lúgubres Jardines de Morr).

Sacerdote Morr en Cementerio

El culto no persigue activamente la adquisición de nuevos iniciados, ya que todos ellos acuden a Morr por sus propios medios (ya sea en vida o en la muerte). El llamamiento se produce casi siempre en el reino de los sueños cuando el candidato experimenta una pesadilla vivida, incluso espeluznante, relacionada con el Señor de los Muertos. Aún tembloroso, el candidato se dirige a toda prisa al templo local y se postra ante los sacerdotes suplicando que le acepten en el culto. Aunque no es común, a veces estos sueños los experimentan personas que ya están cómodamente instalados en el culto, y en ellos se dan instrucciones específicas al sacerdote en cuestión para que reclute a un candidato concreto.

Normalmente los iniciados se ven obligados a realizar tareas aburridas y prolongadas que requieren de una concentración constante. También reciben conferencias sobre la inviolabilidad del descanso de los difuntos y el deber de un sacerdote de Morr. Los iniciados pueden abandonar en cuanto lo deseen; esta es la forma que tiene el culto de cribar a los que llegan tan lejos pero no son aptos para el hábito. Sin embargo, la mayoría de los iniciados persisten; después de todo, existen muy pocas razones para unirse al culto de Morr aparte de la devoción sincera. Como resultado, el sacerdocio siempre está carente de aspirantes (por no hablar de reclutas), y a veces se rebajan los baremos.

Miembros del Culto

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Sacerdote de Morr

Los sacerdotes de Morr visten túnicas negras sin adornos ni indicativos de rango. Algunos incluso adiestran cuervos para que se posen sobre sus hombros y miren fijamente a los transeúntes. Suelen llevar el pelo muy corto; la mayoría se afeitan completamente la cabeza. Los augures son una excepción, ya que suelen ir ligeramente desaliñados.

La mayoría de la gente piensa que todos los sacerdotes de Morr son individuos hoscos, solemnes y silenciosos. Esto se debe a que sólo tratan con ellos en funerales. Es habitual que los sacerdotes tengan cierto sentido del humor, aficiones e incluso un selecto círculo de amigos. El culto fomenta todo interés que proporcione manos firmes, desarrolle buenas habilidades de costura o genere abundante serrín. Es cierto que los individuos extrovertidos, frívolos y hedonistas no suelen unirse al culto del Dios de los Muertos, pero los sacerdotes de Morr son más propensos que los demás a sorprender a quienes les conocen mejor.

Estructura

Cultistas de Morr

Cultistas de Morr

Los templos de Morr son completamente independientes en lo tocante a los asuntos cotidianos. Una vez cada diez años, el clero se reúne en un cónclave en Luccini para acordar los ritos funerarios y asuntos doctrinales. En teoría todos los sacerdotes han de asistir a él, pero está completamente prohibido dejar los templos sin personal ni protección. Cada templo envía al menos un representante, elegido oficialmente por Morr en un sueño. Por lo general es el representante quien tiene este sueño, aunque a veces el sumo sacerdote sueña que un subordinado especialmente irritante debe acudir al cónclave.

En el interior de cada templo, el sumo sacerdote se encarga de organizar las actividades diarias. Éstas dependen de las órdenes impartidas por Morr, las cuales difieren en tal medida que han de considerarse por separado.

Los templos de la Orden del Sudario son lugares de sepultura, por lo que sus actividades diarias consisten en admitir a los muertos, llevar a cabo los rituales pertinentes, enterrar sus restos en el Jardín de Morr y custodiarlos de ladrones de tumbas y nigromantes. Los sacerdotes de menor categoría se encargan de casi todas estas tareas, aunque si un cadáver entra acompañado de un generoso donativo gozará de los cuidados de un clérigo de mayor rango. Naturalmente, los cuerpos de los nobles locales son admitidos por el mismísimo sumo sacerdote. Los templos urbanos suelen estar muy ajetreados, mientras que los rurales pueden celebrar un único sepelio al día (dependiendo del número de aldeas que atiendan).

Los templos de los Augures sirven como centros de orientación. Sus actividades se centran en un sacerdote (o sacerdotes) que posee aptitudes proféticas, y que de hecho ni siquiera tiene por qué ser el clérigo de mayor rango. Otros sacerdotes reciben a los visitantes, aceptan sus donativos y les conduce ante el profeta. La fama de dicho adivino determina el número de visitas que reciben estos lugares.

Muy pocos templos están tan ocupados como para que sus sacerdotes carezcan de tiempo libre. El culto permite cierto grado de ocio, y los sacerdotes de Morr suelen tener algunos amigos ajenos al templo. Sin embargo, el culto también cree que Morr envía instrucciones a sus clérigos a través de los sueños, y para seguirlas a menudo se requieren acciones fuera de lo ordinario.

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El culto predica que Morr se comunica con sus sacerdotes para conminarles a consolar o ayudar a los afligidos, y los clérigos (incluso los iniciados) responden a tales llamamientos sin titubeos. Los sueños que exigen otras formas de intervención deben discutirse con los demás sacerdotes del templo, quienes examinan sus propios sueños para confirmar la interpretación. En Cánticos del Cuervo se estipula que, en ocasiones, Morr puede enviar mensajes a un único sacerdote para poner a prueba el discernimiento de los demás, por lo que un sueño podría proceder de Morr aun cuando ninguno de los demás sacerdotes haya tenido sueños similares.

Si el sueño únicamente requiere de la intervención del soñador, casi siempre se le permite continuar. Toda acción que ponga en peligro al templo, o que implique la cooperación de otros sacerdotes, se evalúa mucho más rigurosamente. Si los intereses del templo (o de los sacerdotes residentes) se ven amenazados, casi todos los sacerdotes tendrán sueños que les impulsarán a defenderse. O al menos afirmarán haberlos tenido.

Los conflictos políticos internos de los templos de Morr suelen expresarse bajo la forma de sueños en los que se acusa a los sacerdotes rivales. Los templos cuyos sacerdotes poseen vínculos con la nobleza también son considerablemente más propensos a recibir instrucciones para intervenir en los asuntos de los vivos, mientras que aquellos con amistades entre los mercaderes suelen involucrarse más en los asuntos comerciales. Oficialmente, el culto sostiene que Morr envía instrucciones a los que están mejor capacitados para obedecerlas. Extraoficialmente, hay veces en que otros templos contratan agentes para asegurarse de que sus “sueños” no han sido inventados para ocultar corrupción política. Por supuesto, estos mismos agentes también son contratados por otros templos para descubrir si dichos sueños son un fraude, con la excusa de que un sueño enviado por Morr ha revelado al sacerdote contratante que el otro templo está corrupto.

Amigos y enemigos

El culto de Mórr mantiene relaciones amistosas con las demás religiones importantes del Viejo Mundo, pero no tiene amigos en particular. Sus principales enemigos son los Nigromantes, que saquean el reino de Morr con sus encantamientos, y el prohibido culto del hermano de Morr, Khaine, dios del asesinato. A veces hay roces y resentimientos entre los Ilusionistas que siguen a Morr y los devotos de Ranald.

Facciones

Sacerdote de Morr

La principal división interna del culto de Morr es la existente entre la Orden del Sudario, que lo veneran como Dios de los Muertos, y la de los Augures, que le rinden culto en su aspecto de Dios de los Sueños y las Profecías. Si bien la primera es mucho mayor, apenas si hay tensión entre ambos grupos, ya que sus respectivos seguidores aceptan la diversidad de aspectos que ofrece Morr.

Pero hay otra división del culto que sí provoca ciertas tensiones. Casi todos los sacerdotes de Morr permanecen en un templo y viajan muy poco. Otros, sin embargo, recorren todo el Viejo Mundo, normalmente siguiendo sus sueños. Este último es un grupo muy reducido, pero ningún templo ejerce autoridad alguna sobre estos sacerdotes itinerantes y, como viajeros que son, todos asisten al cónclave de Luccini, por lo que jamás se les ha acusado de herejía. Con todo, no son del agrado de la mayoría de los sacerdotes sedentarios de Morr, quienes les conminan a continuar su viaje cuanto antes. Por lo general, los sacerdotes itinerantes acatan esta petición con sumo gusto.

La mayoría de los augures itinerantes son miembros de los Predestinadores, una orden menor formal perteneciente al culto. Los miembros itinerantes de la Orden del Sudario no están organizados en una orden formal, pero aun así tienen mucho en común. Vagan por el Imperio administrando extremaunciones a quienes carecen de otros sacerdotes. Para ello normalmente deben viajar a lugares peligrosos en busca de cadáveres. Cuando los encuentran, celebran ritos funerarios por los fallecidos sin importar la antigüedad de sus restos.

Estos sacerdotes destacan por ser los únicos seguidores de Morr que entrarían en una tumba supuestamente llena de tesoros, únicamente para encargarse de las exequias de los cazadores de tesoros muertos en dichas trampas, para luego salir de la tumba sin haber tocado siquiera sus tesoros. También viajan a campos de batalla, aldeas destruidas por los hombres bestia y demás lugares peligrosos. Como la mayoría no pueden contar con los servicios de la Guardia Negra, a menudo viajan junto a otros aventureros. Wilhelm el Raudo es el más célebre de estos sacerdotes, famoso por su capacidad para celebrar un rito funerario completo en menos de un minuto al tiempo que huye de una hueste de orcos. Por supuesto, uno de los compañeros de Wilhelm es un juglar, por lo que es posible que sus proezas sean un tanto exageradas.

Los sacerdotes itinerantes prestan tanta atención a sus sueños como cualquier otro sacerdote de Morr, pero también atienden a los rumores y mantienen un ojo abierto en busca de cadáveres no reclamados. En general se implican en los asuntos de los vivos mucho más de lo normal para su culto, pero es evidente que su dios lo aprueba, ya que no tienen ningún problema a la hora de lanzar sus hechizos.

Órdenes Menores

Sectas Fanáticas

Morr posee un par de sectas fanáticas que le rinden pleitesía.

Templos

Vermintide Jardín de Morr Edificio Central

Los Templos de Mórr están siempre cerca de lugares de enterramiento y normalmente se usan sólo para servicios funerarios. Hay muy poco contacto entre los distintos templos, pero cada diez años se celebra una reunión general de todos los sacerdotes de Morr en Luccini, donde se debate sobre problemas teológicos y asuntos de doctrina.

Los templos y santuarios de Morr suelen ser estructuras sólidas y tristes, que se distinguen por su amplio portal con un pesado dintel de piedra, uno de los símbolos del dios. Casi todos están construidos con piedra y tienen una amplia entrada del mismo material y sin puertas ya que, aunque no son muy visitados por la masa de la población, las puertas de los templos de Morr están siempre abiertas, del mismo modo que lo están las puertas de la muerte y los sueños. Esta entrada está formada por dos columnas, una negra y otra blanca, que simbolizan la naturaleza dual de la divinidad.

Los templos de Morr suelen hallarse bajo tierra y siempre son muy tranquilos, frescos y con una ventilación excelente. Suelen estar desnudo: el mobiliario y otras comodidades son aportados por los visitantes. Otros detalles dependen de cada orden.

Los santuarios de Mórr tienen casi siempre forma de portal, consistiendo en dos pilares lisos y un dintel. En algunos casos, uno de los pilares es de basalto y el otro de mármol. Los seguidores de Mórr no suelen tener santuarios en sus hogares, pues se considera que sus símbolos atraen la mala suerte si son expuestos fuera del contexto funerario.

Jardines de Morr

Los templos de la Orden del Sudario son normalmente de planta rectangular, con varias cámaras laterales en las que se preparan los cuerpos para la inhumación. El altar principal se alza al final de la sala, en el extremo opuesto a la entrada, y tiene delante un féretro sobre el que descansa el fallecido durante el ritual funerario. Más allá del altar hay una puerta que conduce al Jardín de Morr. Los templos más grandes poseen varios altares para poder celebrar varios funerales a la vez; cada uno de estos altares tiene su propia puerta al Jardín. Estos accesos sí están provistos de puertas físicas, por lo que pueden cerrarse con llave.

El propio Jardín es un vergel de rosas negras cultivadas por los sacerdotes, salpicada de monumentos de piedra en honor a los muertos. En teoría todos estos monumentos han de ser pequeños, pero los individuos adinerados pueden convencer al sumo sacerdote de que “pequeño” es un término totalmente relativo; relativo al templo de Sigmar de Altdorf, por ejemplo. Los dolientes pueden visitar el Jardín acompañados por un sacerdote de Morr, pero la comunidad seglar tiene prohibida la entrada a los Jardines por sí solos. Para imponer esta prohibición, la mayoría de los Jardines están rodeados por altos muros de piedra, y sólo se puede acceder a ellos a través del templo. Los alojamientos de los sacerdotes suelen construirse a lo largo de uno de los muros del Jardín.

Warhammer Cripta Familiar

Los templos de los Augures suelen ser redondos y abovedados, con un óculo en la parte superior de la cúpula. Los proféticos augures se sientan en el centro de esta bóveda, rodeados de nubes de incienso. Los alojamientos y demás complementos forman parte del edificio principal, y se accede a ellos directamente desde el vestíbulo. Los templos de los Augures carecen de Jardín de Morr, pero no es nada insólito que haya templos de ambas órdenes principales juntos.

En ciertos lugares existen marcadas diferencias, como es el caso de Talabheim. La mayoría de la gente opta por ser inhumada en el bosque sagrado de Taal, el Taalwelt. Sus cadáveres son acarreados en procesión por un camino sagrado que conduce al correspondiente Jardín de Morr, en el cual descansarán durante algún tiempo. Finalmente, una vez completados los preparativos del cuerpo, éste es transportado a través de un portal consagrado a Rhya que recibe el nombre de piedra de término.

Miniaturas

Imágenes

Expresiones de Morr

  • salvado por Morr” – fallecido.
  • Si sales con la hija, conocerás al padre” - todo el que se arriesga continuamente a sufrir daños (y en consecuencia visita los templos de Shallya con asiduidad) acabará muriendo (y se reunirá con Morr)

Preceptos

Los sacerdotes de Morr son los encargados de cuidar de los muertos. Sus tareas son las siguientes:

  • Honrar todos los rituales funerarios y velatorios.
  • Oponerse a los nigromantes y los no muertos así como también a los seguidores de Khaine donde y cuando se les halle.
  • Ser respetuoso y atento con los muertos y con sus familiares.
  • Prestar atención y obediencia a los sueños.
  • No pueden negarse a celebrar un servicio funerario si se les pide que lo hagan.
  • No pueden entrar o perturbar un lugar de enterramiento adecuadamente consagrado a Mórr.
  • No pueden llevar a la existencia a un No Muerto a no ser que el mismo Mórr se lo autorice expresamente (por medio de una profecía, una adivinación o un sueño).

Fuentes.

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