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Estandarte Tiranoc

Tiranoc es el reino más occidental de Ulthuan. Antaño fue el reino más próspero y hermoso de las tierras Élficas. Sus Majestuosos picos cubiertos de nieve se elevaban sobre las extensas llanuras cubiertas de flores. Sus habitantes eran grandes marineros que colonizaron una gran parte de la costa oriental del Nuevo Mundo. Las riquezas fluían desde esas colonias: oro para adornar las cúpulas de la ciudad; plata para forjar las carrocerías de sus carros; pieles para confeccionar vestidos invernales; y hierbas medicinales para curar las enfermedades. Los Aurigas de Tiranoc, famosos en todo el mundo por su pericia y audacia, recorrían las ciudades de mármol blanco. La gente era completamente feliz; disfrutaban de la paz y de las riquezas de su tierra.

Pero aquella época de felicidad estaba a punto de acabarse.

La Región

En los aciagos días de la Secesión, cuando los Elfos Oscuros rompieron con la gente de Ulthuan, Tiranoc sufrió amargamente. Aunque eran parientes cercanos de aquellos que seguirían las sendas oscuras, los habitantes de Tiranoc se mantuvieron leales a su herencia Élfica y pagaron un precio terrible. En el punto culminante de las Guerras de la Secesión, los magos Elfos Oscuros desataron energías mágicas terribles a las que los Magos Altos Elfos tuvieron que responder con contrahechizos tan increíblemente poderosos que todo el norte de Ulthuan quedó arrasado.

Mientras las Tierras Sombrías se desmoronaron y desaparecieron bajo las hambrientas olas, el reino sufrió amargamente. El corazón de Tiranoc se convirtió en una ciénaga a causa de una serie de enormes olas de marea que inundaron sus hermosas llanuras, bellas praderas y prósperos valles. Aunque las aguas finalmente se retiraron, Tiranoc había cambiado para siempre: sus magníficas costas habían desaparecido, y una gran parte de sus ciudadanos habían sido tragados por el mar, y solo aquellos que se aferraron a las rocas de sus montañas lograron sobrevivir, pues estás quedaron por encima de las aguas, como islas que se elevan entre las turbulentas olas.

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Tiranoc se vio anegada por el mar y desapareció casi completamente con sus ciudades destrozadas o sumergidas bajo las aguas. Sólo quedaron unas pocas y pequeñas villas y fortalezas en las laderas de los picos menores, tan solo una fracción de lo que antaño fuese un gran reino por encima del nivel del océano. Sus grandes ciudades habían sido devastadas y sus distritos mercantiles se habían hundido bajo el mar. Hacia el Este quedaba una delgada franja costera, como último vestigio de las enormes llanuras de Tiranoc.

Al acabar la Secesión, cuando los colonos regresaron del Nuevo Mundo, encontraron su tierra natal hundida y a sus parientes ahogados. El que una vez fuese el mayor y más próspero de los reinos Élficos había dejado de serlo.

Amargados, muchos de los colonos volvieron al Nuevo Mundo. Otros, incapaces de soportar tamaña aflicción, permanecieron en su patria y junto a muchos de los supervivientes rechazaron abandonar sus ancestrales tierras y juraron se afanaron por reconstruir su reino hasta alcanzar su gloria pasada tanto como pudieran. Con el paso de los milenios, casi lo han conseguido; han ido haciendo poco a poco y actualmente se levantan nuevamente ciudades prósperas en el Oeste, y aunque sus habitantes son poco numerosos, son muy valientes. La nueva costa de este continente, aunque menos fértil que las llanuras de antaño, ha sido plantada y cultivada, y una vez más los carruajes trotan por la franja costera.

Puesto vigilancia tiranoc

A pesar de su recuperación, Tiranoc sigue siendo una tierra maltrecha y destruida, aún en peligro de ser consumida por sus aguas. Es extraño encontrar en Tiranoc un corazón que no tenga amargura. Los Altos Elfos de este reino se han vuelto tan duros y despiadados como su tierra. El largo enfrentamiento para reclamar lo que era suyo les ha hecho fríos y mortíferos. Los habitantes de este reino no han olvidado el pasado, las canciones de tiempos pretéritos les recuerdan lo que perdieron, y en sus corazones sienten un odio irracional hacia los Elfos Oscuros de Naggaroth.

Cuando los Elfos Oscuros invaden Ulthuan, los ejércitos de Tiranoc son los primeros en tomar las armas. Son batallas sin cuartel, donde la perspectiva de la retribución da fuerza y resolución suficiente para vencer a cualquier enemigo. Más de un ejército de Elfos Oscuros ha sido aniquilado en Tiranoc mientras intenta dirigirse hacia las tierras más densamente habitadas del Sur y del Este. En el Norte de Ulthuan se desarrolla una guerra constante contra las incursiones de Naggaroth; el pueblo de Tiranoc y sus parientes del Nuevo Mundo se encuentran siempre en primera línea.

Uniformes y Heráldica

La rueda del destino de cinco radios es común en lo heráldica de Tiranoc. No solo evoca los rápidos carros del reino, sino también la creencia de su pueblo de que las injusticias y la destrucción que se cierne sobre sus hermosas llanuras serán vengadas algún día. Los halcones blancos son también símbolos comunes y significan libertad, y las alas del halcón de mar son habituales en los emblemas de Tiranoc, pues los nobles siempre aspiran a imitar la despiadada gracia de esta criatura.

Los rayos del sol representan la esperanza, y no solo se pueden ver en los carros de Tiranoc, sino también en los yelmos de los nobles que los manejan.

Tiranoc suele desplegar menos Yelmos Plateados que otros reinos. Hay muy pocos nobles en esa tierra y los que hay prefieren ver la batalla desde lo alto de un carro rápido. De hecho, para un noble de Tiranoc, combatir como un caballero suele ser prueba de que su familia ha perecido en los momentos más duros, y no puede permitirse el gasto de mantener un carro y todo lo que le acompaña.

Fuente

  • Libro de Ejército Altos Elfos 4ª Edición
  • Libro de Ejército Altos Elfos 7ª Edición
  • Libro de Ejército Altos Elfos 8ª Edición
  • Libro "Uniformes y Heráldica: Altos Elfos".
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