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"Mira, el Príncipe Demonio llega con todo su esplendoroso equipo de combate. A su paso, los árboles chillan de rabia hacia el cielo indiferente y las piedras se retuercen de odio. Caza a los enemigos de su amo, pues su comida es la carne mortal y su vino las almas mortales.
Su amo lo ha equipado para la batalla. En su mano izquierda lleva un demonio subyugado en forma de espada. Su canto de sangre y odio retumba continuamente y llena el cielo con un sonido terrible que despierta a la muerte y acaba con la vida. En su mano derecha lleva un grupo de demonios, todos cazadores, que esperan el momento de liberar a sus perros, sedientos de sangre y cráneos y el sabor de almas inocentes.
Mira, el Príncipe Demonio. Ha llegado el tiempo de la desesperación.
"

"La Visión de un Príncipe Demonio", del Grimorio Daemonicus.
Príncipe Demonio Caos

Los Príncipes Demonio son los Paladines mortales del Caos que han logrado su vil deseo y han sido convertidos en demonios por los Dioses del Caos. Son poderosos más allá de toda posible comparación, criaturas señoriales con un poder terrible. Convertirse en demonio es la meta final de todos aquellos que siguen la senda del Caos. La demonicidad es la recompensa tras décadas de dedicación a los Dioses del Caos con la que se obtiene la inmortalidad y un poder y una fuerza inimaginables.

Dado que se encuentran en la frontera entre la mortalidad y la existencia demoníaca, los Príncipes Demonio pueden estar al mando tanto de legiones mortales como de legiones de demonios. Algunos Príncipes Demonio abandonan a sus seguidores mortales y penetrarán en el Reino del Caos para servir a su dios en otros mundos o dimensiones, mientras que el resto les servirán como generales y comandantes de las legiones demoníacas surgidas del Reino del Caos, a las que mantienen en el plano mortal gracias a su energía antinatural, destinados a continuar la guerra eterna para el provecho de sus amos. Otros, en cambio, siguen al frente de su horda, cuyos miembros adoran a su gran líder como a un semidiós, afirmación que no se aleja demasiado de la realidad.

A muchos Príncipes Demonio les trae sin cuidado que el campo de batalla haya cambiado y continúan arremetiendo y matando en nombre de su dios, igual que hicieron en vidas anteriores. Otros creen que han escapado de su papel de títere y anhelan convertirse en el Señor del Reino del Caos, sin percatarse de que trascender a otro nivel del Gran Juego simplemente los acerca más a la condena eterna. Las coronas de los dioses no están hechas para los mortales.

Descripción[]

Aunque hay muchos mortales que sirven al Caos (adoradores, tribus bárbaras y renegados de la sociedad humana) la mayoría de ellos tan sólo utilizan a los Dioses del Caos para aumentar su poder en un mundo donde el poder es difícil de conseguir. Estos mortales piensan que utilizan a los Dioses del Caos, pero a la larga no les supone ningún beneficio, ya que la condenación termina por llegarles tarde o temprano. Todas sus vanas maquinaciones y fechorías con el tiempo terminan por servir únicamente a sus amos, y su voluntad simplemente proporciona a los Dioses Oscuros más energía con la que crecer y conseguir aún más poder.

Príncipe demonio por Karl Kopinski

Pero hay quienes siguen al Caos con fe profunda y ferviente, entregándose a ello por completo, en cuerpo y alma. Existe un premio final para aquellos Paladines del Caos que muestran una total devoción hacia los oscuros Dioses del Caos. Si el Paladín sobrevive al sinfín de batallas, a devastadoras mutaciones concedidas por sus amos, y consigue el favor de los inconstantes dioses, podrá obtener la recompensa definitiva: la demonicidad. El dios del Paladín lo convertirá en un Príncipe Demonio, un ser de poderes divinos, condenado para toda la eternidad a la oscuridad y la destrucción.

Los Príncipes Demonio son poderosos más allá de toda comprensión. Han superado las triviales preocupaciones mortales, alcanzando el máximo nivel de poder, logrando la inmortalidad, y convirtiéndose en los enemigos de todo lo vivo. Hay muchos que se adentran en el camino de la condenación con la vana esperanza de conseguir el favor de los dioses, pero por cada Paladín que alza su cabeza y ruge su triunfo a los cielos como nuevo Príncipe Demonio, incontables miles de millones perecen en los campos de batalla o terminan sus vidas como un Engendro del Caos sin mente.

Es habitual que estos Príncipes Oscuros retengan gran parte de su personalidad, así como su intelecto y memorias, y de esta forma recordar la humanidad que han abandonado. Algunos consideran a los Príncipes Demonio incluso más peligrosos que los Grandes Demonios, ya que los primeros conservan gran parte de su individualidad e independencia a diferencia de otros demonios que solo son meros fragmentos e instrumentos de la voluntad de sus amos. De hecho, algunos de los Príncipes Demonio más antiguos y poderosos son adorados como deidades. Estos se convierten en dioses locales para los habitantes de las aldeas y tribus: actúan como intermediarios de su deidad protectora y sus palabras y acciones se consideran palabras y acciones de los propios Dioses Oscuros. Pese a ello, solo un Príncipe Demonio demente podría llegar a pensar que es más poderoso que los propios dioses.

En el momento de la transformación de un Campeón del Caos, alas parecidas a las de un murciélago o poderosas alas emplumadas brotarán de su espalda, llevándolo a lo alto para que pueda gobernar tanto los cielos como la tierra. Otros Príncipes Demonios podrían elevarse sobre crepitantes columnas de llamas, con los brazos extendidos mientras gritan alabanzas a sus dioses blasfemos. A algunos se les concede una belleza etérea o una maldad infernal que puede congelar a un hombre en el lugar mientras el Príncipe Demonio desciende de los cielos para alimentarse. Incluso hay aquellos con la capacidad de remodelar la realidad misma, tan hábiles en manipular los Vientos de la Magia como el más poderoso de los Hechiceros del Caos.

Así pues, una diferencia notable con los demonios convencionales es que los Príncipes Demonio no dependen tanto de las energías mágicas para materializarse en el mundo de los mortales. Estos monstruos se sustentan con la muerte y las plegarias oscuras de sus seguidores, a diferencia de sus semejantes que confían en los Vientos de la Magia para mantenerse en el plano mortal. De esta forma, los Príncipes Demonio cazan incansablemente a los enemigos de sus oscuros amos, siendo unos adversarios terroríficos puesto que para ellos la carne de los mortales es un capricho, y el alma de los mortales un deleite.

Aspecto[]

Principe demonio rostro

Los Príncipes Demonio son inmensamente grandes, destacando sobre las criaturas menores; sus cuerpos han sido transformados para adoptar una forma que agrade a su amo. Empuñan armas arcanas, muchas veces de naturaleza demoníaca, y están adornados con joyas cubiertas con los símbolos y las runas de su dios.

La variedad de aspecto entre los Príncipes Demonio es casi infinita, tanto en poder como en forma, según los antojos de sus dioses protectores. Algunos portan los regalos que recibieron cuando eran paladines, como brazos adicionales, tentáculos o piel escamosa, aunque hay características que comparten prácticamente todos los Príncipes Demonio. Por algún extraño efecto de la demonización, todos ellos tienen cuernos torcidos, unas garras asesinas y una cola retorcida y en forma de látigo. Igualmente, casi todos nacen con unas enormes alas, uno de los signos de los demonios, con las que pueden atravesar volando el campo de batalla para descargar sobre sus enemigos toda la potencia de sus armas. Aunque no necesitan armas (en muchos aspectos el propio Príncipe Demonio lo es) la mayoría de ellos llevan espadas gigantes saturadas de energía del Caos en estado puro o con el espíritu de algún demonio inferior.

Después, dependiendo de la deidad a la que sirvieran en vida mortal, adquieren características determinadas como reflejo de la naturaleza de su dios patrón. Algunos de ellos son guerreros temibles, en particular los Príncipes Demonio de Khorne, que pueden ser terribles criaturas, en un constante estado de ira, o pueden tratarse de poderosos guerreros llenos de disciplina y orgullo marcial. A los seguidores de Tzeentch que son elevados a la categoría de demonios muchas veces les son concedidos poderes de hechicería y sabiduría arcana. Los Príncipes Demonio de Slaanesh habitualmente son bendecidos con el don de la belleza física divina, incluso si sus almas son malignas y corruptas. Son los Príncipes Demonio de Nurgle los más transformados. Sus cuerpos podridos devastados por la plaga están inflados y hieden, recubiertos de mugrientos ropajes y armaduras oxidadas, y derraman pestilencia por donde pasan.

Tipos de Príncipes Demonio[]

Por norma general, los Príncipes Demonio se categorizan de la siguiente manera:

Sin embargo, existe otro tipo de Príncipe Demonio y este es el que sirve al Caos Absoluto. Estos Príncipes Demonio son muy raros y son aquellos que alcanzaron la demonicidad gracias a los Cuatro Dioses del Caos, por lo que los sirven conjuntamente y les guardan lealtad en igual medida.

Príncipes Demonio Conocidos[]

Miniaturas[]

Imágenes[]

Fuentes[]

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