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"Los habitantes de Estalia y del Imperio te asegurarán, de manera confidencial, que no hay ciudades en la región y que hasta el más grande de los llamados príncipes no es más que un advenedizo forajido. Aquellos que piensen en Magritta o en Altdorf cuando les hables de una ciudad tendrán razón al decir que en los Reinos Fronterizos no hay ciudades. Con todo, hay pueblos amurallados y sus ciudadanos, al no conocer nada mejor, los consideran grandes ciudades. Normalmente, esos lugares no son más que grandes fortalezas en las que se puede resguardar toda la población de una región durante una invasión. Cada uno de estos lugares tiene un príncipe y cada príncipe gobierna su propio y diminuto imperio, ya que en cada una de estas ciudades se pueden fácilmente reclutar una legión de granjeros"

Orfeo el Juglar explicando a Alkadir Nasreen, Pirata de Arjijil, cómo son los Reinos Fronterizos.

Al sur del Imperio se encuentra una escarpada y salvaje región llamada los Reinos Fronterizos, también conocida por algunos como la Confederación de Príncipes Fronterizos. Esta región meridional está rodeada por el Paso del Fuego Negro, las Montañas del Fin del Mundo, las Tierras Yermas, el Río de la Sangre, la Bahía Negra y Tilea y aloja pequeños reinos y principados. A diferencia del Imperio, Bretonia o incluso las Tierras Desoladas, la zona conocida como los Reinos Fronterizos no constituye una nación o un estado, sino más bien una vasta confederación de pequeños reinos. Esta región es un vasto territorio y el hogar de una multitud de pequeños reinos humanos que fueron establecidos por aventureros muy ambiciosos que buscaban crear un reino propio. Muchas veces, sin embargo, estos aventureros suelen estar formados por refugiados políticos o religiosos de tierras como el Imperio, Bretonia, Kislev, Tilea y Estalia.

La mayoría de los viejomundanos piensan y se refieren muy a menudo a los Reinos Fronterizos en la misma forma en que lo hacen respecto de las Tierras Yermas, un informe territorio sin ley lleno de bandidos y cortacuellos que, gracias a los dioses, están aislados de la civilización por las cordilleras montañosas de las Montañas Negras, Las Cuevas y los Apuccini. Aunque en algunas zonas de los Reinos Fronterizos existen gobiernos centralizados, la ausencia de leyes y la violencia son una constante.

Historia[]

Desde siempre, los Reinos Fronterizos han sido conocidos por ser una región convulsa, pero eso nunca ha impedido a las razas civilizadas tratar de colonizarla. Los Enanos fueron los primeros en explorar la región, construyendo fortalezas y asentamientos menores en los bordes montañosos que delimitan las fronteras del territorio y trazaron carreteras para comunicarse. Más adelante, los Elfos construirían algunas colonias menores en la región y comerciarían con los Enanos. Tras la Guerra de la Barba, los Elfos serían expulsados, y aunque los Enanos salieron victoriosos de la contienda, quedaron muy debilitados y poco pudieron hacer ante las crecientes hordas de pieles verdes. Más tarde, empezarían a llegar diversas tribus humanas a asentarse en la región, enfrentándose constantemente a la amenaza de los Orcos y Goblins.

Karitamen de joven orcos

El primer intento de conquista significativo de la región sería durante el reinado de Amenehetum el Grande en la antigua Nehekhara. Amenehetum quería reclamar todas las fronteras entre las Montañas y la Bahía Negra, y envió para ello a Karitamen, que aunque joven, era un gran guerrero y un excelente comandante, y al que con el tiempo se le conocería como el Escarabajo de la Muerte. Gracias a su genio táctico, derrotó a los Pieles Verdes y sometió a varias de las primitivas tribus humanas, expandiendo el imperio de Nehekhara todavía más al norte.

Contento con el servicio de Karitamen, Amenehetum concedió al joven señor de la guerra el dominio sobre la mitad occidental de sus conquistas. Estas legaron a ser su propio reino, y se volvió rey bajo el gobierno de Amenehetum, quien a su vez rendía pleitesía a Khemri. La extensión del reino de Karitamen solo puede suponerse. Los eruditos conservadores creen que era pequeño, insignificante, una simple nota en la historia, pero se comenta que una vez dominó toda la tierra lo largo de las Montañas del Fin del Mundo, desde las Montañas Negras en el norte, hasta el Mar Agrio al este. Aunque nadie puede decirlo con autoridad, pues no queda nada (o casi nada).

Los primeros años de gobierno de Karitamen fueron prósperos y su reino floreció con rapidez, lo que le hizo amado entre sus súbditos. Como noble de Nehekhara, era miembro del Culto Mortuorio y también ordenó la construcción de su tumba donde habría de reposar su cuerpo hasta que llegase el momento del despertar, pero a medida que pasaban los años se fue obsesionando con su propia mortalidad, y buscó la manera de vivir eternamente. Estudió magia y realizó investigaciones en busca de la inmortalidad, y aunque consiguió alargar su vida, fue volviéndose cada vez más déspota y menos humano con su gente.

Su pueblo, que antaño lo adoraba por ser un rey benevolente, se fue cansando de su cada vez mayor tiranía, hasta que empezaron a sublevarse. Hasta los nobles se cansaron de su gobierno y al final lograron asesinar a Karitamen. Siguiendo los preceptos del Culto Mortuorio, su cadáver fue embalsamado y enterrado en la tumba que mandó construir en el Valle Mortuorio, al norte del Paso del Perro Loco. Pocos años después, su reino caería, y todo su vestigio desaparecería con el paso del tiempo, dejando solo oscuras leyendas. Tras ello, la región regresó al estado de anarquía anterior.

Rutgar

Después de la Batalla del Paso del Fuego Negro , el Emperador Segismundo el Conquistador invadió rápidamente las tierras y erradicó lo que quedaba de la amenaza de los Pieles Verdes, formando eventualmente la Provincia de Lichtenberg en el proceso. Sin embargo, después de la caída de Lichtenburg en algún momento posterior de los siglos, las tierras eventualmente se convertirían en las fronteras a partir de las cuales se formarán nuevas tierras y nuevos reinos a partir de los desesperados, los corruptos o simplemente los aventureros.

Hace más de 1500 años, en uno de esos extraños momentos en la historia de la humanidad en que los Condes Electores del Imperio no estaban luchando entre ellos defendiendo sus tierras y sus vidas, los señores del Imperio dirigieron su atención hacia los fértiles valles situados al Sur de las Montañas Negras, entre el Paso del Fuego Negro y el Río de la Sangre. Durante los años siguientes tuvieron lugar numerosos intentos de colonizar la región, expulsar a los Goblins y reclamarla para mayor gloria del Imperio y sus habitantes. El descubrimiento de ricos yacimientos de oro en el Río Ciego y la abundancia de gemas preciosas en las colinas de las Montañas del Fin del Mundo indujeron a mucha gente a iniciar el peligroso viaje hacia el Sur en busca de fama, fortuna y prosperidad.

Otros, aquellos cuyas vidas eran más simples y humildes, fueron tentados a abandonar el Imperio con la esperanza de iniciar una nueva vida en los fértiles valles resguardados por las Montañas Negras; y también se sumaron muchos que estaban desencantados con la política del Imperio, que estaba desintegrándose rápidamente en manos de Emperadores incompetentes. Los líderes de estos colonos se autoproclamaron Reyes Fronterizos, aunque la mayoría habían sido nobles despojados de todo título y otros no habían sido más que simples bandidos. Con el paso del tiempo llegaron a actuar como señores absolutos de las tierras situadas más allá de las fronteras del Imperio y de los dominios del Emperador.

Caballero Bretoniano John Blanche

La organización feudal de los Reinos Fronterizos se estableció nada mas invadir Estalia el Sultán Jaffar de Arabia en el año imperial 1448. El ejercito del Sultán capturó la gran ciudad de Magritta a pesar de la fuerte resistencia estaliana y miles de inocentes civiles fueron esclavizados y llevados en barco a Arabia. El Rey de Bretonia, Louis el Justo, dirigió un enorme ejército de caballeros para expulsar de Estalia para siempre a las fuerzas de Jaffar y las persiguió por mar hasta Arabia. Allí los ejércitos de el Viejo Mundo derrotaron al Sultán tras una guerra que duró todo un año. A este conflicto se lo conoce como las Cruzadas contra Arabia.

En el Viejo Mundo se recibían muy pocas noticias de los progresos de los cruzados en la guerra de Arabia y, a pesar de los logros obtenidos, no tardó en reclutarse un gran ejército bretoniano de refuerzo. Este segundo grupo de cruzados, dirigido por el barón Tybalt du Bois de Balzac, se encaminó hacia Arabia por la larga ruta terrestre. Tras cruzar el Paso del Fuego Negro, en las Montañas Negras, esta segunda cruzada se topó con las tribus pieles verdes de la zona. Las batallas diarias entorpecían el avance de ejército del Barón, que tardó casi un año en llegar al puerto Enano de Barak-Varr, donde Tybalt conoció la noticia de que el primer grupo de cruzados hacía tiempo que había derrotado a Jaffar en Al Haikk. Para evitar la frustración de sus hombres, el buen barón decidió que, ya que Arabia estaba conquistada, él conquistaría el salvaje reino que acababa de cruzar. Los Reinos Fronterizos se formaron definitivamente tras vencer a las tribus Orcas del otro lado del Río de la Sangre.

La vida en los Reinos Fronterizos sigue siendo muy parecida a como era hace un milenio. Los descendientes del ejército del Barón Tybalt todavía gobiernan muchos de los reinos que conforman la región. Los Orcos siguen hostigando y atacando a los pobladores humanos y son frecuentes los conflictos fronterizos con los principados vecinos, feroces protectores de su independencia. Aunque los Reinos Fronterizos están en un permanente estado de cambios, durante los últimos años y décadas se ha ido incrementando la colonización de la zona; aunque ni mucho menos se encuentran completamente pacificadas, las salvajes tierras de los Reinos Fronterizos presumen ahora de un puñado de prósperas Ciudades-Estado.

Región[]

Pat-Loboyko Reinos fronterizos

El término "Reinos Fronterizos" abarca una gran diversidad de pequeños feudos y gobernantes. Algunos regentes son osados nobles imperiales llegados para avasallar y dominar una nueva tierra, mientras otros son renegados llegados de cualquier parte del Viejo Mundo: nobles caídos en desgracia, barones ladrones, reyes bandidos y ex-mercenarios, todos tratando de construirse un reino en medio del caos y el desorden.

Pocas zonas de los Reinos Fronterizos son muy fértiles; la mayor parte es desierto, e incluso en los valles donde recorren los ríos dadores de vida, el suelo es a menudo pobre. Sus bosques, consisten principalmente de los árboles cortos y espinoso que generalmente forman una maleza espesa y impenetrable.

Los reinos orientales están perennemente plagados de Goblins salvajes, y en muchas de las regiones montañosas hay bandas de mutantes. La presencia de tales criaturas pendencieras y desagradables hacen que el orden sea muy difícil de mantener, y a menudo tiene que ser comprado muy caro debido a la crueldad de los príncipes y sus hombres de armas.

En los Reinos Fronterizos las carreteras son pobres, y sus ríos se ven obligados a transcurrir a través de barrancos o caer sobre las cataratas. Por esta razón, no existe una causa común entre las ciudades dispersas, y los territorios sobre los cuales cada príncipe puede ejercer su dominio están lejos de ser amplio.

Las Cuevas, las altas montañas donde confluyen las cordilleras de las Montañas Negras, Grises y Apuccini, es un importante foco de esta tierra fragmentada. En cada ocasión en que se producen incursiones externas (sea obra de pieles verdes, seguidores del Caos, No Muertos u otras amenazas), los Príncipes sobrevivientes y sus ejércitos, se han reunido a la sombra de las montañas para acometerlas con fuerza y lanzar su contraataque. En todas las ocasiones triunfaron, a pesar de la total falta de ayuda de sus vecinos. Los verdes y suaves valles de Las Cuevas proporcionan excelente pasto para el ganado, y nutritivas, aunque modestas, cosechas. El terreno accidentado es además patria ideal de guerrillas, y toda suerte de bandoleros y pícaros aventureros tienen sus bases aquí.

Wh08 Campamento Bandido Yoann Boissonnet

Lo que no quiere decir que sean los mismos Príncipes bandidos y avispados aventureros. Al sur de las Montañas Negras y entre los Apuccini y la Bahía Negra, la región conocida como los Reinos Fronterizos es una zona escasamente poblada y bastante desierta, con regiones de indómita selva, en la que frecuentemente vagan Orcos y Goblins de las Tierras Yermas.

En la zona se han producido innumerables guerras de pequeña envergadura y conflictos fronterizos cuando los incursores han atacado los pequeños reinos o cuando los príncipes han pretendido aumentar de extensión sus propios territorios. Estos conflictos, junto con la constante presencia de Orcos y Goblins, adoradores del Caos y rapaces recaudadores a las órdenes de ambiciosos señores feudales, hacen que gran parte de la población tenga una actitud desconfiada y sospeche de todo, especialmente de los extraños. Si tenemos en cuenta todos estos peligros es normal que los viajeros que cruzan los Reinos Fronterizos lleven su espada y su monedero en la mano.

A lo largo de la milenaria historia de los Reinos Fronterizos, la mayor parte del paisaje ha permanecido salvaje. En su mayoría, la región esta surcada por llanuras llenas de pequeños árboles con espinas y los viajeros tienen cuidado de no internarse en las zonas con colinas, hogar de nómadas, pastores y alguna que otra banda de mutantes del Caos. Aunque hay muchos ríos y la lluvia no escasea, la región no es especialmente fértil. Debido a que no toda la tierra es adecuada para la agricultura, muchos de los señores locales vuelven su mirada a los territorios más prósperos.

Into-the-marsh-of-madness Marísmas de la Locura

El pueblo de pastores conocido como los Zani todavía intenta criar uros, una especie de bovino autóctono, en las laderas de la Montañas Negras. Los Zani bajan a las colinas de vez en cuando para atacar alguna que otra granja cuando la vegetación espinada de la que se alimentan los uros escasea, aunque estos pastores siempre son rechazados por los valientes defensores de los reinos. Es cierto que la reputación de tierra sin ley de los reinos no es del todo infundada. Los renegados y los fugitivos aun huyen al Sur para escapar del largo brazo de la ley del Viejo Mundo y los bandidos salpican el paisaje.

Muchos ven los Reinos Fronterizos como un lugar de paso en vez de un destino final. Los habitantes de esta región suelen vivir con lo imprescindiblemente necesario, lo que implica que no poseen muchas mercancías que puedan atraer a los mercaderes extranjeros. Sin embargo, la Vieja Carretera de los Enanos que cruza el Paso del Fuego Negro sigue siendo la ruta más segura y muchos de los mercaderes y cazatesoros que viajan al sur, hacia Arabia o Khemri, han cruzado los Reinos Fronterizos por ella. La Vieja Ruta de la Seda es una ruta mercantil de los tileanos, los Enanos de las Montañas del Fin del Mundo y las exóticas gentes del oriental imperio de Catai. Unos pocos señores de los reinos han intentado poner tasas y peajes a aquellos que querían cruzar sus tierras, pero estos intentos de obtener ingresos adicionales han tenido un éxito limitado. Por eso los Reinos Fronterizos siguen siendo lugar de paso de todo tipo de viajeros.

En los Reinos Fronterizos hay un próspero mercado de armas, diestros mercenarios y otros objetos militares, además de otros productos de muy diversas clases. Las pieles provenientes de las Montañas Negras suelen estar a la venta al sur del Imperio y, a veces, llegan productos exóticos de Arabia o incluso de Catai; entre éstos muchas veces se incluyen objetos de dudosa legalidad.

Mapas[]

Habitantes[]

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Aunque se pueden encontrar miembros de casi cualquier raza, los humanos son los más abundantes. Algunas zonas de los Reinos Fronterizos fueron colonizadas por primera vez durante las más tempranas migraciones hacia el norte de la humanidad (hace unos 3000 años), mientras que otras áreas han sido explotadas sólo recientemente.

La gente se instala en esta zona por diversas razones. Muchos son nobles exiliados de tierras civilizadas al norte y al oeste; otros, son aventureros, cansados de la autoridad; hay presos religiosos, y hombres locos. La ley y la autoridad central son inexistentes, con ciudades y aldeas que por igual, son fieramente celosas de su independencia, y esto atrae a quienes no pueden vivir en sociedades más rígidas.

Muchos de los nobles que viven en los Reinos Fronterizos descienden de caballeros bretonianos que lucharon contra los pieles verdes en la Guerra de Caballeros Noveles del Rey Charlen, proclamada en el año 2420 CI y que duró sesenta y ocho años y acabó hace tan sólo treinta y cuatro. Dichos caballeros no se marcharon en desgracia, y algunos de ellos aún deben lealtad a ciertos nobles de Bretonia, aunque teniendo en cuenta la barrera que supone Las Cuevas, este hecho es casi enteramente anecdótico.

Existe una amplia comunidad árabe en los Reinos Fronterizos. Diversos reinos son gobernados por líderes de Arabia, que decidieron probar suerte más allá del mar. Los más destacables de entre estos son Fatandira, Abdul Al'Shar y Luyt'ama Rah'slyn. Los nómadas también suelen rondar estas tierras, mayormente aquellos que viajan en dirección a Tilea. Enormes caravanas mercantes, repletas de riquezas y productos exóticos, son tiradas hacia las tierras del norte por los férreos camellos, siempre presentes entre el pueblo árabe.

Los nobles bretonianos de los Reinos Fronterizos suelen considerarse bretonianos y se preocupan por mantener su honor, en contraposición a los oportunistas que conforman los demás reinos de poca monta. Esto ha hecho que los bretonianos sean muy poco populares entre los demás habitantes de la región.

Escudos de los Reinos Fronterizos[]

Idioma[]

Comunicarse en los Reinos Fronterizos puede resultar complicado porque se trata de una tierra en la que se hablan diferentes idiomas. Aunque la mayor parte de la población habla (o al menos entiende) el dialecto reikspiel del Viejo Mundo, también se hablan muchas otras lenguas: bretoniano, tileano, estaliano, árabe, catayano y, cómo no, el Khazalid de los Enanos, el Eltharin de los Elfos y las del resto de razas que viajan por la región. Los lingüistas y traductores pueden ganarse muy bien la vida en estas tierras.

Asentamientos[]

Asentamiento Reinos Fronterizos

La mayoría de los habitantes de otras naciones humanas (como Estalia y el Imperio) asegurarán que no hay ciudades en la región y que hasta el más grande de los llamados príncipes no es más que un advenedizo forajido. Pueden encontrarse unos cuantos pueblos agrícolas prósperos, especialmente en los valles cercanos a Las Cuevas. Pero en sí, no hay asentamientos de ciudades de envergadura, y todos los pueblos están mucho más separados que en cualquier lugar del Viejo Mundo. En estas regiones suelen empezar las guerras los incursores y los aspirantes a conquistadores.

Con todo, sí hay pueblos amurallados de considerable tamaño y sus ciudadanos, al no conocer nada mejor, los consideran grandes ciudades. Normalmente, esos lugares no son más que grandes fortalezas en las que se puede resguardar toda población de una región durante una invasión. Cada uno de estos lugares tiene un príncipe y cada príncipe gobierna su propio y diminuto imperio, ya que en cada una de estas ciudades se puede fácilmente reclutar una legión de granjeros.

A pesar de su pequeñez, estos pequeños imperios tratan de expandirse como cualquier otro imperio del mundo. Esto tiene menos que ver con la codicia y la ambición de los príncipes como comúnmente se supone, y más que ver con la tendencia de la población a aumentar. Los hombres y las mujeres llevan vidas más cómodas cuando están protegidos por fortificaciones, y la población de ciudades amuralladas siempre crece a menos que se vean afectados por el hambre, la guerra o la peste. Como una población creciente ha de ser alimentada, el gobernante de la ciudad debe extender su dominio para abarcar más tierras de cultivos.

Guerras fronterizas por Pat Loboyko

En los Reinos Fronterizos, donde hay mucho terreno baldío, dicha expansión no es fácil, y el dominio que las ciudades tienen sobre sus tierras más exteriores suele ser débil, algo que queda demostrado tanto por la dureza del terreno que los separa de la sede del poder como por el resentimiento de los agricultores contra la imposición de los distantes propietarios.

Es bastante frecuente que estas comunidades agrícolas periféricas sean constantemente amenazadas por los merodeadores y bandidos que viven en el yermo vecino, y los hombres de armas que están estacionados allí deben ser valientes defensores, así como cuidadosos opresores. Tales situaciones producen personas adustas y desconfiadas, pero la mejor entre estas gentes es siempre dura como el hierro.

Listado de Ciudades[]

Imágenes[]

Fuentes[]

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