La provincia de Ostland es como un brazo que rodea los hombros de las Montañas Centrales, y está cubierta casi en su totalidad por el ominoso Bosque de las Sombras. Hace mucho tiempo, durante la expansión del primer milenio, los Condes de Ostland extendieron sus fronteras hacia el interior de lo que más adelante se conocería como Kislev, fundando colonias para conservar lo que habían tomado. Esta iniciativa fracasó y Ostland se vio obligada a renunciar a sus últimas adquisiciones en territorio kislevita durante la era de las invasiones ungoles debido a la traición de los Emperadores de Talabheim. Ahora la única región de Ostland que no está cubierta de bosques es la ventosa Marca Septentrional que va desde Salkalten hasta la frontera con Kislev. Ostland es una tierra asolada por la guerra, y muchas de sus áreas han sido alteradas por el Caos. Hay gente que duda que vuelva a recuperarse jamás.
La Región[]
El Bosque de las Sombras, que se extiende hacia el suroeste desde la frontera con Nordland hasta el río Talabec, es lo que le viene a la mente a casi todo el mundo cuando piensan en Ostland. Oscuro, inhóspito y agreste, el Bosque de las Sombras parece el desván de un hechicero loco: su interior alberga muchos y extraños secretos, algunos incluso más antiguos que el propio Imperio y que es mejor no desvelar jamás. No comparte fácilmente dichos secretos, y muchos habitantes de Ostland están seguros de que el bosque rechaza su presencia, y de que incluso después de miles de años sigue sin haberse acostumbrado a que haya humanos con hachas y hogueras bajo las copas de sus árboles. Los leñadores y las demás personas que se adentran en el bosque aseguran que hay veces, cuando no están mirando, en que el bosque reconfigura sus senderos para confundir a quienes le enfurecen, y hasta puede que para conducirles a la muerte.
El Bosque de las Sombras no es sólo el hogar de grandes cantidades de presas de caza (como ciervos o jabalíes) sino también de criaturas viles como arañas gigantes, que aguardan a que humanos, enanos y halflings queden atrapados en sus pegajosas redes. Hasta la flora puede llegar a ser letal; por entre la espesa maleza acechan juncias de sangre, una zarza espinosa de inteligencia animal que se alimenta de la sangre de los seres vivos a los que atrapa.
Ocultas en el Interior del bosque también hay criaturas del Caos que ya se encontraban allí antes de la actual invasión. Tribus de hombres bestia y goblins que montan arañas gigantes se disputan la comida y el botín con los forajidos que huyen de la justicia del Conde. Antes de la guerra, la mayor amenaza consistía en las huestes lideradas por el terrible Minotauro Ragush Cuernos Sangrientos, que aterrorizaban a todos los que vivían en la zona entre Smallhof y Boven. Conocido por su ansia insaciable de carne, Ragush colgó una vez a todos los habitantes de una aldea de los árboles cercanos para usarlos luego como aperitivos (él lo llamó su "despensa"). Tras la invasión de Archaón, Ragush desapareció de la vista, no se sabe si se unió a los invasores o si murió defendiendo “su” territorio.
Las Montañas Centrales dominan el suroeste de Ostland. Todas las tierras que las rodean (Ostland, Hochland, Middenland incluso Nordland) las reclaman como propias, pero ninguna de ellas las gobierna. Antiguamente era el hogar de un reino de enanos que se escindió del Imperio Enano, Karaz Ankor, durante la guerra contra los elfos. Las leyendas hablan de la existencia de Karaz Ghumzul, un antiguo reino enano que fue abandonado a causa de los pieles verdes y los skavens, no sin antes que sus sacerdotes lanzaran una maldición. Desde entonces muchos prospectores y aventureros han buscado las minas perdidas de los enanos, pero ninguno las ha encontrado (a no ser que se cuenten entre los que nunca regresaron).
Al norte de Ostland se extienden las praderas azotadas por el viento de la Marca Septentrional, la única zona amplia abierta de toda la provincia. Aunque por ella pasa la carretera de Middenheim-Erengrado, hoy día apenas hay tráfico en ella. Aunque los ejércitos de Archaón se desviaron hacia el sur y no pisaron la Marca, la devastación de Kislev y los combates alrededor de Middenheim han hecho que sólo se vean exploradores y mensajeros por los caminos estos días. Muy poca gente vive aquí, aparte de unos pocos pueblos y aldeas dispersas, pese a que el Conde de Nordland ha reiterado una vieja reivindicación territorial sobre la zona que rodea Salkalten.
Lista de Condes Electores Conocidos de Ostland[]
Nombre | Cronología | Datos |
Wolfila. | Poco claro, alrededor del 1 C.I. | Rey de los Udoses |
Maximilian von Königswald. | ¿? - 2502. | Conde Elector. |
Valmir von Raukov. | 2502 - presente. | Actual Conde Elector |
Nota: En la tercera edición, Hals von Tassenick era el Conde Elector, siendo sustituido por Valmir en la cuarta.
La Gente[]
Los ostlandeses tienen fama de testarudos, y entre sus hermanos imperiales existe la duda de quién ganaría en un concurso de tenacidad entre un enano y un ostlandés que ya se haya obcecado con algo. Descienden de la antigua tribu de los udoses, son famosos por su terquedad desde los primeros días del Imperio. Se dice que cuando Sigmar convocó a las tribus para la lucha en la Gran Asamblea antes de la Batalla del Paso del Fuego Negro, tuvo que estar tres días discutiendo para convencer a Wolfila, el jefe udosiano, de que se uniera a él. Y cuando fue evidente para todos en el segundo milenio que no podrían conservar los territorios kislevitas, los Condes de Ostland insistieron en invertir sangre y tesoros para mantenerlos, sin importar cuánto los debilitara.
Los ahorrativos ostlandeses son célebres por su capacidad de supervivencia. Se dice que son capaces de comerse lo que sea; existen varias canciones satíricas sobre la famosa "sopa de piedras de Ostland". Son tan creativos en su frugalidad que, según un chiste popular del Imperio, los ostlandeses hacen "sopa de piedras" con una sola piedra por miedo a desperdiciar buenas rocas. Aunque esto es una exageración, es cierto que los ostlandeses son expertos a la hora de aprovechar al máximo lo que tienen, y que no les gusta tirar nada si todavía puede resultar útil para algo. A veces el conservadurismo les ha costado caro, como cuando los predecesores de von Raukov se negaron a emplear armas de pólvora porque de ese modo se desaprovecharían unas espadas y lanzas perfectamente útiles.
Las mejores cualidades de los ostlandeses son que mantienen la sangre fría en una crisis, son prácticos y nada propensos a darse aires. Se enorgullecen de su capacidad para sobrevivir y enseñan a sus hijos a tener bien alta la cabeza sean cuales sean las circunstancias. Este orgullo ostlandés les ha hecho mantenerse firmes frente a la invasión de Archaón. Aunque el enemigo no los consideró más que un obstáculo menor en el camino a Middenheim, el pueblo de von Raukov defendió cada centímetro de terreno con uñas y dientes. A menudo han luchado por una causa perdida, pero a veces su resistencia ha conseguido obligar al enemigo a vadearlos para poder seguir con sus planes (como ocurrió en Bohsenfels). Estas sangrientas victorias ya han pasado a la historia militar que tanto gusta a los ostlandeses. Se han dedicado muchos brindis a los caidos, y se harán muchos más antes de que la provincia sea restituida.
En cuanto a sus peores defectos, los ostlandeses son muy cabezotas, orgullosos e intolerantes. Odian desperdiciar, sea lo que sea, así como la "ostentación innecesaria". En sus borracheras más violentas les sale una fuerte vena envidiosa hacia las denominadas “provincias-granero” de Reikland, Stirland, Averland y la Asamblea. Los horrores de la guerra no han hecho más que empeorar esta tendencia. Ahora más que nunca, los audaces soldados brindan por las viejas glorias con vodka kislevita, sumiéndose en el estupor de la embriaguez, o en arranques de violencia desbocada. También despachan sin rodeos a los que se quejan de estar pasando apuros. Hay tantas familias pasando miserias en la actualidad, que basta el comentario de un noble descuidado sobre la "falta de servicios" para que se produzcan revueltas.
Como la mayoría de los imperiales, los habitantes de Ostland veneran a todos los dioses del Imperio y celebran sus Festividades. Pero sí hay un dios favorecido por encima de los demás, ése es Sigmar, a quien se adora con un grado de devoción que no es habitual en el este del Imperio. Muy pocos se lo explican, ya que están rodeados de regiones que se inclinan hacia Ulric, Taal y Rhya, aunque muchos aventuran alguna explicación. Los ostlandeses devotos dicen que deriva de la época en la que, poco después de la Fundación del Imperio, un gran dragón asoló Ostland. Los demás Electores y sus ejércitos temían enfrentarse a la bestia, por lo que Sigmar vino solo y la mató tras un intenso combate junto al Conde de Ostland. Por otro lado, los más cínicos sugieren que los ostlandeses son tan piadosos porque sus “pobres parientes" Electores no dejan de pedirles dinero a los reiklandeses adinerados, y por tanto necesitan tenerlos contentos. Sea cual sea el motivo, es un hecho que incluso la más pequeña de las aldeas de Ostland cuenta con múltiples santuarios de Sigmar.
Los ostlandeses son conocidos por el extraño ritmo y los matices kislevitas de su lenguaje. Suelen hacer una pausa en mitad de una frase. El acento de Ostland no se imita casi nunca, ya que está asociado con la pobreza.
Expresiones de Ostland:[]
- "¡Por los viejos soldados!": un brindis popular.
- "¡Bohsenfels, ensangrentada pero firme!": un brindis elegante.
- "¡En el barro, con la sangre y la cerveza!": un viejo brindis de Wolfenburgo.
- "Darle a la pierna": irse a un largo viaje, por ejemplo en "No he podido ser yo, agente, por aquel entonces estaba dándole a la pierna"...
Lugares de Interés[]
- Bosque de las Sombras.
- Caminata del Norte.
- Despensa de Kalkengard.
- Estanque Sagrado de la Madre.
- Fano de Sangre.
- Öbelstein.
- Salkalten.
- Schönfeld.
- Volganof.
- Wolfenburgo.
- Wurzen.
Uniformes y Heráldica[]
La provincia de Ostland está dominada por el Bosque de las Sombras y sus habitantes son famosos por su gran constitución física y tenacidad; y tienen fama de ser increíblemente resistentes o, dependiendo de a quién se pregunte, de simples y rudos. Sus exploradores se cuentan entre los más curtidos de todos y el estado aporta muchos de ellos a las fuerzas deKarl Franz. Las tropas visten de blanco y negro, una combinación que da lugar a uniformes partidos en dos o cuatro partes muy contrastadas. Las rallas, los cuadrados y los rombos suelen utilizarse en mangas y calzas.
Como no podría ser de otra manera, el toro de Ostland es un símbolo de tenacidad y fiabilidad, características muy comunes que quizás hayan heredado de sus vecinos kislevitas. En tiempos pretéritos, el estandarte provincial mostraba la cabeza de un toro, pero con el tiempo se ha ido haciendo más magnífico y recargado, y ahora el toro rampante representa el espíritu infatigable y la fuerza de la región. El famoso Arco del Dragón del Conde, reliquia de los gobernantes de Ostland, también se muestra en los estandartes regimentales y escudos de la provincia. Blanco y negro, muchas veces cuarteado los adornos son en rojo la heráldica un toro rojo rampante, o una cabeza de toro rojo.