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Troll de la Montaña por Ryan Barger

Los Trolls son criaturas muy grandes, cuya apariencia encorvada y enfermiza parece desmentir el potencial natural que poseen. Son capaces de adaptarse físicamente a cualquier entorno, y depende de donde vivan su piel se tornará verrugosa, escamosa, viscosa o dura como una roca. Pese a sus muchas diferencias físicas, los Trolls tienen un aspecto horrible, un cerebro algo lento y un hambre eterna.

Descripción[]

Todos los Trolls son extraordinariamente (quizás incluso monumentalmente) estúpidos. A menos que sea acuciado por un hambre atroz, un Troll puede vagar sin rumbo durante días, o simplemente sentarse y quedarse embobado durante ese mismo periodo de tiempo. Esta perezosa lentitud en sus procesos mentales es sin duda un beneficio para el resto del mundo, pues si los Trolls tuviesen la suficiente inteligencia y capacidad de organización como para hacer maximizar la eficiencia de su poderío físico, probablemente nada podría pararlos.

Madtoof David Nash Troll

La combinación entre ser cortos de luces y tener un apetito indiscriminado significa que los Trolls se comen todo lo que pillan (y de hecho lo harán). Aunque generalmente prefieren la comida hecha de carne y huesos, entre cacería y cacería no le harán ascos a la madera, las piedras o incluso los pedazos de metal. Los jugos gástricos de un Troll son la sustancia más corrosiva conocida hasta ahora por la ciencia (y posiblemente también la más asquerosa), lo cual explica por qué son capaces de consumir cualquier cosa. Esta potente bilis hace que los Trolls sean muy codiciados por los alquimistas, los creadores de pociones, los hechiceros oscuros y demás artesanos peculiares. Asimismo, se dice que la sangre de Troll es especialmente efectiva en el tratamiento de la "putrefacción bretoniana".

Quizás la característica más conocida de los Trolls, no obstante, sea la capacidad de su piel para regenerarse casi a la misma velocidad a la que sufre daño. Si a un Troll se le corta la mano, inmediatamente le volverá a crecer una nueva desde el muñón; si es decapitado, se le formará una nueva cabeza sobre los hombros. Hay que dañar muchísimo a un Troll para impedir que se siga regenerando e incluso en dichos casos puede acabar reconstruyéndose por completo al cabo de un día. La única fuente de daño que los Trolls no pueden regenerar es el fuego. Por tanto, el único modo seguro de matar a estas criaturas es quemándolas hasta dejarlas convertidas en pilas de cenizas. Obviamente, esto es mucho más fácil de decir que de hacer.

Los Trolls viven solos o en pequeños grupos, preferentemente en regiones desoladas por las que vagan atacando a viajeros o asaltando aldeas aisladas. A menudo las bandas de Trolls se unen a tribus de pieles verdes, atraídos por la profusión de carroña y residuos comestibles que suelen generarse en dichos entornos. A veces, incluso, reciben el regalo de un Snotling o un prisionero que llevarse a la boca. Los pieles verdes utilizan estos "premios" para animar a los Trolls a que se queden con ellos, pues son aliados muy socorridos en cualquier pelea, capaces de aniquilar a cualquier enemigo.

Troll Vomit

No obstante, los Trolls son también tan tontos que les cuesta horrores comprender (no digamos ya obedecer) cualquier tipo de órdenes. Los Kaudillos más listos saben que, sin algún tipo de ayuda, un Troll ni siquiera será capaz de mantener su atención centrada en lo que ocurre en el campo de batalla. Si se les deja a la suya los Trolls se distraen con gran facilidad, y en vez de atacar se van sentando aquí y allá para comerse a los heridos, o simplemente se quedan mirando hacia la nada mientras babean. Un Kaudillo pielverde sólo logrará sacar algo bueno de una banda de estas salvajes criaturas si las dirige en persona, o al menos si encarga dicha labor a algún otro comandante Orco.

De todos modos, ni siquiera este nivel de control es suficiente para asegurar que los Trolls se comportarán "komo Gorko y Morko mandan", y se sabe de Trolls que súbitamente han dejado de prestar atención a un Kaudillo que les estaba gritando órdenes en plena cara, para comerse una roca de aspecto especialmente apetitoso o arrancar inadvertidamente unos matojos de hierba, como si la batalla que se desata a su alrededor no fuese con ellos.

A pesar de todo esto, lo cierto es que a un Troll al que se consiga llevar hasta el combate demostrará ser un luchador temible que machacará todo lo que se le oponga, usando para ello cualquier arma improvisada o incluso sus propios puños desnudos. Además, los Trolls tienen la asquerosa habilidad de regurgitar los contenidos de su estómago y arrojarlos contra el enemigo. Esta repulsiva forma de ataque lanza sobre sus víctimas una rociada de bilis y restos de comida a medio digerir, una pastosa mezcla con un poder corrosivo capaz de atravesar cualquier armadura, fundiendo el metal, la carne y hasta los huesos (sin duda una manera espantosa de morir).

Variedades[]

Troll AoR arte

Los hay de muchos tipos, ya que, como los pieles verdes, tienen una gran variedad de aspectos. Los tipos más frecuentes son los Trolls comunes, que pueden encontrarse en cualquier lugar adecuadamente apestoso, pero dado que los Trolls tienen a adquirir diversos atributos físicos de acuerdo a lo que comen, especialmente cuando su dieta está basada principalmente en un tipo específico de alimento, surgen algunas variantes. Igualmente, el Caos también afecta a estas criaturas, creando otras variantes aún más repugnantes que su congéneres "normales".

Miniaturas[]

Imágenes[]

Fuentes[]

  • Ejércitos Warhammer: Orcos y Goblins (6ª Edición).
  • Ejércitos Warhammer: Orcos y Goblins (7ª Edición).
  • Ejércitos Warhammer: Orcos y Goblins (8ª Edición), pág. 57.
  • Suplemento: Tormenta de Magia, pág. 103.
  • Total War: Warhammer.
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